JUANA DE BELCIEL
MÁS CONOCIDA POR SU NOMBRE DE RELIGIÓN,
COMO MADRE JUANA DE LOS ANGELES
DE JOSÉ MILIÁN
Esta obra está inspirada en un hecho histórico
PREMIO “PACO ALFONSO” AL MEJOR TEXTO TEATRAL DRAMÁTICO.
UNIÓN DE ESCRITORES Y ARTISTAS DE CUBA.
PRIMERA MENCIÓN CASA DE LAS AMÉRICAS.
PERSONAJES:
JUANA DE LOS ANGELES, Madre Superiora.
URBAIN GRANDIER, Párroco de Loudun
JEAN JOSEPH SURIN, Padre Jesuita
ALFHONSE DE RICHELIEU, Primer Ministro de Francia.
PADRE LACTANCE, Exorcista
PADRE TRANQUILLE, Exorcista
BARON DE LAUBARDEMONT, Primer Presidente de la Corte de Apelaciones de Guyena.
Subordinado favorito de Richelieu.
CLAIRE DE SAZILLY, Hermana de la Caridad, Prima de Richelieu.
AGNES, Hermana de la Caridad
MÚSICA. COMIENZA LA CEREMONIA. TODOS LOS PERSONAJES ESTÁN SENTADOS EN SILLAS. SE ESCUCHAN GRITOS DESDE EL FONDO. JUANA AVANZA A PROSCENIO.
JUANA (Gritando) ¡No era bonita! ¡No era bonita! ¡No era bonita! ¡ No tenía más que ojos!
¡Los lindos ojos de Juana! ¡Eso decían todos! (Transición) Lo que agrada a dios es la
profunda humildad de la santa en sus revelaciones. Lo que agrada a los hombres es
el conocimiento de lo revelado. Así vamos trabajando en nuestra propia muerte al
imitar sus palabras y sin embargo, pensamos que de esta manera imitamos su for-
ma de ser.
LAS HERMANAS CLAIRE Y AGNES SE LEVANTAN Y RODEAN A JUANA. COMIENZAN A DAR PALMADAS ALREDEDOR DE ELLA, MIENTRAS ENTONAN UN CÁNTICO. EL CANTICO Y LOS GOLPES SE TORNAN MÁS ALUCINANTES: JUANA COMIENZA A MOLESTARSE LAUBARDEMONT SE LEVANTA ENFURECIDO. CLAIRE Y AGNES SE ARRODILLAN AL LADO DE JUANA ADOPTANDO POSTURAS DE SANTAS.
LAUBARDEMONT ¡Me opongo! ¡Yo soy la única persona autorizada para dirigir los exorcismos!
RICHELIEU No es un exorcismo.
LAUBARDE MONT Se le está excitando... y ni siquiera en el nombre de Dios.
RICHELIEU No es un exorcismo.
LAUBARDEMONT Es una herejía, puesto que se trata de un acto profano. ¡Déjela hablar sin que
sufra!
RICHELIEU No sufre.
LAUBARDEMONT Evidentemente sufre. Aquí todos podemos observarlo.
RICHELIEU Ella está demasiado consciente de su papel.
CLAIRE (Molestando a Juana)¡Que diga la verdad! ¡Se reía a carcajadas!
AGNES Se reía durante los ejercicios espirituales.
CLAIRE No eran los demonios. ¡Ella se burlaba!
AGNES Nos trataba como a enemigos.
CLAIRE ¡Todo el mundo le resultaba antipático!
AGNES ¡Que hable! ¡Que diga la verdad!
JUANA ¡Basta! ¡Basta! Voy a hablar.
COMIENZA LA MÚSICA.
JUANA No era bonita. No tenía más que ojos. Los lindos ojos de Juana. ¡Eso decían todos!
A veces lograba olvidarme de mi cuerpo. Es cierto que tengo... una deformación
en el hombro. Trato de disimularlo con los pliegues del hábito. Pero allí está cuan-
el hábito desaparece. ¿Acaso es justo? ¿A quién puedo culpar? ¿Cómo es posible
que Dios reuniera tantas imperfecciones en mí? Mis padres me habían dicho que
de niña tuve una afección tuberculosa en los huesos y ya, con esa información de-
bes vivir, entre los demás, como los demás. ¡Mentira! ¡Todos me veían distinta! ¡To-
dos lo notaban! Desde niña, cuando aún los hábitos no me servían para nada. Sin
embargo, tuve la misma educación que la del resto de las jóvenes de mi época. Tan
rudimentaria como la de ellas. Pero yo era distinta. Juana tiene una deformación en
el hombro. Juana nada más que tiene ojos. ¡Ojos! Pero yo era más inteligente que
ellas. Era repugnante, pero más inteligente. Siempre desperté ese sentimiento: la
piedad. ¡La piedad! Pero yo era inteligente. ¡Qué consciente estaba de ello! Mis pa-
dres siempre decían que mi carácter era mi peor enemigo. Pero también era el peor
enemigo de los demás. Es cierto que me reía, que me burlaba de todos. Pero lo hacía
antes de que se rieran de mí. (Comienza a reírse) El pobre Surin decía que mi naturale-
za era jocosa ¡Jocosa! (Estalla en carcajadas que poco a poco contagian a Claire y Agnes.Poco
a poco la risa se extiende desde Richelieu a todos. Exceptuando a Surin.) El esperaba una ri-
de humildad. (Carcajadas de todos) De tolerancia. (Carcajadas) De autocrítica. (Carcajadas)
Quería una risa estallando en el lugar del despecho por la perversidad del mundo.
(Carcajadas) ¡ Pero yo me reía por venganza! Para ponerlos a todos en el lugar que me
querían poner a mí. ¿Eso se llama cinismo? ¿Pero cómo puede una vengarse de su desti-
no? Es cierto que fui una niña difícil. Mis padres nunca me soportaron. Por eso me envi-
aron con mi tía que era priora de una abadía. Después de dos o tres años, no recuerdo
bien, las monjas me devolvieron a casa... ¡porque no podían conmigo! (Estalla nuevamen-
te en carcajadas)
JUANA SE RETIRA POR EL FONDO. GRANDIER SE LEVANTA DESPLAZÁNDOSE POR TO-
DO EL ESCENARIO. TODOS LO OBSERVAN CON DESAGRADO.
GRANDIER ¿Puedo ponerme cómodo?
LAUBARDEMONT Puede.
GRANDIER (Sermoneando) La historia de la Iglesia es una larga historia de odios.
Odios de los funcionarios de la Iglesia hacia los Infieles, odios particulares
de Orden a Orden, de escuela a Escuela, de provincia a provincia, de teólo-
go a teólogo. Una Iglesia dividida por odios intestinos, no puede predicar
sistemáticamente el amor. Y tampoco puede practicarlo porque eso es hipo-
cresía. Este es el problema en que me debato.
RICHELIEU ¿Con qué derecho puede criticar la actitud de la Iglesia?
GRANDIER Porque tengo conciencia de que estoy obrando en el nombre de Dios.
RICHELIEU ¿Y está obrando en el nombre de Dios cuando se mete en la cama de una se-
ñorita de buena familia?
GRANDIER Prefiero hablar de nuestras contradicciones internas. El amor desinteresado...
RICHELIEU (Lo interrumpe) ¿Pero cómo puede hablar de amor desinteresado un hereje
que considera el placer carnal como la actividad fundamental de su vida?
GRANDIER El partidismo es una compleja pasión que permite al que la alimenta obtener
grandes ganancias.
RICHELIEU ¡Dios nunca estará de parte de un pecador!
LAUBARDEMONT Todos sabemos muy bien en qué consistía esa medida de que todos los feli-
greses se tenían que confesar con el cura de la parroquia y no con otro cura,
o sea, con él.
RICHELIEU Las mujeres son las que más se confiesan.
LAUBARDEMONT Y todos estuvieron muy de acuerdo en obedecer. Los monjes empezaron a
quejarse porque perdían penitentes, mientras usted se ganaba un público de
admiradoras.
RICHELIEU ¡De fanáticas! Dispuestas a cualquier cosa por traicionar a sus maridos con
un cura que según ellas, estaba muy bien dotado por la naturaleza.¡Dios las
perdone! Pero hay algo más importante. Algo que no he olvidado. Cuando
fui apartado de la Corte en 1618, usted se valió de su posición, sin el menor
respeto, sin la menor cortesía, reclamando el derecho de preferencia en la
procesión que recorrería las calles de Loudun, ofendiéndome de acción y de
palabra. Pero mi querido Urbain Grandier, usted se olvida de algo, por
ejemplo, de que mi destierro no sería permanente, porque la vida da mu-
chas vueltas y un año más tarde yo sería nuevamente llamado a París y
unos años después me convertiría en Primer Ministro del Rey y en Carde-
nal. Y por supuesto nunca he olvidado aquella ofensa.
