viernes, 25 de mayo de 2007

NOVIEMBRE ES LA PROMESA

Autora: ROXANA ARAMBURÚ
Contacto: lobiaramburu@yahoo.com.ar

ESCENA 1
Interior de un departamento pequeño. Al costado, una cama. La mesa está preparada. De espaldas a Lucio, Mara habla mientras se ocupa de algo de la cena: adereza la ensalada, descorcha una botella, lava alguna vajilla. Lucio, con las manos en los bolsillos, revuelve monedas. No la escucha.

MARA: - ... entonces ellos salen a una especie de terraza, muy grande, con un balcón hacia el parque que era gigantesco, mirá, hasta tenían una glorieta, ¿o una retreta se llama? bueno, esos lugares donde se pone una banda de músicos, al aire libre; hay una parte en que aparece la hija mayor con el borrego que le gustaba que después se hace nazi, qué digo la glorieta, ¡un lago tenían! no era un fondito cualunque, no... Bueno, te decía: venían del comedor, habían estado los chicos dando las buenas noches, todo el batallón, y la otra, por supuesto, los acompañaba. Ahí hay miradas, incomodidad, bueno... se van todos, los pendejos y ella. El viejo estaba todo el día con el pito en la boca y los trataba como soldados. Entonces la pareja, después de cenar, sale a tomar el fresco de la noche, ella tiene un vestido de fiesta tipo strapless, divino, largo, un poco brilloso, tiene una cinturita así de chiquita y es tetona, el vestido es bien escotado y sin breteles, pero ¿viste? de ésos que tienen unos corpiños armadísimos que parece que las tetas van en una bandeja. A Lucio ¿Me pareció, o estabas silbando? Vuelve al relato Creo que ella lleva un foulard, ¿sabés qué es un foulard? es una especie de chalina, de pañuelo largo de seda, muy fino... super elegante. Preciosa, un cutis de porcelana, una cabellera cortita pero bien… como se usaba en esa época, ¡más vale!; ella era aristocrática, creo que tenía un título de nobleza; sí, era baronesa. Y él, era capitán. Siempre distante, con cara de culo, pero qué lindo… Espectacular, nunca vi un tipo tan pintón, salvo Cary Grant. Pero Cary era como latino, más negrito, más vernáculo. ¿Entonces ella qué hace? A Lucio ¿Podés dejar de hacer ruido con las monedas? Me ponés nerviosa. Vuelve al relato ¡Se le adelanta! Es perfecta la resolución. Cuando ve que el capitán ya le va a decir, que no hay vuelta atrás, percibe la respiración de él antes de empezar a hablar, ¿te das cuenta? La inhalación... y se le adelanta... Los dos saben que no es así, pero como él es un caballero, se la deja pasar. Nunca vi un modo más elegante de zafar, le hace “espejito me rebota y a vos a te explota”... Listo, ¿comemos?
Lucio se sienta a la mesa y aparta el plato.
MARA: - ¿No vas a comer?
LUCIO: - No… no ando bien.
MARA: -¿Qué te pasa?
LUCIO: - No sé, estoy mal con todo, estoy pinchado. Hoy me hubiese vuelto a mi casa a dormir, en lugar de venir a verte.
MARA: - Pero no nos vemos nunca…
LUCIO: - Por eso, eso es lo grave. Siento que no tengo ganas de encarar nada, y vos estás tan pila…
MARA: - ¿Porque te conté la película, lo decís?
LUCIO: - No... por nosotros.
MARA: - ¿Yo, pila?
LUCIO: - Y, sí.
MARA: - Bueno, es relativo. Terminé hace poco una relación de diez años, tampoco es que estoy bailando en una pata.
LUCIO: - No me gusta estar así, no sé… me parece que vos te merecés algo mejor.
MARA: - …
LUCIO: - ¿Qué hacés esa cara?
MARA: - Nada.
Pausa
LUCIO: - ¿En qué pensás?
MARA: - En la comida. Quién se va a comer todo esto.
