Autor: Adela Sorrentino
PERSONAJE: GABRIELA (TREINTA AÑOS EN ADELANTE)
Escena en la calle.Gabriela aparece vestida con un conjunto apto para trabajar en una oficina o estudio.Lleva una cartera colgada del hombro,una carpeta en una mano y una bolsa de compras en la otra. Mira hacia lo lejos y hace el gesto de detener un colectivo
Bueno, acá está .Hoy no lo agarró la barrera. Milagro.
Hace el movimiento de ascenso y el de poner la moneda en la máquina
De ochenta.
Se mueve con cierta dificultad porque el colectivo está bastante completo hasta que encuentra un lugar donde pararse y tomarse de un pasamanos.
La hora pico, la hora pico .¿Cuál no será la hora pico en esta línea? Yo creo que el mundo entero toma el 59 a todas las horas del día….Y hoy no es el peor día. No…asiento no consigo – eso está claro- pero por lo menos se puede respirar y me puedo agarrar con firmeza del pasamanos sin compartirlo con nadie.
Mientras dice esto intenta poner la carpeta en la bolsa de papel para acomodarse mejor pero no lo consigue.
Ayer la tendría que haber dejado en la oficina la carpeta.Total…ya sabía que en casa ni la iba a mirar. No sé para qué me engancho,para qué le dije a Rosi que sí que cómo no, que yo la revisaba…
De pronto, Gabriela mira hacia el fondo y hace un gesto de incomodidad.
¿Ese gordito sentado en el fondo se está riendo de mí?.Me parece que sí. (Mira de nuevo con disimulo).Uy…el chico con la mochila ahora me lo tapa. ¡Deberían prohibir viajar con mochila en los transportes públicos! ¡Encima que la usan para asestarte golpes traicioneros, te tapan la visual ¡
Vuelve a dirigir su mirada al fondo
Sí, sí, se está riendo. Y por la posición en que está , no lo hace con sus compañeros de asiento porque sigue con la cabeza en dirección hacia …(con angustia) ¡ hacia el centro del colectivo donde estoy yo!
Gabriela empieza a recorrerse con la mirada.
¿Me habré abrochado mal el saco? Ay , debo parecer La Chilindrina.¿El primer ojal con el tercer botón? (se revisa con dificultad por la cartera, la carpeta y la bolsa.)
Se relaja
No, no, hoy no me pasó. En realidad, eso me pasó una vez sola hace como siete años, pero no me olvido más del papelón.
Vuelve a mirar hacia atrás
¡Pero se sigue riendo! Ya sé: la media….debo tener la media corrida .¡Ese maldito pequinés de la del 4º en el ascensor!
(Con voz paródica) Es cariñoooso, ¿viste cómo te saluda?
Como si a mí me importara el saludo de un perro a las ocho de la mañana , o a cualquier otra hora, seamos sinceros. Lo que pasa es que es políticamente incorrecto decir ¡no me gusta que los perros me toquen , ni me huelan , ni me meneen la cola siquiera!
Mientras dice esto trata de ver el estado de sus medias ,lo cual le exige ciertas contorsiones o movimientos muy incómodos.
No…Las medias están sanitas, impecables.Y después de todo, un punto corrido, un enganche no sería motivo de tanta diversión.Así que…
Bueno, no miro más.La indiferencia suele dar sus frutos.Cuando se dé cuenta de que no reacciono se va a dejar de hacer el gracioso.Sí, es lo mejor.
Mira hacia el techo , hacia las ventanillas, hacia sus pies, etc.
Pero ¡es más fuerte que yo! (vuelve a mirar de reojo) Justo ahora se va a bajar el grandote de dos metros de espalda y mientras toca el timbre me lo tapa un poco. Pero… (estira el cuello) ¡se sigue riendo!
¡Dios mío! ¿por qué a mí? ¿por qué de mí?