GRANDIER (Un poco ajeno a lo que se está planteando) Todas las razas de la Tierra, los
hombres, las bestias ,las criaturas del mar, el ganado; hasta los pájaros de
brillantes colores, son arrastrados por ardientes pasiones. El amor es igual
en todos...
LAUBARDEMONT De nada sirvió que escribiéramos a la Reina para que castigara su maldita
insolencia.
TRANQUILLE Si mal no recuerdo, lo sucedido a la infeliz señorita Philippe Trincant , es
suficiente para enviar un hombre a la hoguera.
RICHELIEU ¿Qué dices desgraciado? ¿Es que la pena capital de Loudun es la Hoguera?
¿Podemos enviar a la Hoguera a cualquier delincuente vulgar? El caso de
Philippe es un caso de delincuencia común, de violación. El que lo haya
cometido un cura, no basta para que tenga trascendencia religiosa. Es un
delito vulgar, cometido por un vulgar delincuente, que traicionó la hones-
tidad de su vocación. En la Hoguera sólo mueren...
CUANDO RICHELIEU MENCIONA LA HOGUERA VUELVE LA MÚSICA . JUANA ENTRA A ESCENA DANDO GRITOS.
...aquellos que atentan contra Dios. Aquellos que abren su alma al Diablo.
Aquellos que prefieren la convivencia con los demonios, con el Infierno.
¡Por lo tanto deben morir en las llamas, en la Hoguera! Es el supremo cas-
tigo para los que tienen relaciones con los enemigos de Dios. Sí, es cierto,
también el Cielo está dividido en amigos y enemigos. Pero...¿Quiénes son
nuestros amigos? ¿Acaso podemos atribuirle al Diablo la creación de nues-
tra existencia? ¡No! La Hoguera es el tormento supremo, infinito. La Ho-
guera es el fin de los hechiceros. El fin del demonio. ¡A la Hoguera con el
Diablo!
TODOS LANZAN UNA CARCAJADA ANTE LA DIALÉCTICA CONTRADICCIÓN DE RICHE-LIEU , EXCEPTUANDO A JUANA QUE GRITA.
JUANA ¡ Sólo Dios sabe cuánto sufro!
GRANDIER Philippe era una joven aristocrática. Yo la encontraba bella, como un cua-
dro. Tocaba el laud. Le gustaba leer y hasta sabía un poco de latín. Cuando
la tenía delante, sentía...una sensualidad...moral.
Era un delicioso sueño. Hasta los más equilibrados y los que mejor se domi-
nan sienten a veces la tentación de hacer lo contrario a lo que deben.(Se arro-
dilla suplicando comprensión.) ¡No pude! ¡No pude resistir la tentación! Más
bien encontraba razones para someterme a ella. Era una locura, un crimen,
lo sabía. Pero no podía resistirme. ¿Cómo librarme de esas noches aplastan-
tes en que la única imagen que aparecía ante el espejo era la mía?
RICHELIEU ¿Y su fe no lo acompañaba?
GRANDIER Mi fe me bastaba, para encontrar... el placer.
LAUBARDEMONT ¡Esto es asqueroso! ¡Este hombre no tiene justificación posibl e!
RICHELIEU Se hacía pasar por maestro de latín, todos los días, excepto los martes.
LAUBARDEMONT Los martes, gozaba con una viuda. La viuda del comerciante de vi nos.
GRANDIER Es imposible vivir en este pueblo. Todo se habla. Se habla de las sangrías,
de la sífilis de la señora marquesa, del segundo aborto de la mujer del Con-
sejero real. ¡Se habla de todo! Todo invita a la burla, al sarcasmo.
LAUBARDEMONT No tiene ningún derecho a hablar así. Este es su momento histórico.¡No
tiene otra salida!
RICHELIEU ¡Qué escándalo para la Iglesia!
GRANDIER ¿Pero como ser humano no tengo derecho al deseo? ¿Soy o no soy un ser
humano? ¿Por qué debo atentar contra mi naturaleza? ¿Por qué debo re-
primir el instinto?
MUSICA .LOS DEMÁS PERSONAJES ABANDONAN EL ESCENARIO. GRANDIER SE RE-
TUERCE TRATANDO DE DESPOJARSE DE SUS HÁBITOS. QUE DA EXHAUSTO. DESPOJA- DO DE SUS HÁBITOS DESCUBRE SU CUERPO DE HOMBRE .ESTE RECONOCIMIENTO LO HACE A TRAVÉS DE UN PROFUNDO SENTIMIENTO.
.
GRANDIER Desciendo...desciendo. en este viaje me olvido de la realidad y me entrego. Es
una dicha interior. Una especie de desesperación.¡Me lanzo! ¡Me lanzo! Este
sufrimiento me hace feliz. Es el Apocalipsis de mis miembros, pero soy feliz.
Mi pasión va tomando cuerpo. He descubierto mi otro yo. Eso que está por de-
bajo del yo. ¡Soy todo amor! ¡Sólo amor! Nada existe fuera del amor. Nada,
sólo amor... ¡Amor!
Una cara de mármol. Una cara como un ataúd. Cerrada. Inmutable. Me mira-
ba como si estuviera en otro mundo. Un mundo donde no hay más que sufri-
mientos. ¡Esa mirada! Ella a veces tomaba mis manos, acercaba su boca a la
mía y bebía de mi garganta. A veces sus pechos se entregaban furiosamente.
¡Pero hoy no! Hoy era de mármol. Una cara como un ataúd (Grita) ¡Iba a tener
un hijo mío!
CESA LA MÚSICA .GRANDIER SE COLOCA AL CENTRO DEL ESCENARIO COMPLETA-MENTE DESNUDO DE ESPALDAS AL PÚBLICO. SU CUERPO SIMULA A JESUCRISTO CRU-CIFICADO. JUANA ENTRA POR EL FONDO CON LAS HERMANAS CLAIRE Y AGNES Y SE
SIENTAN EN PROSCENIO. COMIENZAN A QUITARLE ALGUNOS ELEMENTOS DE VES-
TUARIO.
JUANA Hermana Claire, ¿has tenido alguna noticia?
CLAIRE No, reverenda madre.
JUANA Nuestro guía espiritual está muy enfermo.
LE PONEN UNA BATA DE DORMIR.
CLAIRE ¿Es posible que muera?
JUANA Es posible. Y quedaremos abandonadas a nuestra suerte.
CLAIRE Necesitamos otro guía espiritual.
JUANA En eso estoy pensando. Todos los curas viejos corren el peligro de morir ense-
guida.
CLAIRE (Persignándose) ¡Dios nos perdone!
JUANA Pero existe la posibilidad de que nuestro guía espiritual, en el futuro, no muera
enseguida.
CLAIRE ¿Eso es posible, madre?
JUANA Es posible.(Pausa) ¿Y qué tiene la hermana Agnés que está tan silenciosa?
AGNÉS Nada, reverenda madre.
JUANA Cuéntame sin rodeos. ¿Las mismas historias?
AGNÉS Sí, reverenda madre.
CLAIRE Nos lo contó la madre de una de las niñas esta tarde.
AGNÉS El padre Grandier sostenía relaciones carnales... con la hija del juez. A espaldas
de su padre.
JUANA ¿Es joven ?
AGNÉS Muy joven.
JUANA ¿Y bonita ?
AGNÉS Sí, madre.
JUANA Por lo visto nadie puede resistirse a los encantos del padre Grandier.
CLAIRE ¡Es un desvergonzado! Con el perdón de Dios. No le basta con las viudas
y las casadas. ¡También una señorita de buena familia!
AGNÉS Pero hay algo más. Philippe ha tenido un hijo de él .
JUANA ¡Jesús! ¿Pero sabes lo que estás diciendo?
CLAIRE Todos lo saben, madre. El juez lo ha tratado de ocultar y ha jurado vengarse
del párroco.
AGNÉS Pero el niño no está con la madre.
JUANA ¿Ah , no?
AGNÉS Se lo han regalado a una amiga de ella. Lo está criando.
JUANA Pero es una vergüenza.
AGNÉS Así mismo es , reverenda madre.
JUANA No creo que ese sea el motivo de tu silencio. No es la primera historia que
oímos sobre el padre Grandier.
CLAIRE Es que está preocupado por... el niño.
JUANA ¿El niño? ¿Pero no está en buenas manos? ¿Quieres traerlo al convento?
AGNES Es que está sin bautizar. (Se va de escena)
DESDE SU SITIO AGNÉS SE RIE .
JUANA ¿Crees que le preocupe eso realmente?
CLAIRE Claro que no, reverenda madre. (Se rie)
JUANA (Lanzando una carcajada) Quizás Grandier ... perdón, el padre Grandier, acepte
ser nuestro guía espiritual. ¿No crees?
CLAIRE Dios la escuche, madre.