LUCIO: - ¿Me estás cargando?
MARA: - No, de verdad te lo digo. No cocino nunca. Me siento una estúpida.
LUCIO: - No es importante la cena.
MARA: - Eh, vos decidís si yo merezco algo mejor, si es o no importante la comida…
LUCIO: - Bueno, no me parece trascendente. Estamos hablando de otro asunto.
MARA: - ¿Y qué es lo importante? ¿Que me vas a dejar?
LUCIO: - Creo que sí.
MARA: - ¿Pero qué es lo que creés? ¿Que me dejás o que es importante?
LUCIO: - No me enrosques las palabras, sabés que yo no ando con tanta vuelta.
MARA: - Mirá, lo importante está conformado por pequeñeces. Es como pensar en una línea, ¿te das cuenta? Es una serie infinita de puntos. Una serie de cosas pequeñas que vas a dejar de hacer conmigo: comer es una.
LUCIO: - Le estira la mano a través de la mesa, sonriendo Sabés que nunca anduve bien con la geometría.
MARA: - ¿Es un chiste? Ja ja. Pausa ¿Por qué me decís que yo estoy pila? Me parece una justificación gratuita.
LUCIO: - Bueno, no sé, estoy en un momento en que siento que todo me supera. Todo es mucho.
MARA: - ¿Sabés qué fue mucho? El embale con que te metiste conmigo. ¡Eso fue mucho!
LUCIO: - Mara, escuchame… Nada de lo que hice fue sin sentirlo.
MARA: - No, me doy cuenta. El tema es que vos te engañás con lo que sentís. ¡Y tuviste muchas ganas de estar bien, por decreto!
LUCIO: - Che, pará, yo vine a decirte las cosas de frente…
MARA: - Hay una parte, donde María les cose ropa; los chicos iban vestidos horrible, - una de las nenas se llamaba “Briyita”- y ella saca una cortinas de cretona, ¿viste esas cortinas pesadas, floreadas? Y les hace pantaloncitos, una jumper, camisas… ¿Era en esa o en otra película que pasaba?
Pausa. Mara esconde la cara entre las manos.
LUCIO: - No quiero hacerte mal.
MARA: - Recuperada Seguro. Nadie tiene la culpa. Servime vino.
LUCIO: - Mirando la etiqueta ¿Compraste éste otra vez?
MARA: - Sí, ¿no era que te gustaba el malbec?
LUCIO: - Me encanta.
MARA: - Y bueno… lo compré para vos. No quiero ni acordarme.
LUCIO: - Ofrece cigarrillos ¿Querés?
MARA: - No, tengo de los míos. No tengo ganas de hablar de los cigarrillos, ni del vino… ni de la película. ¿Para qué? Son eslabones inútiles, destinados a morir ni bien se caen de la boca. No hablemos más.
LUCIO: - Está bien.
MARA: - No sé a quién voy a llamar. A Bea la llamé la última vez que me dejaste.
LUCIO: - Pero esta vez va a ser distinto. Pensá en eso.
MARA: - Ah, podría ser mi compañera nueva… ¿Eh? ¿Por qué decís eso?
LUCIO: - No lo sé. Tengo un pálpito.
MARA: - …
LUCIO: - ¿Te puedo llamar, más adelante?
MARA: - ¿Para?
LUCIO: - No sé, por ahí tengo necesidad de verte, de hablar con vos… pero no te aseguro que tenga ganas.
MARA: - Si querés hablar conmigo hacelo ahora y decime qué te pasa.
LUCIO: - Ya te dije… estoy desanimado. No estoy con otra.
MARA: - ¡Eh! Yo no te pregunté nada. ¿Por qué te atajás?
LUCIO: - Porque es la típica, dejar a alguien porque hay otra persona.
MARA: - ¿La típica de quién? Yo no hago eso. No necesité dejarte para estar con otro.
LUCIO: - ¿Cómo?
MARA: - Eso. Que estuve con alguien.
LUCIO: - ¿Cuándo?
