Andrés Caro Berta
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Personajes:
Madre
Padre
Abuelo
Abuela
Tío
Hija
Hijo
Vecina
Vecino
(La familia está en medio de la cena, en silencio. Una mesa larga, paralela a la platea. A la izquierda del público, en la punta, la madre. Al lado, el padre. Al lado, el abuelo. Al lado, la abuela. Al lado, la hija. En la punta derecha, el hijo
Lo importante es dar la idea de normalidad a pesar de las cosas que pasen. Casi nunca deben subir el tono; sólo cuando esté indicado. Siempre sus diálogos son pausados)
Abuelo- En China es igual el nacer que el morir.
(Todos siguen comiendo en silencio)
Abuelo- En China es igual el nacer que el morir. – (Queda muerto. Todos permanecen mirando respetuosamente pero no dicen nada. Silencio. Pausa. Como una fotografía)
Tío- ¿Y?
Padre- Silencio. Es una reflexión. Debe ser importante porque lo dijo dos veces antes de morirse.
Abuela- Él siempre dice estupideces con tal de no reconocer que la comida estaba buena.
Padre- ¿Él estuvo en China?
Madre- No.
Abuela- Que yo sepa.
Madre- Mamá, él nunca te ocultó nada.
Abuela- Ja.
Tío- “En China es igual... el nacer que el morir”, ¿estará por renacer?
Abuela- ¿Qué es eso?
Tío- Bueno, dicen los chinos que cuando morimos, nos metemos en alguien que está por nacer.
Madre- ¿Tú crees eso?
Abuela- Mucha televisión, mucha televisión...
(Suena el teléfono lo que los sacude. Se quedan observando al aparato. La madre se levanta y va al borde del escenario y levanta el tubo sin pronunciar palabra. Escucha)
Madre- Ajá. (Silencio) Ajá... Bien... Gracias (Lo dice en un hilo de voz. Mirando al público, deja caer el tubo. Vuelve a la mesa y comenta a todos) – El abuelo... nos mandó un saludo de adiós.
Todos- Gracias.
Madre- Y nos pide disculpas por no haberse despedido.
Padre- Muy amable.
Tío- Siempre igual.
Abuela- ¿No dijo por qué se fue?
Madre- No. (Todos quedan en silencio. Miran al abuelo que también está en silencio)
Hija- No dice nada, no dice nada, no dice nada.
Hijo- Callate, nena.
Abuela- Dile a tu hija que no se burle.
Madre- No te burles.
Tío- ¿Le preguntaste qué quiso decir con esa frase?
Madre- No.
Abuela- Siempre igual.
(El abuelo comienza a resbalar su tronco hacia delante y cae su cabeza sobre el plato de comida. Queda así.)
Padre- (El Padre prende un cigarro y hace dibujos en el aire Mira con una pequeña sonrisa) Son señales de humo para mandarle algún mensaje a mi suegro que recién se nos ha ido)
Tío- (Haciendo un gesto contenido de aprobación, con el brazo) ¡Sí! ¡Eso, cuñado, siempre atento! (El padre se siente satisfecho y mirando hacia la platea sigue enviando mensajes en el aire)
Madre- Bueno, basta. Mi padre no era indio y no va a entender nada.
Tío- (La mira sorprendido) Es verdad...
(Nadie dice nada. La abuela se levanta de su silla y va hacia su esposo. Lo sienta correctamente, le limpia la cara con una servilleta. Corre el plato y vuelve a su lugar. La hermana prepara una miga de pan y se la tira al abuelo sobre la frente. Éste, ante el impacto vuelve a caer lentamente hacia la mesa. Queda su cabeza otra vez sobre la misma)
Abuela- (Mira enojada a su nieta) ¡Qué mal educada! ¡El abuelo no está para juegos. Si sigues haciéndolo rabiar no va a poder descansar. Debe recuperar fuerzas porque su viaje va a ser muy largo.
Hijo- (Como en un ensueño se levanta de su asiento y declama) Yo me lo imagino... cruzando el río... en busca de los suyos...