JUANA Buenas noches, hermana Claire.
CLAIRE Buenas noches, reverenda madre.
MÚSICA . JUANA QUEDA SOLA. LOS SUEÑOS DE JUANA
JUANA Una se estremece al pensar que, en la sacristía , a solo unos pasos del santí-
simo sacramento , el padre Grandier ha sido capaz... ¡Y la probrecita hija del
juez! Seducida en la biblioteca, ante las mismas barbas de su padre. En cam-
bio... Todas esas mujeres no son más que unas hipócritas. No son más que
unas disimuladas. Andan con sus libros de oraciones bajo el brazo, hablando
blandamente, con cuerpos de palo. ¡ Y hasta son poco atractivas!
JUANA TIENE UN SUEÑO ERÓTICO CON GRANDIER CRUCIFICADO.
JUANA Si por lo menos pudiera conseguir que él llegara hasta el locutorio. Entonces
lo miraría fijamente, penetrantemente, con esos ojos que le revelarían mi
alma en toda su desnudez. Detrás de las rejas puedo mostrarme un tanto
desvergonzada. En cuanto muera nuestro guía espiritual, escribiré a Gran-
dier. No podrá negarse ante las súplicas de todo un convento. ¡Y mi carta se-
rá tan desesperada!
GRANDIER Y JUANA REALIZAN UNA DANZA ERÓTICA QUE CULMINA EN UN ORGAS-
MO. GRANDIER SALE CORRIENDO.
JUANA (Se justifica) ¡Mi honor está en poder de Dios! ¡El dispondrá de mi cuerpo
según su voluntad!
CESA LA MÚSICA. JUANA SE VA DE ESCENA. ENTRAN CLAIRE Y AGNES Y CAMBIAN LAS
SILLAS DE LUGAR MIENTRAS CONVERSAN.
AGNÉS No pude dormir en toda la noche.
CLAIRE Por favor , hermana, reza.
AGNÉS Es que no puedo concentrarme.
CLAIRE Entonces rezaré por ti.
AGNÉS Estoy segura de que la reverenda madre hará algo.
CLAIRE Nada puede hacer. Dios lo ha querido así.
AGNÉS Por favor, Claire. ¡Sabes muy bien que la voluntad divina no está en todo!
Sería estúpido pensar que fue Dios quien impulsó al padre Grandier para que
violara a la joven Philippe.
CLAIRE ¿Y por qué no? ¡Es un castigo! ¡Reza, hermana!
AGNÉS No puedo, tengo deseos de gritar.
CLAIRE Por favor, hermana Agnés, esto es demasiado. Llamaré a la reverenda madre.
AGNÉS La reverenda madre hace rato que está gritando en su celda.
CLAIRE ¿ Es que nos hemos vuelto locas?
AGNÉS Creo que son... los demonios.¡Han entrado los demonios!
JUANA DESCALZA Y A MEDIO VESTIR AVANZA HASTA ELLAS. LAUBARDEMONT ENTRA DETRÁS Y ESCUCHA AGAZAPADO DETRÁS DE UNA SILLA.
CLAIRE ¡Jesús! (Corre y se arrodilla frente a ella) Piedad, señor. ¡Piedad! ¿Qué es esto,
madre? ¿Cómo se deja arrastrar de esta manera por los demonios?
AGNÉS ¿Comprendes ahora, Claire? ¿Comprendes ahora? El demonio ha entrado en
nuestro convento.
JUANA En cinco años, nunca antes había sufrido una humillación tan grande.
¡Nunca antes de ser la madre superiora! Siempre supe que eligirían
a alguna de nosotras, cuando la reverenda madre muriera. Pero yo quería ser
la sucesora. Y entonces no me importaron las humillaciones. Todo me importa-
ba poco. ¡Me fui haciendo indispensable! Otras monjas eran más capaces que yo,
pero me fui valiendo de miles de pequeñas sumisiones para imponerme a ella,
hasta que llegó a considerarme indispensable a su lado. Hasta la convencí de
que yo era buena y virtuosa. Supe disimular muy bien.¡Usé la hipocresía! Y así
fui obteniendo pequeños privilegios, de esos que se obtienen cuando lamemos
botas, poco a poco...¡Y al fin obtuve la victoria! Antes de morir me propuso a mí
¡Desde entonces hago lo que me da la gana en este convento! ¡Soy la única res-
ponsable de mis actos! ¡No puedo tolerar esta humillación!
CLAIRE Calma, reverenda madre.
AGNÉS La reverenda madre ha visto al Diablo en su celda .
CLAIRE Déjanos solos, Agnés.
AGNÉS No pienso moverme de aquí.
CLAIRE ¿Quieres despertar a las demás para que se forme un escándalo?
AGNÉS Solo quiero escuchar a la madre superiora.
JUANA (Delirando) Se ha negado , hermana Claire. No se considera digno de tan alto
Honor. ¡Eso ha dicho! ¡Tan alto honor!
CLAIRE Pensaremos en otra solución cuando esté más calmada, madre.¡Ahora vamos a
la cama.
JUANA ¡A la cama no! Allí también se me aparece. Dice que tiene deberes en la parro-
quia, que le impiden aceptar nuestra proposición. ¡No acepta ser nuestro guía
espiritual! ¿Pero cómo ha podido resistirse a un llamado tan cordial? ¿Tan pia-
doso?
CLAIRE Podemos volver a intentarlo.
JUANA No tenemos otra forma llegar hasta él. Y él no hará nada por llegar a nosotras.
AGNÉS El padre Grandier vive en un mundo imposible de penetrar.
CLAIRE ¡Agnés! Tu conducta es pésima y más en un momento como éste en que se nece-
sita tanta cordura. ¡Esto no puede salir de aquí!
JUANA (Grita) ¡He sido ofendida...! ¡Humillada!
CLAIRE Cuidado, madre, puede terminar odiando.
JUANA ¡Ya es tarde! ¡Ya es tarde!
AGNÉS La reverenda madre insultó a la señorita Philippe en plena iglesia.
CLAIRE ¿Pero qué estás diciendo?
JUANA Sí, le grite ramera. ¡Prostituta! ¡Corruptora de sacerdotes!
AGNÉS (Divertida) ¡ Y la escupió!
CLAIRE ¡Dios mío, perdona a nuestra madre!
JUANA ¡La escupí en la cara! Y lo único que hizo fue salir corriendo. ¡Quiero vengarme!
¡Quiero vengarme de ese hombre!
CLAIRE ¡Por Dios, madre! Nos estamos volviendo locas. ¡Las otras hermanas no pueden
enterarse de esto!
AGNÉS ¡Hay más! La reverenda madre ha visto al Diablo en su celda.
CLAIRE No es posible. En el convento no puede entrar el Diablo. ¡Es el reino de Dios!
JUANA ¡Lo he visto! Antes creía que era un príncipe encantador. Antes pensaba eso. Ahora
lo he visto bien. ¡Muy bien!. Acercó su rostro al mío y comenzó a hablarme de
amores. A hacerme caricias atrevidas y hasta obscenas. Me pedía que le entregara
aquello ya entregado a Dios!
CLAIRE ¡En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo!
JUANA Esta vez le ví bien el rostro. Bien cerca. Pude sentir su aliento en mi boca. Era
Urbain Grandier.
AGNÉS GRITA Y SE DESPLOMA.
CLAIRE ¡Estamos perdidas! Esto nadie podrá detenerlo. Escribiré a mi primo el Cardenal.
No podemos permitir que el Diablo destruya nuestro hogar.
JUANA Grandier me estaba haciendo proposiciones indecorosas. Que le entregara aquello
que ya le pertenece a Dios.
CLAIRE Reverenda madre, va a perder la razón. Tiene que hacer un esfuerzo.
AGNÉS (Incorporándose) ¡El convento está embrujado! ¡Está embrujado! ¡Ha entrado el
Diablo!
JUANA Es él quien nos envía los demonios. Lo he visto bien. Comenzó a regar su semen
por toda la celda, sobre mi cuerpo. Y hasta me golpeó con fuerza. ¡Era Grandier!
TRANQUILLE SE PONE DE PIE Y AVANZA HACIA ELLAS. COMIENZA A MOVER LAS SILLAS
PREPARANDO LOS EXORCISMOS.