MARA: - ¿Sabés que no creo lo que decís? Cuando nos conocimos, fue lo primero que dijiste, que no podés estar solo. Sos como el capitán, agarrás con una mano y dejás con la otra.
LUCIO: - ¿Con quién? ¿Cuándo?
MARA: - ¿Qué importa? Viniste a dejarme, así que calculo que esto es un detalle. Y los detalles a vos no te importan.
LUCIO: - No, no es detalle. Ahora necesito saber.
MARA: - Si querés te cuento todo así te vas más tranquilo.
LUCIO: - ¿No ves que soy un estúpido? ¡Tanta confianza que te tenía!
Mara se sirve ensalada y empieza a comer como si nada hubiera pasado.
MARA: - ¿No querés un poco de esta ensalada?
LUCIO: - No, te dije que no quiero comer. Y menos ahora.
MARA: - ¿Por? Ahora ya podés comer, se pasó lo peor. Está rica, hasta batí mayonesa. Qué pena. Rogando Comé un poco… por favor… me siento patética. Nunca cocino.
LUCIO: - ¿Con quién me engañaste?
MARA: - Con Juan de los Palotes.
LUCIO: - Mara, no juegues con mis sentimientos.
MARA: - Lucio… esto es un juego. Desde el vamos es un juego. ¿Viniste a avisarme que perdí? Decime qué reglas desconocidas se violaron o andate al mazo.
LUCIO: - Dejame de joder con las metáforas.
MARA: - ¿Para qué querés que te diga? ¿Para confirmar que no es ni por asomo el que pensás?
LUCIO: - Sincerate. Siempre hace bien.
MARA: - Vos tenés que sincerarte. Yo ya te dije lo que para vos es más grave.
LUCIO: - ¿Qué querés que te diga? Estoy mal. No siento ganas de trabajar, ni de leer, ni de dormir, ni de levantarme, ni de caminar, ni de verte.
MARA: - Algo te ocupa la cabeza. Una mujer.
LUCIO: - Te dije que no.
MARA: - Te digo que sí, una mujer… tuya. Tu ex mujer.
LUCIO: - Estás loca.
MARA: - Ja. ¿Sabés que no sé ni cómo se llama? Qué llamativo, ¿no? Nunca me hablaste de ella.
LUCIO: - ¿Qué pretendías que te contara?
MARA: - ¡¡¡¡Nada!!!! Que la mencionaras hubiera sido suficiente. María Augusta Kutchera se debe llamar. ¡Es María Von Trapp!
LUCIO: - ¿Qué pavada estás diciendo? Se llama… ¡eh, esto no tiene sentido!
MARA: - Claro que no tiene. Andate, y listo.
LUCIO: - No podemos quedar así, estuvimos juntos un montón de meses.
MARA: - Sí, recién ahora me doy cuenta. Que te tendría que haber hecho fuerza, para que no te metieras de prepo en mi vida.
LUCIO: - Esto es muy desagradable, Mara. No quiero decir nada más, todo lo que digo te suena a verso.
MARA: - ¿Con quién usaste el forro que faltaba?
LUCIO: - ¿Qué?
MARA: - Hace quince días. Estábamos en tu casa, y yo te pregunté por el que faltaba.
LUCIO: - No te escuché.
MARA: - Sí, me escuchaste, pero no sabías qué contestar y te hiciste el sordo.
LUCIO: - Te digo que no te escuché.
MARA: - Y lo peor, es que no quise volver a preguntarte. No quise. Tendrías que haber sido más cuidadoso. Eso no se hace. Si hay tres, no son tantos… se cuentan: ¡uno, dos, tres!
LUCIO: - Tampoco soy bueno para la aritmética.
MARA: - Sos muy inoportuno para hacer chistes.
LUCIO: -¿Qué me decís a mí? Acabás de contarme que te acostaste con otro.
MARA: - Eso no era un chiste. Era verdad. Y dos veces.
LUCIO: - ¿Dos? ¿Era bueno? ¿Mejor que yo?