(Nadie se da por enterado. Todos están absortos en sus espacios. Se sienta confundido)
Tío- (Se levanta y va hacia el abuelo. Lo vuelve a sentar, lo rezonga amablemente) ¡Padre, no puede estar cayéndose a cada momento...! (Mira a todos, como justificándolo) – Y... la edad...
Abuela- (Al abuelo) ¡Come! (Todos saltan del susto, pero retoman enseguida la calma. Ésta mira a su esposo fastidiada y acercando su cara le reprocha) ¡Se enfría la comida! (Lo mira fijamente, después se calma) Perdona...
(La madre vuelve al teléfono. Cuelga el tubo)
Padre- (Justificándola, a todos) A ella siempre le gusta que las cosas estén en su lugar.
Madre- (Mirándole fijamente) ¿Y qué? ¿Te molesta?
Padre- No, querida, no. Me parece bien porque puede volver a llamar y...
(Suena el timbre de calle)
Tío- (Salta de su silla. Se muestra deseoso de ir a ver quién es) No crean que siempre quiero ser el primero (los demás lo miran con indiferencia) Es que estoy cerca de la puerta... y... entonces... (Se apresura y abre ésta. Del otro lado aparece una pareja. Parecen recién casados. Entran y se quedan al lado del tío mirando a todos. Éste dice emocionado) ¡Los vecinos!
Abuela – (Al abuelo, como en confidencia) Son raros...
Hijo- Son recién casados...
Abuela- ¿Y eso qué tiene que ver?
Hijo- Mi padre dice que son así porque son recién casados. Que después se les va a pasar.
(La pareja permanece parada en la entrada. Ella está siempre riéndose nerviosa y con movimientos. Él es muy callado. Ella lo tiene abrazado del codo. En la otra mano lleva un paquetito)
Abuela- (Susurrando) ¡Es un sonámbulo!
Padre- (Susurrando) Debe ser por ella. Ella es... es... (busca las palabras) puro nervio.
Madre- Hola, pasen, pasen... (El tío los empuja)
Vecina- ¡Hola!!!!!!!!!!!!!!!! (Parece estar arriba de un escenario recibiendo los aplausos del público luego de una exitosa función. Levanta la mano a la altura del hombro, estira los dedos, muestra su palma, hace una mueca que imita una sonrisa y espera. No recibe respuesta. Contrariada, suelta al marido y se acerca a la madre. Le da un beso en cada mejilla, teniendo distancia con su cuerpo y estirando la cara. Le da el paquetito como si fuera parte de una ceremonia y mantiene las palmas levantadas)
Madre- Gracias (Seca, lleva el paquete fuera del escenario. A la cocina)
Vecina- Ay, por favor, no faltaba más; a la casa de los demás hay que ir con algo, ¿no... les... parece?... (Mira a todos. La miran en silencio. De pronto, todos a la vez le muestran una sonrisa esplendorosa y enseguida vuelven a mirarla sin decir nada) Permiso, voy a saludar (Con las manos levantadas desde los hombros va primero al tío y le da un beso. El tío manotea en el aire queriendo tocarla, pero ella ya se le aleja. El marido permanece en el lugar en que estaba. La vecina va hacia la niña pero ésta sale corriendo, mientras le tira una miga de pan. El tío queda sin saber si cerrar o no la puerta. Pregunta con gestos pero nadie lo mira. Cuando llega al padre, éste se levanta de su asiento y la recibe efusivamente. La mira como si estuviera a miles de kilómetros echando la cabeza hacia atrás, y la abraza manoseando su espalda. Ella se suelta rápidamente mientras mira nerviosa a su marido que permanece como un poste. Mira al abuelo, piensa qué hacer, duda y lo saltea. Llega a la abuela. Ésta le pone como escudo una servilleta que estaba usando y le muestra la mejilla para que le bese. Cuando está por hacerlo, la vecina mira al niño. Grita de alegría y deja a la abuela sin el beso. El hijo levanta los brazos exageradamente y grita espantado, como dentro de