miércoles, 23 de mayo de 2007

OTRA VEZ JEHOVÁ CON EL CUENTO DE SODOMA

OTRA VEZ JEHOVÁ CON EL CUENTO DE SODOMA
De José Milián

Personajes:
Abraham
Jehová
Dante Alighieri

GÉNERO: Farsa documental.

Decorado único: Hospital de la Gruta. Aquí están los heridos. Camas de bambú y hamacas. Ventana al fondo improvisada. Piso superior hecho de varillas finas que más bien parece un puente colgante. Apenas hay espacio para moverse entre las camas y las hamacas.

LEMA: ¿Adónde vamos?
–A ser héroes.–
Cuadro I
“La vuelta a Sodoma”
Jehová se incorpora de un salto. Por las hendijas de la ventana entran rayos de luz que iluminan un poco su figura. Camina envuelto en una sábana y arrastra una pierna. Da vueltas sin saber adónde se dirige. Se detiene indeciso.
Abraham: (Desde otra cama.) ¿Por qué no me cuentas lo que vas a hacer?
Jehová: El clamor de Sodoma aumenta más y más... (Da tumbos.) Yo descenderé... (Señalando el techo.) hasta la ciudad, porque el pecado de ellos... se ha agravado en extremo.
Abraham: ¿Y qué piensas hacer?
Jehová: Destruir la ciudad... lloverá azufre... y plomo derretido...
Abraham: (Lo interrumpe.) ¿Destruirás también al justo con el impío? ¿Quizás hayan cincuenta justos dentro de la ciudad? ¿Destruirás también y no perdonarás el lugar si dentro de él hubiera cincuenta justos?
Jehová: (Tose y escupe.)
Abraham: Aleja de ti eso de que muera el justo con el impío... Nunca lo hagas.
Jehová: (Se le ve el rostro lleno de quemaduras.)
Abraham: ¿El juez de toda la Tierra no ha de hacer lo que es justo?
Jehová: (Con tono solemne.) Si yo encontrara en Sodoma cincuenta justos, perdonaría toda la ciudad por amor a ellos...
Abraham: ¡Quizás faltaran cinco, de esos cincuenta! ¿Destruiría por esos cinco toda la ciudad?
Jehová: No la destruiré si encuentro allí cuarenta y cinco.
Abraham: Tal vez se encontrarán allí treinta...
Jehová: No lo haré por amor a los treinta.
Abraham: No se enoje ahora, pero quizás se hallasen allí veinte.
Jehová: No lo haré por amor a esos veinte.
Abraham: ¿Y si hallase diez?
Jehová: No lo haré por amor a esos diez... (Lanza una carcajada y se despoja de la sábana. Arrastra la pierna hasta la ventana y la abre, la luz inunda todas las hamacas.) Dejemos entrar la luz en este recinto, para que los optimistas estén conformes, para que los amantes de la claridad no se asusten con nuestra tristeza. ¡Que la luz entre y nos ciegue con su brillo para que seamos felices! ¡Que desaparezcan las oscuras huellas del terror!
Abraham: ¡Deliras!
Jehová se desploma.
Abraham: Estás haciendo payaserías. Tengo hambre.
Jehová: (Se incorpora.) No acabo de acostumbrarme a arrastrarla. (Se frota la pierna.) (Recuperando su tono de arenga.) Que todas las generaciones se pongan de pie y vean este espectáculo que es la obra cumbre de la imaginación contemporánea. (Avanza por entre las hamacas.) Este es el gran momento de la historia. El gran exorcismo. Ahora todos están destilando su miseria, por eso no hay paz.
Abraham: (Lo intercepta y lo lleva hasta su cama.) ¡Habrá que inyectarte otra vez!
Jehová: (Se deja conducir y queda en el lecho mirando fijamente al techo.) Se dice que esta cueva estaba llena de murciélagos y de lagartos, ¿qué pasó con ellos?
Abraham: Huyeron, dieron paso a la vida, ¿no sientes el olor a éter?
Jehová: Huyeron, dieron paso a la vida, ¿a cuál vida?
Abraham: ¡Por qué hablar de eso!
Jehová: Tú no te desesperas. Somos pocos aquí. No hay peligro, ¡somos pocos!
Abraham: ¿Qué quieres? Llenar este lugar de heridos, para sentirte acompañado... (Vuelve a su cama.) ¡Ella está serena!
Jehová: ¿Quién es ella?
Abraham: La muchacha de ayer.
Jehová: ¿Llegó una muchacha, ayer?
Abraham: Sí.
Jehová: ¿Qué edad tiene?
Abraham: No se mueve. Parece estar aliviada.
Jehová: ¿Qué edad?
Abraham: Veintitrés años. (Pausa.) La niña...
Jehová: Sí, ya sé, la niña murió...
Abraham: La niña está perfectamente.
Jehová: ¿No está herida?
Abraham: ¿La niña? No, está dormida.
Jehová: La niña está dormida. Duerme el sueño eterno. Duerme para siempre. Es feliz porque duerme. Cuenta Dante Alighieri que al llegar a la mitad del camino de la vida se encontró de súbito sin saber cómo, sumido en medio de una selva oscura...
Abraham: (Lo interrumpe.) ...la niña no está herida.
Jehová: ¿Y la madre?
Abraham: (Silencio.)
Jehová: “Ella está serena”, ¿por qué no habría de estarlo en un lugar tan lleno de paz como este?
Abraham: Está herida.
Jehová: ¿Qué tiene?
Abraham: Cree que aún conserva sus dos piernas.
Jehová: (Se ríe.) ¡Qué espectáculo para la Divina Comedia! La civilización avanza a pasos agigantados, transformando la estética.
Abraham: ¿Por qué te ríes?
Jehová: (Se incorpora en la cama.) ¿Cuántas camas vacías nos quedan?
Abraham: No las he contado.
Jehová: Hay que contarlas. Una por una, quiero saber el porcentaje.
Abraham: Alguien se encargará de eso.
Jehová: Pero yo necesito saber cuántas faltan por cubrir.
Abraham: ¡Doctora!
Jehová: Eres un cobarde.
Abraham: ¡Doctora, la inyección!
Jehová: Sabes que las camas van a llenarse de heridos, aún faltan camas por cubrir...
Abraham: ¡La inyección, el calmante!
