Autor: Ana Maugeri
Se ve en el escenario un cajón y una mujer sola, sentada en la única silla que hay. Le habla al cajón donde está, supuestamente su madre muerta.
La hija: ¿Y ahora qué hago yo, me querés decir qué hago yo?, así, sola, con las manos vacías, sin nada para hacer, sin nadie para atender, así de brazos cruzados? ¡Ay mamita! ¿por qué, por qué? (Pausa)
La casa es grande, no es para una sola. Vos y yo estuvimos siempre juntas, mi hermano, mi papá.... (Pausa)
Quedamos vos y yo. Solas. Solitas. ¡Ay mamita ¿qué voy a hacer ahora, encerrada sin vos? ¿y vos mamita a dónde te vas?
(se levanta, se acerca al cajón y con voz de madre autoritaria)
¿A dónde vas?
(se achica al escuchar su propia voz como si fuese su madre la que pregunta, con tono de pedir disculpas)
salgo con una amiga y quién es esa amiga me preguntabas y yo te contaba y si a vos no te gustaba, yo no salía, le mentía, inventaba alguna excusa y no salía. Siempre te hice caso, mamita. Nunca me preguntaste si yo quería salir con fulana o con mengano, ¿por qué no preguntabas qué quería, qué deseaba?
(se persigna)
qué idiota, me quedó la costumbre, cada vez que digo esa palabra
(se persigna en un gesto exagerado y ridículo, varias veces) (Mirando el cajón)
Deseo era una palabra que no me dejabas decir, ¿te acordás mamita? Una vez dije que deseaba mucho un vestido blanco con puntillas que había en la vidriera del negocio de doña Aída, me miraste y me dijiste que no volviera a repetir esa palabra. Me quedé muda, no sabía a cuál de ellas te referías, si a “vestido”, si a “blanco” o a “puntillas”. Me enteré que la palabra prohibida era “deseo” cuando me diste vuelta la cara de un sopapo, frente a la frutería de don Angel porque dije que deseaba comer frutillas. Don Angel se quedó mirando y le di pena, al otro día sin que vos te enteraras, me regaló un cuarto de frutillas, me las comí todas. Porque yo hacía algunas cosas que vos no te enterabas, no te enojes mamita, pero ahora te lo puedo decir, sobre todo porque no me oís, pero a mí me gustaba dormir con las manos entre las piernas y tocarme y eso vos no lo sabías
(lo dice con tono de nena picarona)
Ja, ja!! Así mirá
(se toca, se entusiasma)
así, así. (Pausa)
Cuando decidiste que yo durmiera en tu misma cama, ya no pude calentarme las manos, me quedaba dura, casi no me movía , sabés mamita que los casi 20 años que dormimos en la misma cama, yo no dormía. Durante el día me quedaba frita en el baño, sentada en el inodoro y vos te enojabas porque tardaba mucho. Yo dormía en el baño, mamá, (gritando)
¿entendés? Dormía y no solo dormía
(con la voz de la madre)
¿me entendés mamá?
(se da vuelta y hace un gesto con la mano)
¡Qué vas a entender! Vos lo único que entendías era tu mundo y el que no entraba en tu mundo, se jodía. Yo te decía, mamá hay que modernizarse, pero vos insistías que había que mantener el honor y las buenas costumbres, yo te hacía caso porque yo también creo en esas cosas, pero te acordás de Nino, sí el tano morocho que se enamoró de mí, yo también me enamoré de él y vos te opusiste, me decías que era un hombre sin familia y que un hombre sin familia no es confiable y yo lo dejé, por vos mamita lo dejé.
(En otro tono, más apasionado y bronca a la vez)
Durante años imaginaba que él me venía a buscar, tiraba la puerta abajo, te daba un empujón a vos y me llevaba con él (otro tono, más natural)
hubiera sido más sencillo que el empujón te lo diera yo. Pero no era solo con los hombres, te metías con mis amigas también. ¿Te acordás de aquella vez que la vecina me invitó a pasar un fin de semana a Mar del Plata, no solo te enfermaste sino que además me dijiste que me invitaban porque yo les daba lástima
(con vos de enojada)
¿por qué la gente me tenía lástima, decime por qué vieja de mierda la gente me tenía lástima? Si yo era una chica linda, que vivía con su mamita en una linda casa con jardín adelante. Me quedé con las ganas de conocer el mar, en realidad me quedé con las ganas de no verte por tres días, en realidad, me quedé con las ganas. Y la enfermedad que dijiste tener te duró exactamente un día antes de que mi amiga saliera para Mar del Plata y cinco minutos después que yo los despedía, desde el jardín con mi mano levantada y mi alma otra vez agachada. ¿qué me dijiste cuando entré a casa? Bueno mija, vístase mejor que nos vamos un rato a la placita. Cambié un viaje a Mar del Plata con una amiga por un rato en la placita con vos ¿cómo hiciste para hacerme tan pelotuda, mamita?