MARA: - No. Malísimo.
LUCIO: - ¿Y entonces?
MARA: - No lo entenderías. Hay algo que se llama angustia, pero vos no la conocés. La angustia de ir entendiendo de qué van las cosas, hay que sofocarla.
LUCIO: - Dejá de hablar por mí, haceme el favor, ¿qué sabés si conozco o no la angustia?
MARA: - ¡Es que me desespera que no verbalices!
LUCIO: -¿Qué ibas entendiendo? ¿Lo que ni yo sabía?
MARA: - Lo sospechaba. Pero me agarraron unas ganas de creer…
LUCIO: - Me voy.
MARA: - Mejor. Dejame sola así reviento llorando.
LUCIO: - No, no. Prometeme que no vas a llorar.
MARA: - ¿Por qué no voy a llorar? ¿Tampoco es importante, según vos? Voy a hacer lo que se me cante. Arrepentida No te vayas, Lucio... no te vayas hoy.
LUCIO: - No me lo hagas difícil.
MARA: - Yo no te hago nada.
LUCIO: - Dejame despedirme. Se acerca, la abraza Sos un pedazo de mujer. Tenés mil cosas a favor. Pausa ¿No querés ver mi auto nuevo?
MARA: - Zafándose del abrazo Después me decís de la comida, ¿qué mierda me importa tu auto? Si no te reconozco por la calle, mejor para mí.
LUCIO: - ¿Ves? ¿Ves?
La besa, le agarra un ataque de calentura repentina, le saca la blusa, etc.
MARA: - Pero… viniste a dejarme… no me hagas esto.
Se besan desesperadamente un rato, de golpe Lucio se detiene.
LUCIO: - Tenés razón. Esto está mal.
MARA: - ¿Ahora me querés subir los calzones?
LUCIO: - Es que no se me va a parar.
MARA: - Agarrándolo ¿Y esto que tenés acá, qué es? Vamos, ahora vamos.

ESCENA 2
Están sentados en la cama.
LUCIO: - ¿Tenés un pañuelo por ahí?
MARA: - Sacá del primer cajón, y después pasámelo.
Se suenan la nariz, llorosos.
LUCIO: - ¿Ayer te fue bien en la prueba?
MARA: - Sí, fue una pavada. Por suerte, ya terminé todo. ¿Y vos? ¿Entrenaste?
LUCIO: - Un rato, no más. Espero organizarme mejor, más adelante.
MARA: - Claro. Se vuelve a sonar la nariz. Ahora vas a tener más tiempo libre.
Lucio la abraza.
LUCIO: - Viene la mejor época de la ciudad.
MARA: - Sí, para salir a tomar una cervecita afuera, más calor… Como la baronesa y el capitán, acodados en la terraza.
LUCIO: - Con el perfume de los tilos.
MARA: - Ya se caen las flores del ceibo y del jacarandá.
LUCIO: - Alfombras de flores.
MARA: - Y mientras van cayendo te digo: “…Es inútil. Es inútil, capitán Von Trapp…”
LUCIO: - ¿El qué?
MARA: - Nada, nada. No me hagas caso. Que noviembre es la promesa. Enero, la decepción.
LUCIO: - ¿Escuchás? Está lloviendo.
MARA: - Canta “My favorite things”, de La Novicia Rebelde
Raindrops on roses and whiskers on kittens,
bright copper kettles and warm woolen mittens,
brown paper packages tied up with strings,
these are a few of my favorite things.
Es la canción de la tormenta… ¿la ubicás?
LUCIO: - No. Lo único que me acuerdo de esa película es la parte que el tipo canta… con una guitarra, que parece demasiado chica para su tamaño.
MARA: - Canta “Edelweiss”. Hermoso. Tararea Edelweiss, Edelweiss…
LUCIO: - No sé… pero el tipo está cantando y se quiebra. Es un gesto mínimo, pero se quiebra.
MARA: - Claro… pensá que el capitán era un duro. Por favor, tocame la espalda.