Jehová: ¡Y ahora una advertencia! Nunca dejarás esa cama vacía, cuantas veces salgas, volverás a entrar... pero no sólo eso, tendrás que compartir esa cama con alguien más...
Abraham: ¡El calmante, el calmante!
Silencio. Jehová se queda inmóvil. No es necesario que entre la enfermera.
Jehová: (Con mirada dulce, como si hablara a alguien, pero es más bien consigo mismo.) Usted ha estado allá arriba, en la superficie... ha visto,... ¿cómo están todos?
Abraham: Tranquilízate... pronto saldremos a ver el sol.
Jehová: Desde aquí abajo imagino el sol distinto. El sol nunca baña esta colina, pero usted ha visto hoy el sol...
Abraham: (Contagiado.) He visto también los niños descendiendo de uno en fondo... por el estrecho camino...
Jehová: ¿Y no temen los niños, ir tan temprano a la escuela?
Abraham: ¿Por qué no duermes?
Jehová: Quiero sentarme en una pequeña mesa, todos juntos, como en una gran familia... como todos los humanos...
Abraham: ¿Quién te enseñó eso?
Jehová: ¿Qué cosa?
Abraham: Esa “humanidad”.
Jehová: La “humanidad” es algo que nos perteneció siempre, supongo... sólo que...
Abraham: ¿Sólo qué?
Jehová: ...sólo que hemos ido evolucionando...
Silencio. Un viento helado mueve las hamacas.
Abraham: “She Knows only hungers”...
Jehová: ¿Qué dices?
Abraham: Recuerdo un artículo que leí en una revista.
Jehová: ¿Y qué quiere decir?
Abraham: ... “ella sólo conoce el hambre”... Ninh Ngoc Ny, vietnamese, age 6. Mother dead. Situation desperate. Lack food, clothing, everything. No tiene comida, ni ropa, ni nada. No money for school. Child sad.
Jehová: “Child sad”... ¿qué quiere decir?
Abraham: Niña triste... Después decía algo así como “Ayude a esta niña y estará ayudando a toda su familia”... Help urgent!...
Jehová: ¿Cómo se dice en inglés “yo soy humano”?
Abraham: “I’m human”.
Jehová: ...y “me cago en la civilización”.
Abraham: (Se ríe.) En inglés no se dice así. Hay una forma más sutil, por ejemplo: “I spit on the civilization”. Yo escupo la civilización... (Se ríe.)
Ambos presienten el placer del juego y se dejan llevar.
Jehová: Ellos son una porquería.
Abraham: They’re nastiness. (Se ríe.)
Jehová: Mamaron la leche de una perra. (Se ríen.)
Abraham: (Casi ahogado.) “They sucked... the milk... of a... dog”.
Jehová: Pero son felices...
Abraham: But they’re happy...
Jehová: Porque no les cuesta cara. (Se ríe.)
Abraham: Because it doesn’t cost dear...
Jehová lanza una carcajada estruendosa, se agita y golpea la hamaca.
Abraham: ¿Qué cosa no les cuesta cara? ¿La leche?
Jehová: No, la perra. (Se ríen.) Algo más, dime algo más.
Abraham: (Se lleva las manos al vientre para contener la risa.) ¿Qué más?
Jehová: Dime, “ella no tiene piernas”.
Abraham: (Casi mecánicamente.) She hasn’t legs...
La risa se ahoga. Silencio.
Jehová: Me gustaría saber si esa selva oscura, de la que habla Dante, se parece a esta selva...
Abraham: ¿Y cuando lo sepas?
Jehová: Entonces quisiera saber por qué tengo que vivir en el infierno de Dante.
Abraham: Dentro de poco podrás soportar estos resplandores y otros más fuertes... y sentirás en vez de dolor en los ojos, un gran deleite al contemplarlos.
Jehová: (Se lleva las manos a los ojos.) ¡No me obligues a mirar esa hamaca!
Abraham: No mires, cierra los ojos. Hay placer también contemplándose uno por dentro. Obsérvate.
Jehová: (Apretándose los ojos con las manos.) ¡Quiero mirar hacia dentro!
Abraham: Esfuérzate. Trata de ver.
Jehová: ¡No puedo!
Abraham: Te estás dejando llevar por la ira. Estás histérico. Eso te oscurece la inteligencia.
Jehová: ¿Alguien pudo hacerlo antes que yo?
Abraham: No.
Jehová: ¿Y cómo sabes que produce placer?
Abraham: Es una evasión. No se sufre, porque no se ve lo que nos rodea.
Jehová: (Con las manos cubriéndose los ojos.) ¡Ves, ahora veo!
Abraham: Estás equivocado, no ves nada.
Jehová: ¡Nos han cambiado. No estamos iguales por dentro!
Abraham: ¿Iguales a qué?
Jehová: A cuando nacimos. (Se lleva las manos a la pierna.) Ahora no puedo caminar. Tengo el cerebro lleno de odio. Quiero irme de aquí, pero tengo miedo de quedarme afuera expuesto a las bombas. No quiero morir. ¡No quiero seguir perdiendo pedazos!
Abraham: Ella no tiene piernas.
Jehová: Nos vamos pedazo a pedazo y la tierra nos recibe con la boca abierta. ¡Bestias! Nos están comiendo. Con la boca abierta. Y tú, pedazo de animal, me observas. Te recreas, el placer de verme desangrando... porque no son tus piernas. Con la boca abierta. A veces soy más tierra que carne. Y tú nunca has hecho nada por devolverme un brazo. (Pausa.) Toma, este es el tuyo, se te ha caído. Pero este es mucho más grande. No, perdón, pero este es muy pequeño. ¡Bestia! No encuentras el mío. Entonces dame cualquiera, lo importante es tenerlos completos. Abraham, ni siquiera te atreves a preguntar: ¿este es tu destino?, ¿lo escogiste tú mismo o te lo impusieron?
Abraham: (Se levanta aterrorizado. Jehová: se agita.)
Jehová: Estás ahí, dispuesto a gritar por otra inyección.
Abraham: No te lamentes más.
Jehová: ¡Un fósforo!
Abraham: ¿Para qué?
Jehová: Voy a fumar.
Abraham enciende un fósforo, Jehová toma un cigarro. Abraham le alcanza el fósforo, Jehová enciende el cigarro, y antes de apagar el fósforo lo acerca a Abraham. Abraham retrocede espantado.
Abraham: ¡Estás loco!