Pausa
Los ojos. Sí, eso debe ser. Se me habrá corrido el rimel.¡Debo de tener todo el ojo negro , chorreante! Eso me pasa por dejarme influir por la vendedora que te quiere encajar lo que tiene en promoción “que esta línea es de la misma calidad que la de Lancome…pero como recién la lanzan al mercado….Por eso es más económica….” Y como una en el fondo es una rata en busca de pichinchas, ahí están las consecuencias.
Mientras va dciendo esto hace complicadas maniobras para sacar un espejito de la cartera. Al fin lo logra y se mira.
No; no, el maquillaje está bien.Y este espejito es de aumento, así que…Podrían estar un poco más arqueadas y más largas las pestañas…En eso me engañó la promotora. Pero, correrse, no se corrrió nada .Todo prolijito, prolijito. (Desesperada) Entonces ¿de qué se ríe?
Me bajaría, juro que me bajaría y haría a pie lo que me falta o en taxi, pero de sólo pensar que tengo que acercarme a la puerta trasera, avanzar hacia él y quedar a pocos centímetros de su asiento, a su merced, bajo su control total, me tiemblan las piernas. Es demasiado.
Que se rían de una a cierta distancia ya es patético, pero que lo hagan en la propia cara ¡es intolerable!.
A lo mejor tengo suerte y se baja antes.Si ya estaba sentado cuando yo subí ,tal vez lo tomó en La Lucila, ya podría ir llegando a destino. ¿O piensa hacer el recorrido completo?
Mira a su alrededor
A los demás no parece importarles nada.Cada uno en lo suyo.Menos mal, por un lado, porque podría generarse un efecto cadena y estar todo el pasaje riéndose de mí, pero por otro lado, denota la burbuja del individualismo de esta sociedad, la falta de solidaridad ante el que sufre, (al borde del llanto ) el que es avasallado en su dignidad.
Vuelve a girar la cabeza hacia atrás
Y sigue…¡No lo puedo creer!
(Algo ilusionada) ¿Será una técnica de levante?. Tal vez oyó decir que una sonrisa siempre ayuda y ….Pero ¡diez minutos seguidos no puede ser! No debo autoengañarme ni interpretar cosas sin fundamento . ¿Para qué sigo con la terapia si no?
De pronto hace un gesto de alarma e intenta tomar la cartera que le quedó casi en la espalda por la carpeta y la bolsa que acarrea.
¿No habré agarrado por error la cartera negra hoy que me puse los zapatos guinda, no?
Por fin con una contorsión logra acercar la cartera a sus ojos y se tranquiliza porque es la que “corresponde”.
¡Ay, menos mal! Por un momento pensé que no había vaciado la negra y en el apuro había salido con esa, que encima tiene el herraje dorado.
(Con gran desazón) No sé. Me rindo. No sé qué tengo de malo para ser objeto de burla y hoy ni siquiera sube Julieta como tantas veces. A ella sí me animaría a preguntarle: “¡decime por favor, Juli, qué tengo porque me estoy volviendo loca!
De pronto ,Gabriela cambia de actitud ,se pone más tensa al mirar hacia atrás.
¡Por fin un movimiento en el asiento trasero! Se está parando la señora que está al lado de mi tortura. Le va a tener que pedir permiso porque el protector y la agarradera le impiden el paso .(Extremando la atención ) ¿Cómo? ¿Y ahora qué pasa? Él también se para .¡Qué bajito! Sentado no se notaba. La mujer le habla. Sí, se dirige a él mientras oprime el timbre y ¿le toca la cabeza?.
(Sorprendida) ¡Está con ella , entonces!
¡No lo puedo creer! ¡Le está sacando una máscara!
(Azorada) ¡Es un nene jugando con una careta llena de dientes!
Trata de recomponerse,de adoptar una postura “digna”
¿Cómo me iba imaginar algo así?. (Indignada)¡También, ciertas madres les permiten cualquier cosa a sus hijos con tal de no decir que no…!
Se hace una pausa.Gabriela suspira compungida
Si me hubiese puesto los anteojos de lejos, esto no me pasaba.
¡Pero me quedan tan ridículos!
FIN
Contacto: Autor: Adela Sorrentino adesorrentino@fibertel.com.ar