TRANQUILLE Aquí tenemos ya un arma. Como los antecedentes del padre Grandier son bien
conocidos, la batalla no será difícil . Ahora podemos combatirlo de frente. No po-
demos poner en duda la palabra de la reverenda madre superiora, la Iglesia ha
confiado en ella la dirección del Convento. Grandier como pecador ha puesto
constantemente a la Iglesia en tela de juicio. No vamos a negar el poder que ejerce
la opinión pública, vamos a utilizarla en nuestro favor. Abriremos al pueblo la
puerta de la capilla y lo dejaremos presenciar los exorcismos. Allí la reverenda
madre tendrá un escenario propicio para desenvolverse libremente y a nadie le que-
dará la menor duda de quién es el culpable. Vamos a usar al Diablo en nuestro favor
y así podremos restaurar el viejo prestigio de la Iglesia . Siempre he pensado, en con-
tra de las palabras de su eminencia el Cardenal, que Grandier debía morir en la ho-
guera, y ahora tendré la oportunidad de probarlo. El primer paso será demostrar
que Juana está realmente poseída. Segundo paso, desde el punto de vista Teológico
debemos destruir al culpable. La reverenda madre quiere vengarse de él, así que en-
tre los dos demostraremos que Grandier es un hechicero y morirá en la hoguera.
LA HERMANA CLAIRE SE HA SENTADO, MIRANDO A UN PUNTO FIJO. MIENTRAS AGNÉS VISTE A JUANA CON GRAN ENTUSIASMO.
AGNÉS ¡Lista, madre! ¿Podemos comenzar?
LAUBARDEMONT ,TRANQUILLE Y LACTANCE AVANZAN Y SE COLOCAN FRENTE A LAS
MONJAS. LACTANCE BENDICE EL LUGAR.
TRANQUILLE Te exorcizo, espíritu inmundo, todo ataque del adversario, todo espectro, toda
Legión, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, desarráigate y huye de esta
criatura de Dios.
LACTANCE (A la hermana Agnés) Exorcizo te immundíssimo spiritus, omnis incursio adver-
sarü, omniphantasma, omnis legio, in nomine Domini Nostri Jesús Christi ,
erradicare et affugare ab hoc plasmate Dei.
JUANA PERMANECE INMÓVIL.
TRANQUILLE Te conjuro antigua serpiente, por el juez de los vivos y de los muertos...
LACTANCE Adjuro te ,serpens antique, per Judicem viverum et mortuorum...
LACTANCE LANZA CONTRA LA HERMANA AGNÉS UNA RÁFAGA DE AGUA BENDITA. DESPUÉS A JUANA. JUANA SE CUBRE EL ROSTRO. INMEDIATAMENTE AGNÉS REPITE LA ACCIÓN DE JUANA.
TRANQUILLE (Al notar el gesto de Juana se precipita sobre ella) Te conjuro por el hacedor tuyo
y del mundo , por aquel que tiene poder para castigarte , a que abandones a
este siervo de Dios que vuelve al seno de la Iglesia , a que salgas lleno de mie-
do y de aflicción por tu furiosa huída.
JUANA EXPERIMENTA CONVULSIONES.
LACTANCE Adjuro te, per eum qui habet protestatem miiittendi te ingehennam, ut ab hoc
Famulo Dei, qui ad sinum Ecleciac recurrit, oum metu et exorcitu furoris tui
festinus discedas...
JUANA COMIENZA A AULLAR Y RECHINAR LOS DIENTES.
TRANQUILLE (Tratando de sujetarla) Te conjuro espíritu del mal, en este momento, para que
Hables, ¿Quién eres? ¿Quién eres?
JUANA RUEDA POR EL SUELO.
JUANA ¡Asmodeus!
TRANQUILLE ¿Qué haces en el cuerpo de esta sierva del señor? ¡Abandónalo inmedia-
tamente!
JUANA Me llamo Asmodeus. Y estoy aquí. (Muestra el bajo vientre)
TRANQUILLE (Mostrándole el crucifijo) ¡Humíllate Asmodeus!
JUANA (Se retuerce) ¡No, no , no, no!
TRANQUILLE ¡Contéstame, Asmodeus! ¿Cómo has podido entrar en el cuerpo de la madre
superiora?
JUANA (habla con voz extraña) El otro día, en la escalera... ella se encontró un ramo de
rosas...
AGNÉS LA MIRA IMPRESIONADA SIN ATREVERSE A HACER OTRA COSA.
JUANA ...Y la muy estúpida, se lo puso en la cintura. Entonces le empezaron los tem-
blores en el brazo.
TRANQUILLE ¿Y cómo llegaron estas flores hasta allí?
JUANA (Se contorsiona) No sé , no sé...
LAUBARDEMONT Asmodeus tiene que hablar. Ese detalle es importante para nosotros.
TRANQUILLE ¡Estoy seguro de que hablará! (A Juana) Espíritu inmundo: te conmino a ha-
blar, o serás sometido a las más terribles torturas.
JUANA No, torturas no, hablaré, hablaré.
LAUBARDEMONT ¡Que diga quién envió las flores!
TRANQUILLE ¡Habla ,Asmodeus! Delante del santísimo, dinos ¿Quién envió las flores?
JUANA (Por un momento vacila.) Urbain... Grandier...
TRANQUILLE ¡Di su condición!
JUANA Sacerdote.
TRANQUILLE ¿De qué Iglesia?
JUANA La de San pedro.
LAUBARDEMONT ¡Escuchen bien! ¡El demonio ha hablado! El padre Grandier tendrá que res-
ponder por esto.
AGNÉS ¡Socorro!
LACTANCE (Sobre ella.) In nomine Domini Nostri Jesús Chirsti, eradicare et affugare ab
Hoc plasmate Dei...
AGNÉS ( En el suelo.) Piedad, piedad.
TRANQUILLE ¡Asmodeus! Te conmino a abandonar el cuerpo de la reverenda madre, ahora
Mismo.
JUANA No, no, no , no...
TRANQUILLE ¡Abandónalo o saldrás por la fuerza!
JUANA No creas que te será tan fácil sacarme de este lindo cuerpo...¡Lindo cuerpo!
TRANQUILLE Immundissimo spiritus, omnis incursio adversarü...
JUANA No me dan miedo tus palabrejas en latín.
LAUBARDEMONT (Indignado.)¡ Ya es demasiado!
TRANQUILLE ¡Abandona el cuerpo de la reverenda madre!
TRANQUILLE COLOCA UN CRUCIFIJO EN EL CUERPO DE LA MADRE SUPERIORA. JUANA LANZA UN GRITO Y SE QUEDA INMÓVIL. AGNÉS SE INCORPORA AYUDADA POR LACTANCE. TODOS OBSERVAN A LA MADRE JUANA.
JUANA (comienza a abrir los ojos lentamente.) (Después aulla y lanza el crucifijo lejos de
ella) ¡No, no lo abandonaré! ¡Quiero vivir aquí siempre! ¡Quiero quedarme
aquí para siempre! ¡Quiero hacer con este cuerpo lo que me dé la gana!
LAUBARDEMONT ¡Sujétenla! Le aplicaremos un cuarto de galón de agua bendita en un enema,
tendrá que salir por la fuerza.
JUANA No, a la mierda. ¡A la mierda!
TRANQUILLE Y LACTANCE COMIENZAN A ATARLA.
JUANA ¡Me cago en el padre, en el hijo y en el Espíritu Santo!
CLAIRE (Grita.) ¡Por favor, no hagan eso!
LAUBARDEMONT Es un método que ha dado resultado. Es un enema milagroso. Asmodeus
dejará de importunarnos.
CLAIRE No, no lo hagas. Asmodeus se irá sin resistencia. (A Juana.)¿ Verdad , madre?
¿Verdad que saldrá voluntariamente?
JUANA ¡No! No quiero salir. ¡A la mierda Jesucristo con todos!
CLAIRE Están locas. ¡Las dos se han vuelto locas!
TRANQUILLE SE VUELVE A CLAIRE CON EL CRUCIFIJO EN LA MANO.
TRANQUILLE ¡Cálmate, Satanás! ¡Cálmate!
LACTANCE (Sobre Claire.) Adjuro te, serpens antique, per judicen vivorum...
CLAIRE No, no. Basta con eso. ¡Déjenos en paz!
TRANQUILLE (A Claire.) Besa la cruz. Besa la cruz.
CLAIRE (Seria.) No tengo por qué calmarme. Y no soy Satanás.
JUANA (Lanzando otro aullido) Prefiero el infierno a ustedes. No abandonaré este
cuerpo nunca. ¡Viva satanás!
CLAIRE SE RIE A CARCAJADAS.
TRANQUILLE Besa la cruz. Besa la cruz.
CLAIRE (Se ríe más) No puedo, no puedo.
JUANA Ustedes ignoran el poder que tiene el Diablo.
CLAIRE (Se abraza a Juana) ¡Ayúdame, madre!
LAUBARDEMONT ¡Es la prima de Richelieu!
CLAIRE ¡Yo también prefiero al Diablo!
TRANQUILLE Pero está tan perdida como las otras.
LACTANCE SE ACERCA A CLAIRE Y LE PONE EL CRUCIFIJO DELANTE.
JUANA ¡Escúpelo!
CLAIRE DESPUÉS DE UN INSTANTE LO BESA. JUANA AULLA CON MÁS FUERZA. AGNÉS Y CLAIRE SE ABRAZAN.