Jehová: Quería que supieras, lo que siento en la cara. (Se desploma.)
Abraham: ¡Ya basta! De nosotros se espera otra cosa. Trata de recuperarte, nos están esperando.
Jehová: Tengo miedo, una mañana al abrir los ojos...
Abraham: Duerme.
Jehová: Los héroes no tienen miedo Abraham, es lógico. Los héroes duermen, ahora duermen y mañana vuelven a ser héroes.
Abraham: La esposa del médico peleó en el frente estando embarazada, tenía ocho meses.
Jehová: (Dormitando.) Los héroes en el frente. Embarazados... la guerra tiene más de ocho meses... la guerra embarazada... al frente... las embarazadas... ocho meses tenía y... ahora tiene... una guerra...
Abraham: Tengo hambre. (Escupe.) Mi cama quedará vacía. Yo volveré con ellos... Él quedará solo.
Se escucha un coro de niños cantando. Las voces dejan un eco distante. Abraham va destapando algunos cuerpos que yacen en las hamacas, son maniquíes ostentando quemaduras o desgarraduras. Esto no es un sueño, es la realidad.
Cuadro II
“¿Quiénes son los culpable?”
Jehová: duerme. Abraham está sentado en cuclillas en su cama. Todos los cuerpos están al descubierto, menos el de ella.
Abraham: En este momento pienso en ustedes. En el fondo son todos pequeños miserables. Viven, que es el mayor pecado de esta generación. ¿Por qué? Porque los hombres del infierno de Dante, estos castigados, sin culpa, estos desgraciados inocentes, esperan de ustedes el gran acto heroico. ¡No el de llorar con ellos! Sino el de tomar conciencia de la verdadera culpabilidad. ¿Cuántos son los culpables? ¿Han reflexionado? Se han olido mutuamente en todos los rincones, defecan al mismo tiempo, generación tras generación, aspiran a los mismos placeres y van dejándonos a todos la misma herencia. ¿Y qué será del futuro? Porque ustedes no han pensado en eso. Sobre las camas se vive el presente. Todos viven el presente. ¡Ustedes son heroicos sobre sus camas! Y aquí estamos nosotros, los condenados a este infierno de Dante. ¿Abrigan la esperanza de ser los elegidos? ¿En qué sitio del planeta piensan ocultar su humanidad, que no les alcancen los fuegos destructores? Están sentados sobre las pequeñas brazas que más tarde serán los gigantescos tostaderos humanos. Los gigantescos hornos donde dejarán vuestros culos ardiendo. ¡Felicidades! (Llanto de un niño.) Saben lo que está pasando. Llora un niño porque quiere un caramelo. Pero él nunca dirá que el niño quiere un caramelo. Dirá que le falta una pierna o que quedó ciego porque le explotó una bomba al lado. Tal vez yo no tenga razón, pero pienso que llora por un caramelo. ¿Qué hago aquí?, pues, bien, yo soy uno de los condenados, mis hermanos y yo estamos condenados. Ahí los tienen, ella no tiene piernas, pero su hija está intacta. (Llanto del niño.) El niño llora porque quiere un caramelo. ¿Por qué ha de llorar un niño si le falta una pierna? Bay diría que “el desgarramiento de la carne”, etc., etc. Él tiene un temperamento sensacionalista. O todo es tremendo o no tiene razón de ser. A mí la realidad me ha enseñado que el caramelo y el niño son casi la misma cosa. Miento, fueron ustedes los que me enseñaron esos problemas acerca de los caramelos. Él es muy imaginativo. (Pausa.) Los demás se están recuperando. Claro que aún hay más, están en la superficie. La mayoría está en la superficie. Pronto volveré con ellos a la superficie, no hay que inquietarse. Nosotros, los de aquí abajo, sabemos que en la superficie no existe la seguridad. (El niño llora.) Por favor, no se dejen conmover, ustedes aún no corren peligro. Aunque he oído decir que pronto ampliarán este local para darles cabida a ustedes. No, aún no. Nosotros somos los primeros, tenemos ese derecho, porque debe ser así, supongo. (El niño llora.) Ese niño que está en la superficie, no llorará mucho tiempo. Bay debe andar cerca de la verdad cuando dice que no llora por caramelos. Ese niño llora a miles de kilómetros de distancia. Siempre estará lo suficientemente lejos como para no ser oído, me refiero a ustedes los indiferentes. Y mientras esto ocurre, a miles de kilómetros de distancia, hay héroes entrenándose para cortarle el vientre a un hombre o para apretar un botón. Los héroes modernos nos invaden desde todas partes, por el aire, por la tierra, por el mar. (Se incorpora.) Hay un gran silencio arriba. (Se acerca a la hamaca donde está el cuerpo de ella.) ¡Se está muriendo!
Cuadro III
“La divina mentira”
Ascensión hacia el infinito. El cuerpo de ella yace en el suelo. Los maniquíes han sido sentados de manera respetuosa. Rodeándola, Abraham está arrodillado junto a ella y Jehová de pie canta.
Jehová: (Canta.) No tratas de escapar
no podrás evitar esta luz
que todo lo penetra...
Atmósfera de encantamiento.
Abraham: (Rezando.) No trates de eludir esta
luz que todo lo penetra...
Jehová: (Canta.) “¡Mírala sin temor
que te vivificará”!...
Abraham: (Rezando.) “¡Mírala sin temor que te vivificará!”
Jehová: (Hablando.) Oh consorcio celeste que os sentáis a la mesa del cordero, si este mortal merece vuestra gracia, permitidle beber en la fuente de vuestra sabiduría...
Entre los dos sujetan el cuerpo de ella y lo inclinan para que beba.
Abraham: La más luminosa de aquellas almas, la de San Pedro, se acerca.
Jehová: Santo varón, a quien Jesús dejó las llaves, te ruego que interrogues a mi compañero sobre los puntos más graves de la fé...
Abraham: ¿Por qué?
Jehová: Es necesario.
Abraham: No podré contestar.
Se acerca San Pedro. No es necesaria ninguna alusión, ni ningún efecto especial, sencillamente los actores presienten su acercamiento.
Abraham: ¿Qué podría decirle santo varón? Os fijáis que la llevo a ella a su recinto. Sólo pido ayuda para llevar este muerto a la gloria. (Pausa. Espera respuesta.) ¿El santo varón no habla porque se ha quedado mudo? Y sin embargo sigue siendo un punto resplandeciente, como ninguna de las luces vistas hasta ahora. La mente humana es incapaz de concebir tal grado de luminosidad... (Esto último lo ha dicho tratando de encontrarle alguna belleza al texto, sin que le ocasione mucho placer.)