(Se sienta nuevamente en la silla, en tono de cargada) ¡Uy no digas esas palabras!!
(tono más desesperado)
boludita, pelotudita, viejita chotita, mierdita
( se mira las manos y cambia de tono)
se me arrugaron las manos, además las tengo tan frías,¿ hace frío acá, mamita, tenés frío?
(Se acerca al cajón y trata de protegerlo) (Da un salto hacia atrás)
Callate mamá, ahora no hables, ya no se puede seguir hablando, callate, ya no quiero escucharte, te escuché durante 50 años
(repite sintiéndose rara)
cincuenta años de mi vida. ¡Qué bien se mantiene su hija, doña, te decían y vos, lejos de ponerte contenta, “si lo único que hace es cuidarme a mí que me sé cuidar sola.”
(cambia el tono)
pero qué vieja arpía, si me tenías todo el día trabajando, apenas me veías sentada, me pedías algo, hija me hacés un té, sí mamá, encendé la luz del jardín que está anocheciendo, sí mamá, sacá la basura que ya es hora, sí mamá, arriba que quiero desayunar, sí mamá, ¿cuándo vas a limpiar los muebles?, yo quiero almorzar temprano, preparame algo simple, me despertás, no quiero dormir mucho a la hora de la siesta, sí mamá, ¿y para cuándo el yogurcito?
(Silencio) (se asusta, se inquieta, se acerca y se aleja con miedo al cajón)
Ya te llevo el yogur mamá o es mejor que hoy no lo tomes, yogur no mamá, no quiero darte el yogur, mejor te voy a comprar alguna facturita (pausa)
No, el panadero es un hombre muy grande para mí, no te pongas a buscarme candidatos, ¿qué te pasa, tenés miedo que me quede solterona?
(gritando)
soy solterona, mamá y si no fuera por mi dedo sería virgen, (cambiando de tono)
ya sé, tendríamos facturas, sandwiches de miga, tortas, masas, mmmm, todo gratis, por eso querés que le coquetee al panadero, pero a mí no me gusta, tiene feo olor, tiene olor a queso rallado
(cambia el tono e increpa al cajón)
decime vieja de mierda, decime ¿vos te acostarías por interés? O pensás que me engancho al panadero, vos te comés las tortas y yo me lo tengo que bancar a la noche metido en mi cama, vieja vendehija, yo jamás hubiera hecho eso si hubiera tenido una hija
(silencio, se mira el vientre, hace como que tiene un bebé en brazos, luego como si peinara una larga cabellera, se interrumpe bruscamente)
¿Por qué me hacías llorar cada vez que me peinabas? ¿Por qué te ensañabas con mi pelo?
(cambiando de tono, con ilusión)
Yo tenía una larga cabellera con ondas y vos me peinabas, no me dejabas mover ni hablar, me peinabas y tarareabas una canción
(cambiando el tono)
nunca entendí lo que hacías
(gritando)
¿te excitabas vieja asquerosa?
(cambiando el tono)
Hace frío acá, no sé por qué tengo las manos tan frías (protege al cajón)
¿te abrigo mamita, querés una manta, una frasadita? ¿Querés la que nos mandó Luciano desde Italia? Sí, ya sé,¿ por qué no vino él? En vez de mandar regalos con un amigo. Luciano es un buen muchacho, para mí sigue siendo un chico, mi hermanito, ¿qué lindo que era!, que es ¿no?, era tu debilidad, ¿no mamá?
(con tono de confianza)
¿eh, viejita, decí la verdad, hubieras dado tu vida por Luciano?
(cambiando a tono sarcástico)
¡Ja! ¿cómo te cagó el nene!, en cuanto pudo, no solo se casó, sino que además se fue del país y sacó a su mujer de tus garras, porque vos ya estabas organizándole la vida, decidiendo por ellos, pero como dice el refrán “tira más un pelo de concha que cien caballos”
(hace gestos y se toca)
¿qué tendrán los pelos de mi concha?
(gritando)
decime mamá ¿acaso son más débiles mis pelos?