LAUBARDEMONT Ahora sólo nos queda expulsar a Asmodeus. ¡Preparen el enema!
JUANA Y LAS HERMANAS SE RETIRAN. LAUBARDEMONT Y RICHELIEU INTERCAMBIAN
IMPRESIONES. TRANQUILLE Y LACTANCE ESPERAN ÓRDENES.
LAUBARDEMONT Tengo en mi poder, informes detallados y he visto los hechos con mis
propios ojos. Existe un solo culpable y debemos castigarlo.
RICHELIEU En eso estamos de acuerdo. Pero dejemos que los demonios de Loudun
se entretengan haciendo un poco más de locuras. El pueblo mismo to-
mará conciencia, gracias a las confesiones que ustedes logren arrancar-
le durante los exorcismos. ¡Si Grandier debe morir en la hoguera, todos
lo pedirán a gritos!
LAUBARDEMONT Pero, excelencia,¿Aún más? Todas las monjas han confesado que han
mantenido relaciones sexuales, que han sido desfloradas. Cinco de ellas
confiesan haber tenido contacto con magos y hechiceros. Si esto conti-
núa, junto a Grandier tendremos que quemar a todos los hombres del
pueblo. ¡Sólo basta con que ellas empiecen a pronunciar nombres!
TRANQUILLE Y aquel incidente, excelencia...
RICHELIEU ¿Qué incidente?
LAUBARDEMONT Uno de los demonios, excelencia, me acusó de cornudo públicamente
y todos los presentes se rieron de mí .
RICHELIEU ¿No habrán insultado al Rey ni a mi persona?
LAUBARDEMONT No, no. Insultan a la virgen María, al sumo creador, a todos los santos,
Pero nunca al Rey ni a su persona.
RICHELIEU Está bien, en cuanto a Grandier...
TRANQUILLE Todas confiesan haber tenido relaciones con él.
RICHELIEU Entonces hay que mandarlo a detener y que se le someta a juicio por
hechicería.
TRANQUILLE Y LACTANCE TRAEN A GRANDIER ATADO Y LO CONDUCEN AL POTRO DE TORTURAS. CON LAS PIERNAS DESDE LAS RODILLAS A LOS PIES METIDAS ENTRE CUATRO TABLAS, LAS DOS EXTERIORES FIJAS, Y LAS INTERIORES MOVIBLES. DE ESTA MANERA SI SE VAN COLOCANDO CUÑAS EN EL ESPACIO QUE SEPARA LAS TABLAS MOVIBLES, SE PUEDEN TRITURAR SUS PIERNAS. TRANQUILLE Y LACTANCE BENDICEN LOS IMPLEMENTOS DE TORTURA. DESPUÉS, LACTANCE LEVANTA UN MASO Y DESCARGA UN GOLPE SOBRE LA PRIMERA CUÑA QUE TRANQUILLE HA COLOCADO. GRITO DE GRANDIER.
LAUBARDEMONT Las cosas no han salido como yo deseo. Se supone que un hechicero se
arrepienta. Confiese y se arrepienta. Pero este hombre no hace ni una
cosa ni la otra. Yo necesito una confesión para poder callar la boca
de los que pretenden criticar mi proceso judicial. (Pausa) Urbain, si
usted firma este papel, las torturas no serán necesarias.
GRANDIER Le ruego... que me excuse.
LAUBARDEMONT Pero es que solamente se trata de una pequeña firma. Usted puede
ahorrarle a su cuerpo torturas innecesarias.
GRANDIER ¡Mi conciencia no me permite firmar una mentira!
LAUBARDEMONT Hágalo entonces para salvar su alma, aunque sólo sea para engañar al
demonio. A lo mejor de esta forma puede reconciliarse con Dios, a
quien ha ofendido tan... gravemente. ¡Este es el último ofrecimiento de
clemencia que le hago! ¿Firma o no?
GRANDIER No.
LAUBARDEMONT (A Tranquille y Lactance) ¡Continúen!
GRANDIER les suplico que me traigan un cura para que me asista en este mo-
mento. ¡Traigan al padre Grillau!
LAUBARDEMONT Si necesita alguna asistencia espiritual, ahí tiene a dos curas frente a
Usted. Escoja cualquiera de los dos.
GRANDIER Ya veo de que se trata. No contentos con torturar mi cuerpo, también
Quieren torturar mi alma para hacerme caer en la desesperación.
¡Dios, no me abandones! ¡No permitas que este dolor haga que me
olvide de ti!
LACTANCE DESCARGA OTRO GOLPE. GRANDIER GRITA Y SE DESVANECE.
LAUBARDEMONT (A Tranquille y Lactance) ¡Continúen!
LACTANCE DESCARGA OTRO GOLPE.
GRANDIER ¿Dónde está...la caridad de san...Francisco?
LAUBARDEMONT ¡Confiesa! ¡Confiesa!
GRANDIER ¿Es que...un hombre puede confesar un crimen...que no ha cometido?
Sólo... por librarse del dolor.
LAUBARDEMONT ¿Pero no comprende que confesar tiene sus ventajas? ¡No sólo en el
otro mundo! ¡En este! ¡Ahora!
GRANDIER He sido un hombre...sé que he amado... muchas mujeres...
LAUBARDEMONT ...¡Y has tenido comercio con los demonios!
GRANDIER ¡No! ¡Soy inocente!
LAUBARDEMONT Coloquen otra cuña.
TRANQUILLE Tiene destrozados los huesos de las rodillas, las tibias, los tobillos...
¡Y los pies!
LAUBARDEMONT ¡Continúen!
LACTANCE DESCARGA OTRO GOLPE.
LAUBARDEMONT ¿Confiesa?
TRANQUILLE Me temo que ha muerto.
LAUBARDEMONT ¡Más cuñas!
TRANQUILLE No hay más.
LAUBARDEMONT ¡Imbéciles! Hacen falta más cuñas. ¡Muchas cuñas! Tiene que confe-
sar.
TRANQUILLE Es inútil, tiene las piernas destrozadas.
LAUBARDEMONT Bueno. ¡Siéntenlo!
TRANQUILLE Y LACTANCE LO HACEN. GRANDIER ABRE LOS OJOS.
GRANDIER ¿Habrá en el mundo...otro dolor como el mío?
LAUBARDEMONT Es evidente que si ha tenido fuerzas para soportar, para resistir
el dolor de las torturas, esa fuerza se la ha dado Lucifer. Es el demo-
nio quien le ha conferido esa insensibilidad. No hay otra explicación.
Es posible que en la hoguera no sienta las llamas. Por lo tanto, debe-
mos tomar medidas. Hay que impregnarle la bata en azufre.
ENTRAN POR EL FONDO JUANA, AGNÉS Y CLAIRE, VIENEN GRITANDO.
JUANA (Grita) ¡No! ¡No quiero verlo! ¡Y menos ahora que está desfigurado!
¡No quiero verlo!
AGNÉS ¡Socorro, madre! ¡No quiero ver al brujo!
CLAIRE ¡No quiero ver al brujo!
LACTANCE Y TRANQUILLE LO SOSTIENEN POR LOS HOMBROS FRENTE A ELLAS.
LAUBARDEMONT Sujétenlo bien, para que no vaya a dar un espectáculo. Recuerden que
no se puede apoyar en sus piernas.
GRANDIER (A Juana) Nunca le hice el menor... daño.
JUANA ¡No soporto su mirada!
GRANDIER Rezaré... para que Dios...las perdone.
CLAIRE SE DESMAYA.
AGNÉS (De rodillas) ¡Piedad! ¡Piedad!
GRANDIER (A Juana) ¡Usted sabe que nunca le envié esas flores!
JUANA CAE AL SUELO CON CONVULSIONES.
LAUBARDEMONT ¡Ha vuelto a hechizar a las madre superiora! ¡A la hoguera! ¡A la ho-
guera!
MÚSICA. SE HACE UN OSCURO TOTAL. EFECTOS DE LLAMAS Y GRITOS DE UNA MULTITUD.
GRANDIER (A Juana) Muero siendo...vuestro servidor...
TERMINA MÚSICA. CLAIRE Y AGNÉS SE RETIRAN. LUZ EN RESISTENCIA SOBRE JUANA QUE DEAMBULA EN BATA DE DORMIR CON UNA SOGA ATADA AL CUELLO.
JUANA Quiero dar cuentas de que he acusado a un inocente.
LAUBARDEMONT Ya es demasiado tarde. Ha muerto en la hoguera. ¿Es el espíritu del brujo
el que le ordena hacer esto, madre?
JUANA ¡No, soy yo! ¡Soy yo! ¡Soy yo!
LAUBARDEMONT ¿Es que después de muerto su espíritu seguirá turbándola?
JUANA ¡No! ¡No! ¡Soy yo!
LAUBARDEMONT Es evidente, madre, que su comportamiento está dirigido por el brujo.