Jehová: ...Luz intelectual, llena de amor por nosotros, júbilo que trasciende el Universo, dulzura infinita...
Abraham: (En un tono coral.) ¿Dónde habéis dejado al niño?
Jehová: (Canta.) El niño está intacto
juega junto a un río
río maravilloso
con sus orillas cuajadas
de flores...
Abraham: (Hablado.) ¡Oh, maravilla, en vez de ser de agua es un río de luz! De su cauce salen centellas que se posan sobre el niño y luego embriagadas vuelven a sumergirse en la corriente. (Grita.) ¡No dejéis el niño solo!
Jehová: Elévate, asciende. Esta mujer es una rosa, más grande que todos los montes conocidos, magnífica, inmensa. Sobre ella ha caído la Gracia Divina...
Abraham: ...Por eso ha perdido las piernas...
Jehová: ...Su fragancia deliciosa es un himno de alabanza al creador...
Explosión lejana.
Abraham: ¡Mierda!
Jehová: Ella tiene la belleza infinita de María... ¡arrodíllense!
Abraham: ¡Perros! (Con cierta letanía.) ¡arrodíllense perros! ¡inclínense perros! ¡humíllense perros!
Jehová: (Tratando de captar de nuevo a Abraham.) Fíjate, se está elevando por la gracia infinita.
Abraham: Oh, tú... Virgen y madre... sin piernas.
Los maniquíes caen al suelo impulsados por un ligero temblor.
Jehová: (Enajenado.) Mira este ser que ella ha llegado hasta aquí, subiendo una por una, las gradas que desde el mundo lo apartaban de ti... (Abraham comienza a moverse inquieto, Jehová lo obliga a permanecer arrodillado.) Ruega para que le sea permitido ver con sus ojos humanos que...
Abraham: Toda la justicia divina... es imposible, que la belleza no existe... ¡no existe!...
Nueva explosión. Jehová vuelve en sí.
Abraham: ¡Veo la Luz Perfecta, el Poder Infinito, el Bien, el Amor y la Belleza Eterna...!
Jehová: No tengo palabras que puedan alcanzar a describir las celestiales llamas de este infierno.
Abraham: Hagamos un alto en el camino para confesar que falta fuerza a nuestra fantasía, que en el fuerte militar...
Explosión, sacudida de los maniquíes.
...militar de Dtrick, estado de Maryland, Estados Unidos, existe un centro especial.

Jehová: ¡Un centro luminoso!
Abraham: ...Para el estudio de los métodos de conducción de la guerra bacteriológica. Entre sus propósitos tratan de variar los virus de peligrosas enfermedades, de tal modo que los mismos se transmitan de una persona a otra por el aire...
Abraham: (Los dos cantan.) “Transmitirán enfermedades
y como la fiebre amarilla
Jehová y algunas variedades

de encefalitis...
Gloria a los pequeños insectos”.

Silencio. Los dos hombres se abrazan al cuerpo de ella.
Cuadro IV
“Los héroes”
Los maniquíes yacen boca abajo. La ventana está cerrada, un resplandor rojizo invade la escena. Jehová se arrastra solo por la habitación. Pasa por debajo de las camas.
Jehová: ¡Todavía no soy glorioso! Nos están quemando vivos, pero ahora voy hacia ellos. Llegaré, tarde o temprano llegaré. (Se detiene.) ¿Por qué trato de luchar, si desde el principio supe que estaba condenado? Estoy perdiendo el juicio. (Se arrastra.) Esta guerra es absurda. Esta guerra es inútil. La guerra viene a las camas, nos hace perder el sueño... y nos destruye. Pero nosotros seguimos avanzando porque tiene que haber un final. En la vida verticales, en la muerte horizontales. La guerra no se acabará nunca, el instinto va más allá, el hombre lucha por el amor, por los ideales, por la religión, lucha, lucha, lucha, esto es lo que hace inmortal su condición; pero el hombre es mortal. El hombre está condenado, desde que nace conoce su muerte, la imagina de todas las formas posibles y esto controla su vida hasta que llega el momento. Yo no imaginé mi muerte así, no tenía imaginación. En el mundo, sin embargo, hay mucha más imaginación para matar, que para vivir.
Está jadeando, desesperado y el cansancio físico lo paraliza, se siente entumecido. Solloza.
Mis hermanos no han llorado ni un solo momento, pero ellos no quieren esta muerte. (Grita.) ¿Me oyen? No queremos esta muerte. Hagamos un alto para descansar. Que las mujeres vuelvan a ser madres, para que los hombres puedan ser padres y los niños, niños. ¿Todavía no se han dado cuenta? ¿Qué esperan? ¿A dónde van con todo esto? Pero no somos nosotros, no somos nosotros. Los hombres tienen que ser héroes para defender su esencia.
Se dirige a los maniquíes.
¡Qué nadie llore! El enemigo no llora, el llanto es debilidad. Cuando llegue la guerra eterna los niños no jugarán jamás. La bomba atómica lanzada por los norteamericanos, por orden del Presidente Truman, horroriza a la humanidad. Los signos del zodíaco también están regidos por animales, cuando los animales que no tienen humanidad, dirijan nuestros destinos, seremos felices. Necesitamos presidentes animales, gobernadores animales, a los corrales, a las jaulas, dejen que ellos salgan y ocupen nuestros puestos, para que defiendan este planeta que va a la destrucción.
Aullido de dolor.
El cuchillo se hunde en el estómago y produce un placer frío, como la penetración del hombre a la mujer, un placer hacia la vida y otro hacia la muerte. ¿Cuál es la penetración más inútil?
Aullido de dolor. Ha llegado el momento de las torturas. Abraham desde el piso superior interpreta las escenas, es el que aúlla, Jehová continúa sin verlo. Utilizar proyecciones de torturas.
Pero nos jactamos de esa condición superior que tienen los hombres, que es la de pensar. Pues bien, pensemos, ¡jactémonos de saber pensar! Todos juntos. En 1941, Albert Einstein firmó el documento oficial, por el cual se pedía al gobierno, la fabricación de la bomba atómica. La suerte atómica está echada. Primero servirá para la guerra, para la muerte, algún día servirá para encontrar la paz.