una fotografía mientras ve que la vecina está por avanzar hacia él. – se puede jugar el acercamiento como en cámara lenta con los gestos de ambos- Ella se agacha y se le acerca riéndose como si fuera agarrar un paquete demasiado bajo. Él salta encima de su silla. Ella sin proponérselo abraza sus piernas y la boca hace impacto en la zona genital. Como un resorte echa la cabeza hacia atrás. Él mira al público y ríe satisfecho. Turbada mira a su esposo y éste le dice que no con la cabeza. Muy nerviosa se pone a contar cuántos saludó y quienes faltan. Comprueba que el único que falta es el abuelo. Entonces grita riéndose nerviosamente con los brazos al cielo) ¡Abuelo! (y va hacia él. Cuando está llegando, éste otra vez comienza a caer sobre la mesa y ella queda abrazando al aire. Sin saber qué hacer, arreglándose su ropa vuelve al lado de su marido. Éste está conversando animadamente con la madre. La madre se estira la pollera nerviosamente cuando la vecina llega hasta ellos y se cuelga del brazo de su esposo, sin dejar de mirar nerviosamente hacia la mesa. La abuela se levanta y va hacia el abuelo. Lo recuesta nuevamente contra el respaldo de la silla, lo que ya no es tan fácil porque comienza a quedar más rígido)
Abuela- ¡Que sea la última vez!
Padre- ¡Pero, suegra, entienda que no lo hace por gusto!
(La abuela protesta fastidiada, se sienta en su lugar y queda en silencio. El tío que seguía al lado de la puerta sin saber qué hacer, dice un “bueno” y vuelve a sentarse en su lugar. La madre corre presurosa a una de las paredes, recoge una silla, la pone a su lado y le dice al vecino que se siente. Éste duda pero le hace caso. El padre, a su vez, trae otra para la vecina y la pone a su lado y le dice que se siente. Ella no está muy convencida pero finalmente acepta.
El orden en la mesa queda así. En la punta de la izquierda del público, la madre. A su lado, el vecino. Al lado, la vecina. Al lado, el padre. Al lado, el abuelo. Al lado, la abuela. Al lado, la hija. Y en la otra punta, el hijo.
Todos quedan en silencio.
El padre y la madre van a decir algo juntos y se callan.
El tío y la hermana lo mismo.
Los vecinos, igual.
El hijo mira al abuelo, va a decir algo y se calla)
Vecina- (Nerviosa, tratando de decir algo) ¿Cómo anda, abuelo?
Abuela- No anda. Está sentado.
(Todos asienten con la cabeza)
(La hija se mete debajo de la mesa y le saca los zapatos al abuelo. Con ellos le da patadas a todos quienes gritan y se miran entre sí. Cuando la madre va a mirar debajo de la mesa, el abuelo ya tiene nuevamente los zapatos y la hermana está sentada en su lugar)
Padre- Bueno, me parece que es hora de acostar al abuelo...
(Todos dicen que sí con el gesto. El tío lo levanta de los sobacos, mientras el padre corre la silla. El abuelo queda en el aire como si estuviera sentado)
Abuela- (Tiernamente) Que descanses.
(El padre le golpea una rodilla al abuelo, mientras apoya la mano en la pantorrilla y la pierna se estira. Lo mismo hace con la otra. El abuelo queda parado en el aire. Ambos lo llevan al dormitorio)
Abuela- Bueno. Nos vamos a tener que acostumbrar a que no termine más la comida. (Recoge el plato y se lo lleva a la cocina. Los vecinos miran lo que pasa, intrigados)
Madre- ¡Pero qué tonta, ellos no comieron!
Vecina- No, no, gracias. Muchas gracias. Este, ya comimos en casa.
Vecino- Sí, eso.
Madre- No, de ninguna manera. Ustedes no pueden resistirse aunque sea a los postres. (Sale presurosa a la cocina)
(Quedan solo los dos hermanos y los vecinos)
Ella- (Más nerviosa que de costumbre) ¿Le... pasa algo al... abuelo?
Hijo- Se murió.