(se toca) (cambia el tono)
sí, ya sé, no empieces con tu perorata, no tuve suerte, a todos les decías “mi hija no tuvo suerte con los hombres”. Papá me decía, si seguís así te vas a quedar para vestir santos (mirando al cielo)
no es exactamente una santa la que vestí en los últimos treinta años, papá
(dirigiéndose al cajón)
¿hay algo más patético que una madre viuda y una hija solterona? No sé, no sé qué voy a hacer ahora
(como dialogando con la madre)
no, no el yogur no está listo, todavía no se hizo, te compro uno en el supermercado, venden unos muy ricos, sí ya sé mamá que vos querés que yo lo haga, te gusta más el que yo hago
(con tono amenazante)
está bien mamita yo te hago el yogurcito, pero ahora dejame que estoy leyendo
(hace el gesto de tener un libro en las manos) (se entusiasma) es una historia de amor, sabés ella...., pero es una linda historia, pero mamá
(gesto de ocultar el libro para que no se lo saquen) (enojándose)
pero mirá que eras perra, me controlabas hasta lo que leía, demasiada fantasías decías, ja!!! ¿Y qué tiene de malo mamita, que tiene de malo la fantasía, o acaso vos no tenés fantasías, no tenés??
(resignada)
yo sí tenía mamá, yo tenía muchas fantasías pero vos me mandabas callar y yo escondía el libro
( se empieza a reir)
¿ sabés que yo miraba revistas de esas?
(hace gestos de coger)
sí, sí de esas donde aparecen los hombres y las mujeres haciendo,....vos sabés a qué me refiero
(enojándose)
porque encima vos sí sabés a qué me refiero, porque mi hermano y yo no nacimos por obra y gracia del espíritu santo, vos sabés a qué me refiero ¿no?, la que no sabe, no supo ni sabrá nunca soy yo
(se vuelve a reir)
¿sabés dónde escondía las revistas y los libros que vos no me dejabas leer?
(carcajadas)
junto con las cenizas de tus padres
(se sigue riendo)
sí, sí, mi calentura y mis fantasías descansaban en paz junto a mis abuelitos
(se pone seria de golpe)
el baúl donde estaba el cofre con las cenizas me daba miedo, hasta que escapando de tu persecutoria mirada, decidí que ese era el mejor lugar para esconderlos, vos pasabas ante el baúl y te persignabas
(se hace la señal de la cruz muchas veces)
Ja!!! Lo bien que hacías, porque ahí estaban los tipos y las minas cogiendo, porque ahí estaban las historias de amor más hermosas y porque ahí estaban mis fantasías y mis deseos (Pausa)
ah, también estaban mis abuelitos
(se acerca al cajón como si alguien le hablase desde adentro)
¿cómo? No, no, no es la hora del yogurcito, no, mejor tomate un te con leche, hoy no yogur
(gritando)
sí mamá te hice el yogur,
(cambia de tono)
pero ahora mejor miremos la tele, sí ya sé que a vos te gusta tomar el yogurcito mientras mirás esos programas de chimentos, vieja chismosa, te gusta meter las narices en los calzones de la gente
(imitando a la vieja)
“viste con quién sale fulana, y mengano que se acuesta con sultana”
(cambia de tono, pasa a ser amenazante)
tu baba envidiosa te lubricaba esa lengua viperina que no me permitió hablar, decirte
(cambia el tono)
sí mamá, tengo tantas cosas para decirte
(cambia de actitud, quiere proteger al cajón)
¡hace frío, tengo las manos heladas! No te preocupes mamita, nadie va a separarnos, yo estoy con vos, yo te cuido mamita, pero quiero decirte algo, no te enojes, lo que pasa es que el yogur no me salió muy bien, no está como a vos te gusta, mañana te hago otro, este está feo, le puse algo...., no te enojes, no lo pruebes, me salió feo, lo tiro, sí dejame tirarlo, por favor mamita hoy no quiero darte el yogurcito.
(Escucha ruidos, voces que vienen de la única puerta que se ve, salta de la silla al cajón y se mete adentro y adopta la postura de muerta). Entra una mujer anciana con bastón, habla con gente (que no se ve).
La madre: pasen, pasen por favor, ahí está mi pobre hija, no sé qué pasó, los médicos me dijeron que su corazón se paró de golpe, me estaba por servir como todas las tardes el yogur, estaba parada con la taza en la mano y se cayó al piso, no soltó la taza, se murió agarrada a la taza, pero no se queden ahí parados, tomen asiento (la vieja se sienta en la única silla).
Apagón
Contacto: Ana Maugeri anamaugeri@ciudad.com.ar
Todos los derechos reservados DNDA Nº 200593