Las proyecciones tórnasen alusivas a lo que dice Jehová, se ve a Einstein, a Galileo, a Nobel, a Arquímides, al presidente Roosevelt, a Robert Oppenheimer, a Truman, a Stimson, el secretario de guerra.
Roosevelt destinó seis mil dólares como los primeros fondos. Galileo Galilei ante la Inquisición, Roosevelt ha dicho: “¡Es necesario actuar!”
Abraham: (Como Roosevelt, exclama.) “¡Es necesario actuar, seis mil dólares es poco!”
Jehová: Los nazis llamaron al venerable artefacto “arma prodigio”.
Abraham: (Como Galileo exclama.) ¡Desgraciada es la tierra que necesita héroes!
Jehová: Y... Robert Oppenheimer cumplía 41 años...
Abraham: (Celebra el cumpleaños de Oppenheimer, canta.)
Happy birthday to you
Happy birthday to you
Happy birthday “mister átomo”
Happy birthday to you.
Jehová: El 1º de junio Stimson, secretario de guerra del presidente Truman, recomendó a su Presidente el lanzamiento de la bomba atómica sobre el Japón, lo más pronto posible y sin advertir al país enemigo la naturaleza de la nueva arma.
Abraham: (Como Truman.) Es necesario hacer una explosión de prueba. (Lee.) “Hoy 16 de julio se realizó la explosión... el bebé nació felizmente”... ¡Soy padre! ¡Soy padre!
Jehová: A partir de este momento... la muerte atómica invadió la conciencia de nosotros.
Escenas proyectadas de Hiroshima.
¿Por qué no podemos olvidarla?
Abraham: ¿Por qué vivimos en el terror constante?
Jehová: Nos acecha y controla nuestros destinos...
Cesan las proyecciones.
Bien, hagamos un alto para que descansen los seres quemados. Pronto recibirán una notificación para ir a reconocer a sus muertos.
Abraham: ¡A calmar el hambre terrenal! (Canta.)
Las pobres colonias,
civilizaciones dormidas,
que están esperando la luz,
no verán ni un poco
de desarrollo,
seguirán dormidas.
Jehová: ¿Qué haces lejos de la verdadera necesidad?
Abraham: Estaba haciendo la “verdadera necesidad”, fui al baño.
Jehová: ¿Cuándo piensas irte al frente?
Abraham: ¡Te veo en medio del calvario! (Pausa.) Hoy me quitarán el vendaje, pronto el médico vendrá con sus chancleticas de goma. El médico está orgulloso de su lucha contra la muerte.
Jehová: ¿Y tú?
Abraham: Mi lucha es más grande, pero más difícil. El médico quiere salvar uno por uno, yo a todos, al mismo tiempo.
Jehová: El médico cura y tú lo abasteces de carne.
Abraham: ¡Reptil!
Jehová: Tú lo abasteces de inocentes.
Abraham: Yo no provoqué la guerra.
Jehová: Pero participas, la aumentas.
Abraham: Me defiendo. ¿Has visto una aldea incendiada? Yo he visto muchas. He visto ancianas corriendo con sus hijos hacia un bosque, he visto a una arrastrar a su hijo muerto, por no tener fuerzas para cargarlo.
Jehová: ¡Qué entren en nuestras cocinas! ¡Qué se harten con nuestras interioridades! ¡Qué coman! He venido al mundo a vivir, no a precipitar mi muerte.
Abraham: La esposa del médico peleó en el frente, estando embarazada. Tenía ocho meses. Ese sacrificio ha permitido que puedas curarte y volver.
Jehová: (Acorralado.) ¡Yo no quiero salir de aquí! Tengo miedo. Me arde el rostro. No quiero morir quemado.
Abraham: Eres un cobarde.
Jehová: ¡Tú te has lamentado conmigo!
Abraham: Niños quemados por el Napalm. Cadáveres a montones sobre los campos. Fotos, fotos, a montones. Enterrados vivos en la tierra. Amarrados a buenos palos bajo el sol. Sangre que brota de las heridas de un cuchillo clavado en el vientre. ¡Esto no debe ser! ¿Qué culpa tengo de tener que dividir mi vida entre pelear y trabajar?
Jehová: Los niños quedarán marcados...
Al fondo cunas de niños que se mecen. Risas y aplausos.
Jehová: (Mece a los niños mientras recita una nana.) “Cuántos años viviré, que soy pequeño y no lo sé.”
Abraham: Ellos no son culpables...
Los maniquíes en el suelo. Las cunas movidas por Jehová.
Jehová: Sin cabecita, sin barriguita, sin pelito... sin paticas, sin manitos, sin, sin, sin, sin...
Abraham comienza a colocar los maniquíes en sus hamacas.
Abraham: Al día siguiente, sobre la loma alta, encendieron los enemigos una hoguera; le dijeron: “maldito rojo, ponte en la brasa”. Y del poblado Duong la gente relata que, serenamente, sin ningún miedo, el héroe en las llamas entró, con la sonrisa en la boca.
Jehová continúa meciendo las cunas.
Cuadro V
“Apocalipsis”
Jehová, sentado en el piso superior, aúlla con un libro en la mano.
Jehová: ¿Quién es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos?
Abraham, sentado entre los maniquíes que forman grupos, no responde.
Jehová: ¿Quién carajo es digno de abrir el libro y de desatar sus sellos?
Abraham se siente aludido por Jehová, pero no responde.
Jehová: ¿Quién es digno de abrir el libro...? (Lo lanza hacia el público.)
Abraham: Has ganado, Jehová, soy tu prisionero, elige mi destino y habrás satisfecho esa necesidad que tienen los hombres de igualarse a Dios.
Jehová: ¡Quiero ser yo mismo! ¡No quiero igualarme a Dios!
Abraham: Yo mismo, tan grande como Dios...
Jehová: Está prohibido hablar de política en este lugar. Lo prohíbo desde este instante.
Abraham: Hablé de Dios.
Jehová: Dios es política... Todo es política, no debes olvidarlo. La política no termina nunca, es infinita, como los hombres.
Abraham: ¿Hasta cuándo seré tu prisionero?
Jehová: La policía ataca una manifestación, la policía disolvió la manifestación a tiros y con gases lacrimógenos...
Abraham: ¿Quién es más indefenso?, ¿el prisionero o el guardián?