(La vecina se desmaya sobre la silla. El esposo con una servilleta en la mano le hace aire mientras le murmura: “Querida”. Los hermanos se hacen un gesto de sorpresa)
Hijo- (A la hija) No sé qué dije...
Hija- Nuestra madre dice que son raros, y es verdad.
Vecina- (Recuperándose) Dices que... ¿se murió?
Hijo- Sí, por eso no terminó la comida. (La vecina vuelve a desmayarse. El hijo mira a la hija y le dice bajo) Esta mujer necesita comer más seguido. (La hija prepara tremenda pelota de miga de pan. Apunta hacia ella pero cuando la va a tirar, la vecina se recupera)
Madre- (Vuelve de la cocina. Se queda parada al lado de la vecina) Mi padre en el final de su vida se convirtió en un filósofo...
Vecina- ¿Estudió?
Madre- No, autodidacta...
Vecina- Ah... ¿Y cómo se dio cuenta?
Madre- Antes de morir nos dejó un mensaje.
Vecina- Un...
Madre- Mensaje... Sí...
Vecina- ¿Puedo?
Madre- Sí, claro... Todavía no logramos descifrarlo... Pero con los mensajes trascendentes pasa eso... No es para todos... Sólo los elegidos están capacitados para develarlos...
Vecina- Ah... ¿Y cuál es?
Madre- (Se emociona y llora. En medio del llanto declama: “En China es igual el nacer que el morir” ( Se seca las lágrimas y se va a la cocina. Vuelve con una bandeja llena de platitos diciendo muy contenta) ¡Llegaron los postres!
Vecina- (Tratando de mantener la calma, mientras se recupera) O sea, recapitulando... Eh... Dice su hijo... que el abuelo... se murió...
Madre- (Mientras reparte los postres en cada lugar) Ah, sí... (Cuando llega adonde estaba sentado el abuelo, titubea) Por las dudas... (Se sienta en la punta y grita) ¡A comer!
Vecina- (Sigue tratando de entender) Pero...
Madre- (La mira comprensiva) Él es así. Nos sorprendió a todos llamando por teléfono después de morirse.
Hijo- Sí, y nos pidió disculpas por no haberse despedido.
Madre- Mi padre nunca había hecho eso antes.
Vecina- ¿Eso?
Madre- Sí, eso de morirse.
Vecina- Ah...
Madre- ¡Mamá, ¿te falta mucho?! Yo lavo los platos, después.
Abuela- (Dice desde la cocina) Voy (Aparece secándose las manos. Se sienta en su lugar y mira el asiento vacío del abuelo) ¡¿Qué?! ¿Tampoco va a comer el postre?
Madre- No, mamá, está muerto.
Abuela- Es un desconsiderado. Podía haberse ido después de la cena. ¿Qué le costaba? Unos minutos... Siempre me hizo lo mismo.
Madre- (Suena el teléfono. Va y pregunta quién es. A todos) ¡Es el abuelo! Te escucho, papá. (...) Ah, dice que manda saludos para todos. (...) Que otro día come el postre. (...) Que se divirtió mucho pero que está cansado (Queda esperando algo más) Ah, las comunicaciones con el cielo... Se ve que están complicadas... Se cortó (Cuelga el tubo. Se sienta en su lugar. Los vecinos tienen una cara de susto tremendo)
Padre- (Entra con el tío, trayendo al abuelo, uno de cada lado) ¿Qué hacemos?
Madre- Y... Acuéstenlo. Debe estar cansado yendo de un lado para otro.