JUANA ¡No! ¡Juro que no! ¡Soy yo! ¡Soy yo!
LAUBARDEMONT Regrese a su celda, madre. Descanse. Ya el suplicio ha terminado. El de-
monio no volverá a importunarla.
JUANA ¿No ve que soy yo? ¿No lo ve? ¡Soy yo!
LAUBARDEMONT ¡Vaya a dormir, madre! (Le quita la soga del cuello)
RICHELIEU Demasiado tarde para arrepentimientos. El arrepentimiento en este mo-
mento, sería una acusación contra ellas mismas. ¡Contra nosotros! ¡Con-
tra la Iglesia! No puedo tolerar esa palabra en mi presencia .Hay que
confiar en la justicia divina. Ya Dios se encargará del alma del párroco.
LA LUZ SE HACE INTENSA SOBRE LACTANCE QUE MUESTRA A JUANA UN CRUCIFIJO. JUANA SE HA DEJADO CAER HACIA ATRÁS Y LA CABEZA CASI LE LLEGA A LOS TALONES.
COMIENZA A EMITIR AULLIDOS.
LACTANCE (Sobre ella) ¡Habla te digo! ¿Qué significa esa mosca negra que salió de las
llamas y avanzó sobre mí y el libro de los exorcismos?
JUANA (Con otra voz) ¡Baruch! Se llama Baruch. Era el demonio íntimo de Gran-
dier .
LACTANCE ¿Y por qué se lanzó sobre el libro de los exorcismos?
JUANA ¡Baruch...quería arrojar el libro...al fuego!
TRANQUILLE (También sobre ella) ¡Habla! ¡Di todo lo que sabes!
JUANA Cada vez que Grandier se refería a Dios...mentía. No quería decir Dios...
quería decir Satanás.
LACTANCE ¿Y tú quién eres que te atreves a afirmar eso?
JUANA Yo me llamo Isaacaron.
TRANQUILLE ¿Y los otros demonios?
JUANA ¡No me torturen! ¡Estoy solo! ¡Estoy solo!
LACTANCE ¿Y dónde están tus hermanos?
JUANA Se han ido. Han ido a la recepción que se ha organizado por la llegada...
de Grandier.
TRANQUILLE ¿Dónde están ellos?
JUANA ¡En el infierno, con Grandier!
LACTANCE Isaacaron, dinos ¿A qué tormentos será sometido Grandier en el Infier-
no?
JUANA Al peor de todos.
LACTANCE ¿Y cuál es ese tormento?
JUANA Privarlo de la presencia... de Dios.
LACTANCE Eso está bien. Pero dí cuáles serán los tormentos físicos.
JUANA (Se contorsiona.) Padecerá un tormento por cada pecado cometido en la
Tierra. Sobre todo, por aquellos pecados de la carne...
LACTANCE ¿Y qué dicen los demonios sobre el momento de la ejecución?
JUANA Dicen que...(Se ríe) si no llegan a bendecir las llamas, no hubiera sentido
nada.
LACTANCE ¡Pero sufrió! ¡Estoy seguro de que sufrió!
JUANA (Se ríe) No tanto. Ahora debe estar sufriendo más.
OSCURIDAD. LUZ SOBRE LACTANCE QUE SE CONTORSIONA, Y MUEVE SUS MANOS COMO UN PÁJARO.
LACTANCE ¡Dios me castiga! ¡Dios me castiga! (Sujeta el crucifijo con las manos) Tengo
fiebre. Sí, yo mismo le trituré las rodillas, las tibias, los tobillos. Fui yo el
que encendí la hoguera. ¡Yo mismo! ¡Tengo fiebre! Lo veo en la hoguera
pidiéndole a Dios que me perdone. ¡Eso se atreve a hacer! ¡Pedir perdón
por mí! ¡Tengo fiebre! Estoy viendo los demonios que él me envía. ¡Un en-
jambre de demonios! ¡Es cierto que vi palomas volando sobre las llamas!
¡Las vi y luché contra ellas! ¡Quieren morderme! ¡Quieren morderme!
LACTANCE ENLOQUECIDO SE RETIRA POR EL FONDO. OSCURIDAD. GRITO DE TRANQUILLE Y LUZ SOBRE ÉL QUE ESTÁ EN LA MISMA POSICIÓN QUE TENÍA JUANA HACE UN MOMENTO. CURVADO HACIA ATRÁS.
LAUBARDEMONT (Sobre él.) Te exorcizo espíritu inmundo, todo ataque del adversario, todo
espectro, toda legión, en nombre de nuestro señor Jesucristo, desarráigate
y huye de esta criatura de Dios.
TRANQUILLE Me llamo “Cola de perro”. (Aúlla y ladra.)
LAUBARDEMONT ¡Te exorcizo espíritu inmundo!
TRANQUILLE ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! (Le saca la lengua)
LAUBARDEMONT ¡Besa la cruz!
TRANQUILLE ¡Te la puedes meter en el culo!
LAUBARDEMONT ¡Humíllate ante la virgen!
TRANQUILLE Esa es una puta. ¡Lechuza del infierno! (Aúlla y se contorsiona ,hasta quedar
Inmóvil)
LAUBARDEMONT SE RETIRA POR EL FONDO. SURIN Y JUANA ENTRAN A ESCENA DESDE LADOS OPUESTOS DEL ESCENARIO. DURANTE LA CONVERSACIÓN ELLA QUEDA EN UN PLANO MAS ALTO QUE EL Y LUEGO VAN CAMINANDO SIN DETENERSE, HASTA QUE SEA EL QUIEN OCUPE ESE PLANO.
JUANA Bienvenido, padre. Me alegro de verte. Hemos estado esperándote como a
nuestro salvador.
SURIN Nuestras plegarias han de ayudarnos. (Sonríe.)
JUANA Durante muchos meses hemos pasado por grandes sufrimientos. Nos han
afligido grandes desgracias y los sacerdotes que llevan aquí mucho tiempo,
no han podido ayudarnos. Tú, padre... eres nuestra única esperanza. Un
hombre tan santo.
SURIN Me pidieron que me ocupara sólo de tu persona. Las monjas quedarán bajo
el cuidado de los otros sacerdotes.
JUANA ¿Sí? Muy bien. Si los malos espíritus me dejan, tampoco atormentarán más
a las otras monjas. Todo empezó con mi persona.
SURIN Trataré de expulsar ese demonio.
JUANA ¡Son ocho demonios! Behemot, Ballam, Isaacaron, Gresil, Amon, Asmodeus,
Leviathan y Clootie.
SURIN Hija mía, el mal puede tener diversas formas. ¿Cuándo te confesaste por úl-
tima vez?
JUANA Hace seis meses.
SURIN Hace mucho tiempo. ¿Por qué has demorado tanto tu penitencia?
JUANA No es mi culpa. Los demonios no me han dejado tomar los Sacramentos.
SURIN ¿De veras? ¿No será un problema de pereza?
JUANA ¿Así que no crees que estoy poseída por el Demonio?
SURIN Hija mía, debo creerlo aunque no quiera.
JUANA Satanás es tan poderoso.
SURIN Nada sabemos acerca de la naturaleza de los demonios y lo que ellos mis-
mos hablan por boca de los poseídos no merece ser creído. ¿Nunca has pen-
sado que los demonios son hijos de la mentira?
JUANA ¿Qué es mentira, padre, y qué es verdad?
SURIN Cada cristiano debe tener una conciencia que le muestre la línea divisoria
entre lo bueno y lo malo. Lo blanco y lo negro.
JUANA ¿No es malo que el padre Grandier haya sido quemado por culpa de mis
demonios?
SURIN Tu propia conciencia debe darte la respuesta.
JUANA Si pudiera contarte todas las cosas horribles que pasé por culpa de ese hom-
bre. Padre, tienes que conocer mis sufrimientos. Todo lo que he soportado.
Es tu deber sacarme de este abismo de soledad en el que Dios me ha empu-
jado.
SURIN ¡ Cálmate, hija mía! ¡Nadie está solo en el mundo!
JUANA Se aparecía junto a mi cama, se inclinaba sobre mí y me tocaba mis pechos.
(Se arrodilla y besa las manos de Surin.) Perdóneme, pero no tengo a quien con-
tarle todo lo que me hizo sufrir. ¡Protégeme, padre! ¡Protégeme!
SURIN Ve a tus deberes, hija mía. Yo rezaré y luego meditaremos en nuestros peca-
dos.
JUANA AVANZA ALEJÁNDOSE DE ÉL. DE PRONTO SE VUELVE TRANSFIGURADA. AVANZA VOLUPTUOSAMENTE.
JUANA ¡Ah, querido...! ¡No creas que te será tan fácil sacarme de este lindo cuerpo!
¡Lindo cuerpo!
SURIN (Confundido.) ¡Madre Juana! ¡Madre Juana!