Jehová: Yo soy el que hago las preguntas. ¡Vuélvete!
Abraham se vuelve contra la pared.
Jehová: Así me gusta. El fondillo no es peligroso.
Abraham: ¿Sabes cuántos hombres como tú hay en Vietnam? Más de 395 mil soldados. ¿Estás contento?
Jehová: Lo sabía, estamos aprendiendo a manejar perros para utilizarlos...
Abraham: Entonces Sodoma será vencida por los hijos de puta.
Jehová: Estamos desesperados, la guerra “especial” es la guerra de la desesperación.
Abraham: (Bebe, se desespera.) ¡Soy inocente! Cumplo órdenes. Ante todo soy miembro de las fuerzas armadas norteamericanas, me hago digno de los Estados Unidos. ¡Me gusta la bebida americana!
Abraham: Bebe más. Todo lo que quieras.
Jehová: (Mira la botella, la rompe.) No era americana, era francesa.
Abraham: Esta guerra es también francesa.
Jehová: ¡Estoy harto! ¿Dónde está la gloria que me llevaré?
Abraham: Allá afuera hay un ejército de mutilados, se están levantando para reclamar sus derechos, entonces todo el que conserve su cuerpo en perfecto estado, será un anormal. Han transformado el concepto de la belleza. Los mutilados tienen necesidad de vivir.
Jehová: (Horrorizado.) ¿Qué es eso?
Abraham: No sé.
Jehová: Un aleteo que se acerca.
Abraham: Es la muerte.
Jehová: Son alas. Baten alas.
Abraham: Vienen por ti.
Jehová: ¡Vienen volando!
Abraham: Es tu conciencia, ¿no es más noble negarse a ser instrumento de destrucción, que venir a llorar con los remordimientos?
Jehová: Es inútil, ya están aquí.
La escena se llena de palomas que traen letreritos en las patas.
Jehová: ¡Socorro!
Abraham: Los letreritos piden la paz.
Jehová: Todo el mundo quiere paz.
Abraham: Pero cuesta cara, un precio muy alto.
Jehová: (Aúlla como al principio de la escena, al fondo se proyectan dos letreros, uno casi sobre el otro: “Destrucción de Sodoma” y “Apocalipsis”. Desde este momento, Abraham y Jehová representan ambos hechos, haciendo diferentes personajes y contribuyendo con sus cuerpos a lograr los efectos.)
Jehová: (Representa la “Destrucción de Sodoma”.) Todo lo que tienes en la ciudad sácalo, porque vamos a destruir este lugar. El clamor de este lugar ha subido hasta tal punto, que Jehová me ha enviado a destruirlo.
Abraham: (Representa “Apocalipsis”.) Toda criatura que está en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra y en el mar están gritando: ¡bendición, honra y gloria!
Jehová: (Golpeando furiosamente a los maniquíes.) Levántate, toma tu mujer y tus dos hijas que se hallan aquí, para que no perezcas en el castigo de la ciudad...
Los dos utilizan diversos objetos, incluso desde lo alto llueve polvo que los va confundiendo y que contribuye al aturdimiento.
Abraham: Y el cordero abrió uno de los sellos y uno de los cuatro animales me decía con voz de trueno: “Ven y ve” y miré, y vi a un maricón montado en un caballo blanco, tenía un arco y le fue dada una corona y salió victorioso dispuesto a vencer...
Caballos en proyección al fondo.
Jehová: Escapa por tu vida, no mires atrás, ni pares en toda esta llanura, escapa al monte, no sea que perezcas.
Aves espantadas en proyección.
Abraham: (Ahora responde a Jehová.)
Yo te ruego señor mío,
comprende que no soy
el cobarde más grande
de la humanidad, no me iré.
Hombres huyendo en proyección.
Jehová: Date prisa, escapa. Nada podré hacerte cuando hayas llegado al monte.
Proyección de aviones y bombardeos.
Abraham: (Continúa con el “Apocalipsis”.) Se abrió el segundo sello y salió otro caballo bermejo y al que estaba sentado sobre él fue dado el poder de quitar la paz de la Tierra y que se maten unos a otros y le dieron una espada.
Proyección del mar chocando contra las rocas.
Al abrir el cuarto sello,
la muerte estaba sentada
sobre un caballo amarillo
y el infierno le seguía y
tuvo potestad para matar
con su espada en
la cuarta parte del planeta,
con hambre, con mortandad,
con las bestias de la tierra
y con Napalm.
Llamas al fondo en proyección.
Jehová: (Ahora representa el “Apocalipsis”.) Hasta cuándo señor, santo y verdadero, hasta cuándo nos juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la Tierra.
Abraham: Y al abrir el sexto sello...
Proyectan al fondo del cielo con rayos y truenos.
Jehová: (Representa de nuevo a “Sodoma”, se revuelca entre los maniquíes.) No mires atrás, no mires atrás. El sol sale ya sobre la tierra, escápate y no mires atrás antes de que llueva azufre y fuego sobre Sodoma.
Abraham: Y se abrió el sexto sello, y hubo un gran terremoto...
Efecto de sonido de terremoto.
Jehová: Destruiré la ciudad, coño, y toda la obra de la creación... ¿A dónde escapar?
Abraham: (Ahora vuelve a ser hombre, angustiado por el final.) ¡Misericordia! ¿Dónde vivirá mi alma? Si matan a mis hermanos, ¿con quién vamos a vivir entonces?
Jehová: Entonces la mujer de Lot miró atrás a espaldas de su marido y vio que el humo subía de la tierra, como el de un horno, y medio ciega por el resplandor... vio un cuerpo volar sin su cabeza...
Proyección de explosión del vapor La Coubre.
Abraham: ¡Escóndame de la cara de aquel que está sentado sobre el trono! Mas no podré escapar no sea que me alcance el mal y muera.
Silencio. Cesan las proyecciones. Luz sobre Jehová, que hace el papel de Ignacio Hernández Fernández, obrero de La Coubre, sobreviviente.