(Los dos hombres desaparecen con el abuelo. Los vecinos comienzan a levantarse tratando de pasar desapercibidos, pero la madre los descubre)
Madre- No, de ninguna manera. Pícaros. ¿Cómo se van a ir sin comer el postre? (La vecina salta sobre su plato y devora lo que había para ella) Ya está. Muy rico. Bueno. Estamos cansados. (Bosteza) Ah, qué cansancio. ¿Vamos? Ha sido un placer. Nos vemos. (Mientras, arrastra al esposo hacia la puerta. Él duda, aunque también parece cansado. En eso aparece el tío corriendo intentando tomar la mano de la vecina)
Vecina- ¡¡¡¡¡¡¡¡Aj!!!!!!!!!!!!! ¡No me toque! ¡Aj, tocó al muerto! (Está a punto de desmayarse pero cuando el tío le extiende los brazos, ella se recupera enseguida y queda parada. La madre mira al vecino y tomándole una mano lo empuja hacia la silla)
Madre- ¡Pero si no hemos abierto el paquetito que han traído. Mamá, anda a buscarlo. Siéntense, por favor. ¡Qué mal atendemos a las visitas! (La hija los toma de las espaldas y los arrastra hasta sus sillas. Una vez sentados, quedan rígidos como estaba el abuelo. La abuela trae el paquete. La madre lo abre y tiene expresiones de alegría y sorpresa. Todos quedan intrigados)
Madre- ¡Qué precioso! (Mete los dedos delicadamente y saca una pequeña torta que muestra en el aire. El tío, la abuela y los hijos aplauden y ponen los cubiertos parados, apoyados en la mesa esperando recibir su parte)
Madre- (Impaciente) Querido, ¿te falta mucho?
Padre- Voy. (Entra arreglándose sus ropas) El abuelo está muy frío.
Abuela- Llévenle una manta. (La vecina tiembla) No, para usted no hay. (La hija va a comer pero el hermano le da una patada. El tío, se levanta y ensaya un discurso)
Tío- Quiero agradecer a los queridos vecinos que han traído este hermoso postre. Es... la primera comida que tenemos luego que mi padre nos abandonara...
Abuelo- (Entrando) Eso no es cierto.
Vecina- ¡Ajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj!!!!!!!!!!!!!!!!!! (Se desmaya. El vecino tiembla sin saber qué medida tomar. Agarra un cuchillo y apunta hacia el abuelo)
Abuelo- Yo nunca dejo algo por hacer (Se sienta en su lugar)
Abuela- Claro. No comiste mi comida, pero no te pierdes esto que trajo esta mujer.
Abuelo- No escucho, soy sordo.
(La madre lo mira satisfecha. El padre le palmea la espalda. La abuela le acaricia los cabellos. El tío sonríe. La hija prepara otra miga de pan. El hermano le sonríe. Todos quedan en silencio viendo cómo come)
Abuelo- (Cuando termina) Bueno, ahora sí. (Y se muere)
Vecina- No puedo más. (Por enésima vez se desmaya)
Hijo- (A la madre) Mamá, ¿esta mujer no necesita vitaminas? (Ella asiente comprensiva diciendo que sí. Toma un vaso de agua y se lo tira por la cara. La mujer, como una marioneta vuelve a como estaba antes)
Vecina- ¡¿Qué pasó?! (Mira espantada al abuelo) ¡¿Pero, ustedes están locos?!
Padre- No entiendo por qué. (Aprovecha a tomarle una mano y besársela. La vecina grita y le saca el brazo rápidamente, mientras el esposo, que la sostiene, mira receloso al padre. La madre, para calmarlos, apoya una mano en un hombro del vecino que, entusiasmado por el gesto, suelta a su mujer. Ésta, sin sostén, se pierde en el piso. El padre se apresura a levantarla. La mujer hace fuerza para soltarse y levantarse, agarrándose del mantel, de la mesa y de la silla en tanto el padre trata de apoyarse en ella. Mientras, la madre y el vecino juegan a los novios tomándose las manos y haciéndose gestos amorosos. A la vecina no le gusta lo que ellos hacen y como puede va hacia la puerta. El vecino deja de decirle cosas a la madre y va tras ella. Cuando cierran la puerta, padre y madre se miran a los ojos. Se encogen de hombros)
Madre- Ellos se lo pierden.
Padre- Es verdad. (Se dan la mano y se sientan en la mesa. Todos miran al abuelo)
Madre- Padre, que sea la última vez. Se muere o no se muere.
Abuela- Bien (Suspira, recogiendo los platos) Es hora de lavar los platos.
Madre- No, deja, mamá, lo hago yo
Abuela- No, lo hago yo.
Madre- No, lo hago yo.