JUANA ¡No soy Madre Juana! ¡ No soy nadie! No me dan miedo tus palabrejas en
latín, infeliz cura.
SURIN REZA EN VOZ BAJA. JUANA SE ACERCA A ÉL Y LO ESCUPE. DESPUÉS LE ENSEÑA LOS MUSLOS.
SURIN ¡Atrás, Satanás! ¡Vade retro!
JUANA SALE CORRIENDO. SURIN SALE DE ESCENA. ENTRA LAUBARDEMONT Y DESPUÉS CLAIRE Y AGNÉS. ENTRE LAS DOS COMIENZAN A COLOCAR LAS SILLAS EN PROSCENIO DE FRENTE A LOS ESPECTADORES.
LAUBARDEMONT (A Claire y Agnés) ¡Recuerden que a las tres comienzan los exorcismos!
AGNÉS Estaba segura de que los exorcismos iban a acabarse con la llegada de
Surín.
CLAIRE Habrá exorcismos mientras la madre superiora continúe endemoniada.
AGNÉS Pero ella estará aparte, en otra capilla.
CLAIRE Ha sido una orden de Surín. Quizás los demonios la abandonen más rápi-
do si ella está sola.
AGNÉS A mí también me gustaría estar sola. No me gusta que vengan los turistas
A vernos. Me siento como un fenómeno de circo.
CLAIRE Que yo sepa siempre te gustó la idea de hacerlo en público. Encuentras
divertido decirle cornudo a Laubardemont y que el público se ría de él.
AGNÉS ¡Pero ya estoy harta!
CLAIRE Nunca has vivido mejor. Comes bien, trabajas poco gracias a los exorcis-
mos y hasta te conocen en todas partes. ¿Prefieres volver a la época en que
dormíamos en el suelo, comías un poco de frijoles y te la pasabas el día en-
tero tejiendo, lavando, dando clases, recogiendo limosnas?
AGNÉS Claro que no quiero volver a lo de antes, pero estoy muy cansada. Tiene
que haber un final.
CLAIRE La madre superiora sabrá encontrar un final.
AGNÉS Ojalá que no se demore mucho. Ya Grandier está muerto.
AGNÉS Y CLAIRE SE SIENTAN. ENTRAN POR EL FONDO LOS DEMÁS PERSONAJES INCLUYENDO A GRANDIER Y SE COLOCAN EN LAS SILLAS DE FRENTE AL PÚBLICO. CLAIRE SE LEVANTA Y SE COLOCA EN PROSCENIO CENTRO. LUZ SOBRE ELLA.
CLAIRE (Se arrodilla.) Mi querido primo, si esto no termina pronto, el convento de
Loudun terminará por desbaratarse. Las monjas están cansadas. Los exor-
cismos son irresistibles. Cada día el público se vuelve más exigente, quie-
ren ver más acrobacias, más muslos, más piernas, más de todo. Pero noso-
tras ya apenas podemos enfrentar un demonio. ¡La madre superiora es la
única con energías en este convento! Yo también estoy cansada.
CLAIRE SE SIENTA. JUANA SE LEVANTA Y SE COLOCA AL CENTRO. LUZ SOBRE ELLA QUE COMIENZA A DESVESTIRSE. SE ESCUCHA SU VOZ MIENTRAS EN ESCENA REALIZA LAS MISMAS ACCIONES QUE DESCRIBE.
JUANA Me encerré en un cuartico del piso superior del convento. En la habitación
Había un crucifijo, me arrodille ante él y le pedí a Dios que perdonara mi pro-
pia muerte y la de la pequeña criatura. A pesar de que una vez había decidido
ahogarla en cuanto estuviera bautizada. Con unas tijeras corté un trozo del
camisón, empuñé el cuchillo y lo apliqué entre dos de las costillas próximas a
mi estomago. Tenía la resolución de continuar hasta el crudo final. ¡Pero en-
tonces un golpe misericordioso de la providencia me impidió hacer lo que ha-
bía proyectado! Sentí que me derribaban con increíble violencia, que me arran-
caban el cuchillo de la mano. Cristo había separado uno de sus brazos de la
cruz y con él me señalaba. Entonces escuché divinas palabras, una voz me gri-
taba: ¡Desiste! ¡Desiste! ¡Desiste!
MÚSICA. JUANA REPITE: ¡DESISTE! VARIAS VECES Y SE CREA UNA ATMÓSFERA ENSORDECEDORA.. TODOS LOS PERSONAJES REALIZAN ACCIONES PARALELAS HASTA LLEGAR AL PAROXISMO. SE VAN RETIRANDO POCO A POCO POR EL FONDO Y SURIN SE QUEDA SOLO EN ESCENA.
SURIN (Con el torso descubierto. Flagelándose) Mi meta es la perfección cristiana. La anula-
ción del yo, para unirme a la gracia de Dios. Pero esta meta no debe ser para mí
solo. La madre superiora tiene que tomar esta senda conmigo. Tengo que resca-
tarla de los demonios. Tengo que preparar su alma para unirla a Dios.
JUANA APARECE POR EL FONDO Y SE ACERCA A SURIN. LE ARREBATA EL FLAGELO.
SURIN (A Juana.) Debes volver a los ejercicios espirituales. Tienes que unir tu alma a
Dios.
JUANA Estoy contenta de ser así. Cada vez que Dios lo desea se me acerca y me da
pruebas de su presencia.
SURIN Estás blasfemando, Juana.
JUANA No quiero ninguna purificación cristiana, es para la muerte.
SURIN Para la vida que viene después.
JUANA Después no quiero perfección. ¿Por qué no ahora mismo?
SURIN La muerte es la vida eterna.
JUANA De la muerte sabemos muy poco, padre.
SURIN ¿Niegas la vida eterna?
JUANA ¿Has visto tú la vida eterna?
SURIN No la he visto, pero tú misma has dado pruebas de que existe. ¿No se te aparecen
los demonios? ¿No te ha detenido Dios ante el suicidio? ¿No eres victima de seres
que no habitan en la tierra?
JUANA ¿Entonces en la vida eterna tengo que vivir entre ellos? ¡No quiero entonces la e-
ternidad!
SURIN ¡Que Dios te perdone, Juana!
JUANA ¿Y tú? Eres tan gris, que no eres nadie. ¡Nadie!
SURIN Madre Juana, he descubierto que no puedo cerrar los ojos sin ver tu imagen en mi
celda. Madre Juana, ¿Por qué a veces siento que las oraciones a mi alrededor van
resultando tan estúpidas? Madre Juana, ¿Por qué aquello que parece imposible
nos atrae con esa fuerza extraña y nos dejamos llevar con regocijo, sin importar-
nos nada más que ese objetivo? Madre Juana, si me dieran a escoger entre el cami-
no más fácil y el más difícil, siempre escogería el más difícil. Madre Juana, ¿ Por
qué si este camino me hace daño no puedo evadirlo? Madre Juana ¿El amor será
una ingenuidad? ¿Por qué no es el amor la fé en que se debiera construir la civili-
zación? Madre Juana, me estoy humillando. ¿Me estás oyendo? ¿Por qué el amor
nos puede destruir? ¡Cuantas veces he delirado en sueños! Madre Juana, no me
hagas perder la fé en la capacidad que tiene el amor de construir. ¡Estaríamos per-
didos!
JUANA Los demonios no han entrado en ti, porque te conformas con poco. Con pan y con
agua. Con una sotana vieja y un misal. ¡Con muy poco!
MÚSICA. SURÍN SE DESNUDA.
SURÍN Aquí está mi cuerpo. Estoy dispuesto a recibir esos demonios.
JUANA (Se ríe.) ¡Detesto que te rebajes! ¡Te estás humillando! ¿Por qué te entregas sin
importarte que te pisoteen?
SURIN Creo que en el fondo sientes temor. Te reconoces como una pecadora. ¡Confiésate,
Juana!
JUANA No tengo nada que confesar. Sólo me inspiras infames tentaciones.
SURIN Sólo hay un remedio para eso. Entrégate a la voluntad del amor y su poder. La
obra del amor consiste en talar, destrozar, abolir, para luego rehacer, levantar de
Nuevo... ¡resucitar!
JUANA RETROCEDE POR EL SUELO
SURÍN El amor es maravillosamente dulce y terrible. Cuanto más terrible más deseable
¡Tienes que entregarte a él!
LA SUJETA PERO ELLA CONVULSIONA.
JUANA ¡No quiero oír más estupideces!
SURÍN No estaré contento hasta que no vea el triunfo del amor sobre ti. ¡Hasta que te con-
suma!
DURANTE EL FORCEJEO SUS PERSONALIDADES COMIENZAN A TRASPASARSE.
SURIN Es cierto que entre nosotros y Dios existe un abismo. Pero el amor puede tender un
puente.
JUANA Pero no puede suprimir el abismo.