Jehová: El guardia frente a mí, se esfumaba en el aire. Su fusil chocó con una pared y cayó al suelo. La cabeza del operario Manzanillo chocó con la puerta de un patrullero parqueado a dos cuadras. El cuerpo no apareció más. Frente a la proa del barco un estibador nada desesperado entre las llamas que cubren el agua. Su pelo se incendia, grita y ya no se le ve más. Francisco González se ha desintegrado. El muelle está regado de pedazos de carne y madera. La Coubre vuelve a sacudirse con otra explosión. El cuerpo decapitado de Juanito Rigores cae hacia atrás. La viuda de Francisco González vendrá todos los días al muelle a gritar: “¡rescátenlo!, ¡rescátenlo!”. Pero Francisco González se ha desintegrado. Yo no he visto nada, no he sentido nada. No supe que Fonfrías el oficinista había sido lanzado contra una pared y que se había incrustado ahí y que su cerebro se había hundido. No lo supe, porque me desperté siete días después. (Pausa.) Después que salí del hospital, empecé a dormir menos y menos. Cada noche menos. Me empezaron las crisis. Hasta que estuve dos años completos sin dormir. Es que... el barco me estalló a los mismos pies y la explosión me lanzó a 100 metros. Di con la cabeza. Todavía me queda un sonido a chicharras en los oídos, un sonido a hierro que cruje, que se parte, un sonido agudo que no se me quita, como si La Coubre estuviera en mi cerebro y el reloj todavía marcara las tres y ocho.
Cuadro VI
“La rebelión”
Los cuerpos de las palomas yacen por todas partes, los maniquíes continúan en el mismo desorden. El lugar es más bien un depósito de cadáveres. Se ha desintegrado poco a poco. Produce la sensación de un refugio destruido por una bomba. Jehová ha quedado ciego y una venda ensangrentada le cubre los ojos. Parece haber perdido la razón. Sonríe estúpidamente. Abraham, a su lado, fuma y lee en voz alta un papel estrujado.
Abraham: Es de 1962.
Jehová: Sí.
Abraham: ¿No has recibido otra?
Jehová: (Sonríe estúpidamente.)
Abraham: (Lo observa un instante, y luego fija su vista en el papel.) “Querido Bay... ya es muy tarde en la noche, a estas horas todas las puertas están fuertemente cerradas. Mientras te escribo, las botas de las patrullas golpean en las calles. También pasan de vez en cuando los jeeps con sus ronquidos. ¡Cuántos años hace que no puedo dormir tranquila! ¿No te das cuenta, mi amor, que es mucho tiempo sin ti? El año pasado recibí una carta tuya muy arrugada con las letras apagadas. Solita lloré al leer tu carta. Me asombré de ser tan fuerte. ¿Verdad que nuestra vida juntos duró muy poco? Parece mentira que a los tres días hayas tenido que irte, me parece que nunca te he visto de verdad, sólo en sueños.”
Jehová: Dice “sólo en sueños”.
Abraham: Sí.
Jehová: Sigue.
Abraham: “Cuando te fuiste nuestro amor había tenido su fruto, pero las torturas me hicieron abortar. ¡Es duro para mí! Un hijo tuyo hubiera aliviado mi soledad... y la espera hubiera sido mas corta. Me tranquiliza saber que otras sufren más. Por los alrededores hay patrullas que han comido carne humana. Le arrancan a los prisioneros el hígado y se lo comen, según la superstición, para obtener valor. Cuando violan a una mujer, la atan a una cruz y a eso lo llaman el ‘suplicio de la Santa María’. Hace poco una mujer fue presa por la banda de Nguyen Lac Hoa en una operación de rastrillaje. Los soldados comenzaron a violentarse con ella. Ella les recordó a sus hermanas y a sus mujeres y les preguntó si les gustaría que las ofendieran a ellas. Les dijo que era casada y que tenía hijos. Un soldado le preguntó cuántos niños tenía. Ella le dijo que dos. Entonces el soldado dijo: ¿nada más que dos? Con una madre de dos hijos uno puede complacerse bastante. La arrastraron, ella se aferró a una columna gritando. La desnudaron y así la llevaron al cuartel del Sub-sector. Le hicieron el ‘suplicio de la Santa María’ y luego le rajaron el vientre, le sacaron el hígado y lo cocinaron. El marido pudo vengar, al fin, lo que le hicieron a su esposa. Tu hermanita Muoi ya se casó, no tiene hijos todavía, está viviendo con tu mamá. Aquí todos pertenecemos a las organizaciones. Solamente te deseo, mi vida, que tengas salud”... (Abraham se detiene.)
Jehová: Espero que algún día, yo pueda regresar.
Abraham: (Dobla el papel.) ¡Guárdalo!
Jehová: Ya no me arde la cara. (Guarda el papel.)
Abraham: Estás aliviado.
Jehová: Siento un gran vacío en los ojos, un frío... ¡Es horrible! La gelatina llameante no puede quitarse cuando toca la piel. Cada día hay más perfección, hay hasta bombas que esparcen agujas, que se clavan en la piel.
Abraham: “Hormigas contra hormigas”. La hormiga blanca toma ciertas medidas contra la hormiga roja, después de una incursión en busca de alimento. Pero después de todo no se trata de hormigas, sino de hombres.
Jehová: Somos uno de los pueblos más hermosos del mundo.
Abraham: Pienso en los niños.
Jehová: ¿Y si nunca ganáramos la guerra, esta a su vez no se extendería a otros pueblos?
Abraham: ¿A otros pueblos hermosos físicamente?
Jehová: (Se ríe.) ¿Y esos pueblos no tienen miedo?
Abraham: Si no tienen miedo, peor para ellos.
Jehová: ¿Amarías a una mujer con el brazo amputado?
Abraham: ¿Y por qué no? Ella me amaría a mí con una pierna amputada.
Los dos se ríen. Coral al fondo de quejidos.
Abraham: Sienten dolor.
Jehová: No podré soportarlos.
Abraham: ¡Viva el siglo xx!
Jehová: No puedo mirar a mi alrededor.
Uno de los maniquíes comienza a arder.
Abraham: ¡Fuego!
Jehová: ¿Qué sucede?
Abraham: Se ha dado candela para protestar, quiere detenerlos.
Jehová: ¿Y las palomas?
Abraham: Están muertas.
Jehová: Huelo la carne quemada.
Abraham: Quiere detenerlos, pero es un sacrificio inútil. Por un instante observan esta maravilla de la naturaleza, el cuerpo cruje y él no grita, las llamas consumen sus huesos, pero él no grita.
Jehová: ¡Quiere detenerlos!
Abraham: Pero ellos están locos.
Jehová: Washington está demasiado lejos...