Abuela- No, lo hago yo.
Madre- ¡¿Será que por los siglos de los siglos tendremos esta discusión?! (Miran las dos al público, sin pestañar)
Padre- Ejem... (Mira al tío. Éste intenta sacarle un anillo al abuelo, disimuladamente)
Abuela- Ah, no... ¿No puedes esperar que esté frío?
Tío- Es más difícil de sacarlo. Ya está (Se lo saca)
Abuela- Bueno, me voy a lavar los platos.
(Suena el timbre de calle. El padre abre. Son los vecinos, nuevamente)
Vecina- Hola... (Se arregla el vestido. Habla con voz nerviosa, demasiado alta) Este, hemos sido desconsiderados... Lamentamos mucho lo ocurrido.
Abuela- (Sale de la cocina para ver qué está pasando) ¿Lo ocurrido?
Vecina- El abuelo que... murió.
Abuela- Ah, eso... (Vuelve a la cocina)
Vecina- (Mira a la madre) El abuelo que... murió...
Madre- (Diplomática) Gracias, muy amables... ¿Quieren pasar?
(Los sientan en sus lugares, en la mesa. Los vecinos quieren seguir conversando del tema, pero el padre, mirando el reloj se incorpora)
Padre- Vaya, ya es la hora.
Madre- Vamos, chicos, vamos...
Abuelo- (Salta de la mesa) Era hora
(La vecina grita y se lleva las manos al pecho)
Tío- Vengan, no se lo pierdan
Vecina- (Con cara de espanto) No, gracias...
Vecino- (Igual) Gracias, otro día
(Todos se ponen en una hilera, delante de la mesa, tomados de las cinturas como las filas de los coros de los music hall. Esperan. La madre coloca la música y corre a su lugar. Empieza el tema y todos bailan como en un show sin salirse de la fila, moviendo las piernas para un lado y para otro)
Madre- Somos una familia muy unida (coro: Somos)
Padre- La envidia de todos (somos)
Hijo- En la escuela me lo dicen (somos)
Hija- Mis amigas me lo dicen (somos)
Abuelo- Unidos, unidos (somos)
Abuela- Aunque protestemos (somos)
Tío- Unidos (somos)
Todos- Somos... Una familia... unida... somos.........................................
(La abuela se adelanta y taconea como si fuera tap. El abuelo la rodea, y juntos bailan. Vuelven a sus lugares. La madre y el padre bailan como Fred Astaire y Ginger Rogers. Regresan. El tío se adelanta y baila como si tuviera en sus manos un bastón y usara un sombrero. Regresa. Los hijos hacen un acto de circo pegándose como payasos, simulando una pelea. Regresan. Mientras cada uno actúa, el resto del coro sigue bailando haciendo los mismos movimientos de piernas, y tomados de las cinturas)
Todos: Somos... Somos... Una familia... Unida..... Somos............................
(Hacen una figura de cierre para el aplauso, como si portaran bastones y sombreros)
Todos- ¡Sí!
(En silencio vuelven a sentarse en sus lugares. El abuelo queda como estaba antes. Los demás conversan entre sí por temas de la comida. Los vecinos están pálidos y duros)
Vecina- (Desacomodada) Retornando... a... este... lo anterior...
Padre- (Meloso) ¿Lo anterior?
Vecino- El tema del abuelo... ¡Que supongo que murió, ¿no?!
Tío- Ah, el abuelo...
Madre- (Un poco molesta) ¿Qué pasa?
Vecino- ¿Han pensado en... alguna... empresa?
Madre- ¿Empresa?
Vecina- Bueno... Para el abuelo...
(El padre y la madre se miran no entendiendo)
Padre- ¿Empresa para el abuelo? Pero... es que está muerto... No va a poder hacer mucho... Empresa, ¿de qué tipo?
Vecina- No, no... Entendió mal... Empresa... después de... antes de... Este... Para que los que lo conocieron... lo saluden...
Hijo- Pero el abuelo no puede saludar...