SURÍN Pero allá donde no hay amor, ni siquiera hay un puente.
JUANA ¡Te estás volviendo loco!
SURÍN Yo mismo he avanzado hacia ella y me siento orgulloso.
SE ABRAZAN.
JUANA ¡Estoy confundida!
SURÍN Tienes que salvarte, Juana.
JUANA ¿ Y por qué no castigada?
SURÍN Destierra los demonios de tu alma. ¡Tu puedes crear ese puente! ¡Sigue adelante,
Juana! Debes exponerte a la luz divina. Sentir que te acercas más y más. Piensa en
Santa Teresa. No todo está perdido. Olvídate de ti misma. Ya no tiene sentido que
sigas siendo la reina de las posesas. Hasta las otras hermanas están cansadas. ¿ Tú
crees que el demonio es el único camino para trascender?
JUANA Dime más. ¡Háblame más!
SURÍN También puedes trascender si te llenas de amor y dulzura. Destierra esos demonios
y llénate de luz.
JUANA Te diré lo que haré. Haré oración mental durante tres o cuatro horas. Me someteré
a sacrificios físicos. ¡A los más terribles!
SURÍN ¡Sigue adelante, Juana!
JUANA Quitaré las plumas del colchón para sustituirlas por tablas. Me azotaré con el flagelo
ante cualquier pensamiento impuro. Santa Teresa decía que el flagelo era el mejor
remedio para la melancolía. ¿Estás de acuerdo? ¡Haré todo eso! ¿Por qué no hablas?
¿Qué tienes?
SURÍN ARTICULA PALABRAS QUE NI SE OYEN.
JUANA ¡Quiero elevarme a Dios! Quiero que se me conozca como a una Santa. ¿Por qué no
me hablas? ¡Quiero ser Santa! ¡Quiero ser invocada en todas las ocasiones! ¡Quiero
ser canonizada y obrar milagros!
SURÍN (Grita.) La naturaleza ha sido condenada y sentenciada a muerte.
CESA LA MÚSICA.
JUANA Un día caí en éxtasis y sentí que llegaba tan cerca de Dios, que él me dio algo así
como un beso.
ENTRA LAUBARDEMONT. DESPUÉS ENTRA RICHELIEU Y SE SIENTA AL FONDO. JUANA SE RETIRA.
LAUBARDEMONT Padre Surín, ¿No cree que se expone demasiado?
SURIN Amo a Dios y le permito que haga conmigo lo que desee.
LAUBARDEMONT Usted parece ser más débil que los demonios de la madre superiora.
SURÍN (Un poco ausente en todas sus respuestas) Ya no hay demonios en la madre supe-
riora. Ahora ella es santa.
LAUBARDEMONT Creo, padre, que necesita descansar.
SURÍN Sabías, hermano, que el amor consiste en talar, destrozar, para luego rehacer.
No estaré contento hasta ver el triunfo del amor sobre los mortales. ¡Hasta que
el amor no los consuma!
LAUBARDEMONT ¿Es posible, Dios mío, que este sea el castigo que hayas destinado para tanta
Bondad?
SURÍN Te aconsejo que no limites tu espíritu a un determinado asunto. ¡Lánzate con
fuerza a la vida! Entrégate a la oración. Ahí está el placer, en entregarse todo,
sin limitaciones.
LAUBARDEMONT (Colocándole a Surin una soga al cuello) Este hombre ha perdido la razón. ¿O son
los demonios?
SURÍN Ya no hay demonios en la madre superiora. Ahora ella es una santa.
LAUBARDEMONT ARRASTRA A SURIN AGARRADO POR EL CUELLO POR TODO EL ESCENARIO.
LAUBARDEMONT Su eminencia, un hombre como éste no debe ser condenado y exhibido junto a
los otros locos, los domingos, cuando los padres lleven a sus hijos al manico-
mio. Un hombre como éste no debe estar allí.
RICHELIEU En todo esto está la mano de alguien muy poderoso: La mano de un ser con
poder sobre la voluntad de los hombres.
LAUBARDEMONT Es el triunfo del Diablo.
AGNÉS, JUANA Y CLAIRE VAN AL CENTRO.
AGNÉS Estas cosas me dan miedo.
JUANA No hay nada que temer. El ángel me lo ha anunciado y así será.
CLAIRE Madre, si esto llega a suceder, protégeme para siempre del mal. ¡Ayúdame a
ser como tú!
TODO OSCURECE ALREDEDOR DE JUANA. MÚSICA.
AGNÉS ¿Madre, se acerca el momento?
JUANA NO CONTESTA.
LAUBARDEMONT Silencio, la madre superiora ha caído en éxtasis. No puede oirte.
TODOS SE ALEJAN. JUANA ABRE LOS OJOS Y MIRA A SU ALREDEDOR. COMIENZA A INCORPORARSE COMO SI UNA FUERZA EXTRAÑA LA LEVANTARA. QUEDA DE PIE. COMIENZA A LEVANTAR LOS BRAZOS Y EL ROSTRO. CESA LA MÚSICA.
LAUBARDEMONT No se suspende.
JUANA MIRA HACIA EL PISO Y VE QUE NO SE HA MOVIDO.
LAUBARDEMONT Parece que no habrá milagro.
VUELVE LA MÚSICA.
LAUBARDEMONT ¿Será posible todavía?
JUANA SE LLEVA LAS MANOS A LA FRENTE Y LANZA UN GRITO.
CLAIRE ¡Milagro! ¡Milagro!
JUANA SE DESCUBRE LA FRENTE EN LA QUE APARECE UNA CRUZ ENSANGRENTADA.
LAUBARDEMONT (Cae de rodillas.) ¡Misericordia!
TODOS SE ARRODILLAN. JUANA AVANZA HACIA ELLOS.
JUANA Dios con su infinita clemencia me concedió más de lo que yo podía esperar.
CESA LA MÚSICA. CAMBIO DE ATMÓSFERA JUANA, CLAIRE Y AGNÉS SE ACERCAN AL CARDENAL, QUE SE HA ACOSTADO. CLAIRE LLEVA UN HÁBITO DOBLADO ENTRE SUS MANOS.
RICHELIEU Las hermanas pueden pasar.
LAS TRES SE ARRODILLAN.
RICHELIEU Las bendigo, hijas mías. Pueden ocupar asiento.
JUANA De ninguna manera. No intentaría jamás sentarme en presencia de su emi-
nencia.
RICHELIEU Pero yo no puedo permitir que continúen de rodillas frente a mí. Por favor
siéntense.
JUANA Las hermanas y yo preferimos quedarnos aquí.
RICHELIEU (Se incorpora un poco) Madre, le suplico que se siente.
JUANA Si a su eminencia no le importa prefiero quedarme aquí.
RICHELIEU (Molesto) ¡Me niego! ¡Por favor, siéntense!
LAS TRES SE SIENTAN.
RICHELIEU ¿Hija mía, sabes cuánto debes a Dios por haberte elegido a ti? Vivimos una
época descreída. Pero él te ha elegido para que sufras por el honor de la
Iglesia, la conversión de las almas y la confusión de los perversos.
JUANA Nunca olvidaré que su eminencia para mí ha sido un infinito protector.
RICHELIEU Me veo obligado a reverenciarla por todo lo que la Providencia le ha otorga-
do. ¿Me permite ver los nombres sagrados escritos en su mano izquierda?
JUANA LOS MUESTRA.
RICHELIEU ¿Me permite oler el ungüento divino?
JUANA DESDOBLA EL HÁBITO QUE SUJETA CLAIRE Y SE LO ENTREGA AL CARDENAL. ESTE LO HUELE.
RICHELIEU Voy a decir... (Poniéndose de pie) Esto huele a... perfume santo.
MÚSICA CORAL.
CLAIRE ¡Perfectamente santo!
LAUBARDEMONT (De rodillas) ¡Perfectamente santo!
SURIN (Grita enloquecido) ¡La naturaleza ha sido condenada y sentenciada a muerte!
TODOS LOS PERSONAJES ENTRAN A ESCENA Y REPITEN: ¡PERFECTAMENTE SANTO! JUANA SE INCORPORA Y COMO QUIEN ACABA DE SER CANONIZADA AVANZA HACIA EL CENTRO
DEL ESCENARIO, SE SUBE A UNA SILLA Y ADOPTA UNA POSTURA DE VIRGEN. SUS MOVIMIENTOS LOS HACE COMO SI FLOTARA. LAUBARDEMONT ARRASTRA A SURÍN CON LA SOGA COMO SI FUERA UN PERRO POR TODO EL ESCENARIO. TODOS LOS PERSONAJES
COMIENZAN A SALIR POR EL FONDO MENOS JUANA QUE QUEDA SOLA ILUMINADA COMO SI FUERA A DESLUMBRAR. LA CORAL VA EN AUMENTO.
FIN