Abraham: (Dice las palabras de Nguyen Van Troi.) “Quise matar a McNamara porque es enemigo de mi patria. Asumo toda la responsabilidad.”
Jehová: ¿Quién es? ¿Quién eres?
Abraham: “No he cometido ningún pecado, son los norteamericanos los que han pecado.”
Jehová: ¿Dónde expiarán sus pecados?
Abraham: (Como él.) En este planeta. No podrán esconderse en las cuevas huyendo al Apocalipsis, no tendrán lugar en las cuevas...
Jehová: ¿Todavía arde?
Abraham: Sí, arde, arde. Sus oraciones me enloquecen. ¿Cómo es posible que tengamos que recurrir a esto?
Sigue la coral.
Jehová: ¡Los oigo! Lloran. Ha llegado el momento. Las voces vienen de todas direcciones... (Se pone de pie y camina dando tumbos.)
Abraham: Fuego, el hombre se inmola como un Cristo, en la tierra donde no existen los Cristos. Pero no cabe duda de que ese olor a carne quemada es un olor más agradable que el que deja el Napalm.
Jehová: ¡No puedo más!
Abraham: Eso no, eso no. Hemos llegado al límite pero no pediremos socorro.
Jehová: (Extiende una mano y abre desmesuradamente la boca. Hay una espera angustiosa. Se proyecta hacia el público.) ¡Socorro!
Abraham: (Lo sacude para hacerlo razonar.) ¿A quién le pides? ¿Quién tiene que oírte?
Jehová: Primero los leones abrieron sus bocas para que los cristianos metieran sus cabezas, después los crematorios abrieron sus puertas para que los judíos metieran sus cuerpos... después Vietnam será la hoguera para convertir a los hombres en antorchas y, por último, el planeta Tierra estallará por todas partes, para que las flores ya no existan.
Cesa la coral.
Abraham: ¡Sígueme Jehová!
Jehová: No quiero salir de aquí.
Abraham: Ven despacio, olvida que con los pies estás tocando cadáveres. Mañana me voy, a mí me esperan. Tú estarás en un lugar seguro. Y yo volveré a buscarte.
Jehová: ¿A dónde vamos? ¿A ser héroes?
Abraham: Sí. Cuantas veces sea necesario.
Jehová: Soy un ciego. Para mí el mundo ha muerto. No lo volveré a ver.
Abraham: Ya lo verán otros. Ven.
Jehová: Sí, tienes razón, lo verán otros, pero yo no.
Abraham: Sin embargo, el resplandor te molesta.
Jehová: Sí, me molesta.
Abraham: Además, la Biblia se equivoca. Estoy seguro de que en Sodoma habían más justos que impíos... (Llevándose a Jehová.) Esta guerra hace mucho tiempo que ellos la han perdido.
Jehová: No debemos abandonar nunca a Sodoma, no hay que dejarla sola... No hay que dejarla sola...
Ambos desaparecen.
Cuadro VII
“Alucinación”
Silbido que va aumentando. Explosión atómica. Escenario a oscuras. Atmósfera rojiza.
Voz de Jehová: ¿Dónde está Shakespeare? Como un volar de alas hacia el infinito. ¿Y dónde está Picasso? Hacia el infinito. Rescatando niños...
Se distingue un púlpito. Al fondo como el auditorio para el orador. Fotos de animales y bacterias. Entra Dante Alighieri con papeles en las manos, ocupa el púlpito y se dirige a las bacterias.
Dante: ¿Sería este el momento esperado? ¿No era ahora que vendría el Salvador prometido por Cristo en el Evangelio de San Juan? ¿O ya nos visitó el Salvador? De todas formas han presenciado el infierno moderno, pura fantasía, pura enajenación, que no tiene nada que ver con el que yo escribí, ni con el arte. Este infierno ha sido construido con los cimientos de nuestros abuelos y por ustedes mismos. Yo hice el mío pero no sirvió para nada. Por eso ha quedado demostrada la inutilidad de la Literatura. Nadie se horroriza. El miedo murió desde que se inventaron los Coney Islands, o quizás antes. La Literatura no sirve para crear el miedo. Yo soy un fósil honorable. El catolicismo es un cadáver embalsamado que se mantiene en pie gracias a inyecciones diabólicas. Soy la hoguera de la Edad Media. El pequeño volcán. Dante Alighieri. La única luz capaz de guiarlos a ustedes por esta antigüedad que se llama vida.
Voz de Jehová: Hemos vuelto al principio. De la nada a la nada.
Dante: ¡Viva entonces la imaginación! ¡Viva la enajenación!
Voz de Jehová: ¿Quiénes tienen el privilegio de ser espectadores?
Dante: ¡Me opongo, sí señor! Me opongo a esto que huele a derrotismo. La destrucción no sucederá. Hitler de la Paz, donde quiera que estés, ruega por nosotros...
Risas al fondo. Se ríen las bacterias.
Voz de Jehová: ¡Ave María, llena eres de gracia!
Dante: ¿Se ríen de mí? (Pausa.) No importa, no queda otro remedio que agrupar nuestras moléculas en el espacio, la materia no desaparece, mister Hitler de la Paz. Molécula sobre molécula. Siento un eco lejano y un mal olor.
Voz de Jehová: Un pequeño gesto y al carajo los seres humanos, y los seres animales y los seres seres. ¡Adiós al progreso!
Risas al fondo.
Dante: Aquí llegan flotando las moléculas organización... moléculas del arte, moléculas militares, moléculas diplomáticas, ferroviarias, en fila, en orden...
Voz de Jehová: Él no puede organizar porque no distingue una de la otra.
Dante: Vamos a llevarnos todas las glorias a otras galaxias, latiendo en otras galaxias.
Voz de Jehová: ¿Has visto a Abraham entre ellos?
Dante: No.
Voz de Jehová: Entonces está vivo.
Dante: Las estrellas no lo han traído, ni el Sol, Abraham está vivo.
Voz de Jehová: ¡Abraham, Abraham!
Dante: ¡Salvado, salvado! La insurrección, la revolución. Está salvado. Habrá otro mundo a pesar de mister Hitler de la Paz. Que germinen las nuevas semillas que están flotando en el vacío, que comience el acto sexual de la madre tierra desaparecida, en algún sitio fecunda. ¡Germinación! Andamiaje para la nueva construcción. Levántate, Abraham, donde quiera que estés.
Coro al fondo entona una coral.


FIN