Abuela- Querida, el abuelo se va a quedar acá. Ya le hemos preparado su nuevo hogar. No molesta. Él nunca fue de pedir mucho. Se acostumbró a poco. Además, es un plato menos. Gracias por la preocupación. Que les vaya bien. (Los saca de sus asientos e intenta llevarlos a la puerta)
Vecina- ¡Voy a llamar a la Policía!
Tío- ¿Para qué?
Vecina- (Desacomodada) Ustedes no pueden... Él... (Está a punto de desmayarse pero cuando ve que el tío y el padre avanzan hacia ella se recompone)
Madre- (Aparece con una bandejita con dos copitas) Calma, calma... Están muy nerviosos... Tomen esto, les va a hacer bien.
(Los vecinos toman. Miran hacia delante. Y se caen. Quedan en el piso. Todos miran a la madre)
Madre- Veneno.
Padre- Bien. (El tío y él levantan a la pareja y la sientan en las sillas en las que habían estado. El padre arregla a la vecina, y la madre al vecino. Todos se sientan en sus lugares) Bueno, hoy tenemos visitas. Y parece que se van a quedar por un buen tiempo.
Tío - (Acomoda al abuelo en su lugar. Éste queda con una mano en alto. El tío juega a posar para fotos, moviendo al hombre y poniéndolo en distintas posiciones. Él se coloca “mirando la cámara” hacia el público, en actitudes que cree graciosas) Diga “whisky”
Abuela - ¡Déjalo en paz, por favor! ¡Bastante tiene con estar muerto!
Esposa - ¡Deja a papá tranquilo!
Tío – Ah, claro, tú podés jugar con él porque siempre fuiste su preferida…
Abuelo – (Abre los ojos y grita) En China es igual nacer que morir… (Y se desinfla como una marioneta)
Padre – (Mirando a todos) ¿Es lo único que sabe decir?
Madre – Con papá no te metas.
Hijos – (Haciendo burla) ¡El abuelo está vivo! ¡El abuelo está vivo!
Madre – Papá, no andes asustando a los niños… Estás o no estás…
Abuela - ¿Para qué le hablas si es sordo?
Padre – (Tocando a la vecina) ¿Y qué hacemos con esta preciosura?
Madre – Te referirás a él… (Baila alrededor del vecino, arreglándolo)
Padre - ¿Eso te parece una preciosura? (Va colocando a la vecina casi en el medio, a la izquierda. Esta queda con la cabeza inclinada sobre un hombro)
Abuela – (Caminando hacia el abuelo) A ver, a ver si escuchas alguna vez lo que te digo… Esto te pasa por ser un viejo terco… Que te mueres, que no te mueres, que tomas la sopa, que no la tomas, dices tonterías y después te callas… (Se sienta a su lado y le empieza a hablar sin que el público escuche lo que dice, con gestos incluidos, muy amablemente)
Hija – (Se coloca al lado de la abuela, tironeándole el brazo para que le preste atención, y señalando a la vecina)
Tío – (Se pone rápidamente al costado de la vecina y le sostiene la cabeza con la suya, como si estuvieran mimoseando, mientras le habla susurrándole. El padre se pone furioso y se sienta en el medio, al lado de ella)
Madre – (Corre al vecino hasta sentarlo al lado del tío. Le pone en la mano izquierda, un cuchillo apuntando hacia el lado izquierdo de la mesa. Se sienta a la izquierda de él y le arregla tiernamente la ropa mientras lo mira embelezada)
Hijo – (Se para al lado de su padre, del lado derecho y le pide atención, mostrándole lo que pasa con su madre. Lo hace sin que el público escuche lo que expresa)
(Todos quedan como “La Última Cena” de Leonardo da Vinci, estáticos, ubicados de esta forma, de izquierda a derecha del público: Esposa, vecino, tío, vecina, padre, hijo, hija, abuela, abuelo)
Padre – (En medio del silencio, abre las manos con las palmas hacia arriba, mira la mesa y dice) Alguien me va a traicionar esta noche…
Todos – (Saltan y lo miran. Tiene que ser al unísono) ¡¿Qué?! (Y vuelven a la posición anterior)
(Apagón)
Fin