Lucio le acaricia la espalda.
MARA: - Es el único lugar al que no llego sola… lo necesito…
Lucio le hace masajes con mucho afecto y quiebra en un gesto mínimo, que Mara no ve.
LUCIO: - Sobreponiéndose Pusieron un barcito nuevo frente a la plaza.
MARA: - Lo vi. Pensé en ir con vos, una de estas noches.
LUCIO: - Yo ya fui.
MARA: - Ah, buenísimo. Yo no pienso pisarlo. Aunque tal vez sea mejor exorcizarlo, entrar de una vez y al carajo la melancolía.
LUCIO: - ¿Querés un poco de vino?
MARA: - Sí, ya que estás traé tarta, también.
Lucio vuelve con la fuente, comiendo
MARA: - ¿Te gusta?
LUCIO: - Mmmmm…. riquísima.
MARA: - Comiendo Qué lindo verte comer.
LUCIO: - ¿Tiene aceitunas? Silencio Te quedaste pensando en algo.
MARA: - Sí, en la ropa de verano. Mi ropa. Nunca la viste.
LUCIO: - No.
MARA: - ¿Querés ver? Dejame que te muestre.
LUCIO: - Mara.
MARA: - Alguna, aunque sea… No tengo un strapless como el de la baronesa, pero…
LUCIO: - ¡No!
MARA: - Está bien. Para cuando la use, tal vez ya te haya olvidado, ¿no?
LUCIO: - No quisiste ver mi auto…
Pausa
MARA: - Cuando te vayas, llevate comida. No la quiero encontrar mañana y pensar en esta noche.
LUCIO: - ¿No me vas a contar quién fue?
MARA: - Vos tampoco me vas a decir.
LUCIO: - …
MARA: - ¿Con quién fuiste al bar?
LUCIO: - Mara, no faltaba ninguno. En la caja, digo.
MARA: - Cuenta con los dedos Uno, dos… ¿tres?
LUCIO: - Delirás.
MARA: - Sí, sí. Esto es un delirio. Pasame más vino.
LUCIO: - No tomes más. Te va a hacer mal.
MARA: - ¿Estás loco? ¡Vos me hacés mal! Mirá que me voy a preocupar por el vino… Todo lo contrario, el vino es saludable, te destapa las arterias.
LUCIO: - ¿Te dejo la botella acá?
MARA: - Por supuesto. Lo más cerca posible. Canta Edelweiss, edelweiss…
LUCIO: - Mara… mañana tengo que trabajar.
MARA: - Ni menciones las cosas cotidianas. No puedo pensar siquiera en cepillarme los dientes.
LUCIO: - Me voy.
MARA: - Andate de verdad, ni te despidas.
LUCIO: - ¿Venís a cerrar?
MARA: - Ni loca. Tirá la llave por el buzón.
LUCIO: - Prometeme que te vas a poner bien.
MARA: - Ufa, ¡cuántas garantías!
LUCIO: - ¿Te puedo pedir un favor?
MARA: - …
LUCIO: - ¿Me llamarías mañana?
MARA: - ¿Mañana?
LUCIO: - Sí, mañana.
MARA: - Pero, ¿tan pronto? Tendríamos que aprovechar esta crisis, tomarnos un tiempo… Ilusionada ¿De verdad, me lo decís?
LUCIO: - Temprano.
MARA: - Yo creí que esta segunda parte no invalidaba la primera.
LUCIO: - No, no. Es así. Pero se me rompió el despertador.
MARA: - ¿Sabés una cosa? ¡Pedile al mono relojero que te despierte!
LUCIO: - Está bien, no dije nada, está bien. Disculpame.
Lucio se dirige a la puerta.
MARA: - Lucio. ¡Lucio!
Lucio se detiene.
MARA: - ¿A qué hora?
LUCIO: - A las siete.
Lucio se va. Se escuchan sus pasos, alejándose.
MARA: - “Es inútil, capitán Von Trapp. Es inútil”.
Apagón.