jueves, 17 de mayo de 2007

TUNGARA TU

Autor: Cristian Krämer

Parte 1

Patio de casa vieja o colonial reciclada. Ventanas que dan hacia el interior de la casa. Una de esas ventanas deja ver una luz prendida. En el fondo hay una puerta que conecta al interior de la casa. En un lateral, otra que da a un pasillo externo. Luz nocturna. Se escucha sonido de murmullo de agua y de quejidos. Como gorgoteos que crecen y bajan y vuelven a crecer. No cesan.
Marisa envuelta en una bata sale al patio por una puerta de fondo, fumando un cigarrillo recién encendido. Hizo el amor y él se fue. Tiene una leve sombra de desilusión y de a poco, de miedo en su rostro. Hay una gran rejilla de metal perforado en el centro. Los ruidos son elevados. Se acerca un poco a la rejilla. Se agacha con cautela. Tiene más miedo. El ruido gobierna el ambiente.
Otro día. Es la mañana. Marisa y Tulio en el patio. Él está vestido con mameluco y tiene un collar de madera colgando en el cuello. Arrastra un baúl y lleva una muy pequeña valija en la mano. Mira todo a su alrededor. Marisa no puede dejar de mirar la rejilla. Se nota su temor.
Tulio: Hermoso patio.
Marisa: De ahí sale el ruido.
Tulio: (toca las paredes) Del mil ochocientos...
Marisa: Que yo sepa, del cuarenta.
Tulio: No, pero los cimientos, no. Se ve que siguieron levantando.
Marisa: Claro. (pausa) Ahí, en el medio. ¿Escucha?
Tulio: Mire sino cómo terminan las baldosas. Muy parejitas. Levantaron el piso anterior. Vaya uno a saber... los cambios... (Marisa le señala la rejilla). Sí, si. Claro. (se acerca despacio) Liverpool Steel Manufactured. ¿ve? No menos de cien años. No les sirvió más, y le pusieron la tapa. (acercándose a la rejilla. Cierra los ojos y disfruta el ruido).
Marisa: Cuidado, no se manche que... está como... sucio...
Tulio: Descuide. Mameluco. Mmmmm (parece que canturrea). Mmmmmm (se agacha para escuchar mejor), Mmmmm (trata de ver). No se ve nada.
Marisa: ¿Y el agua?
Tulio: Nada (señala). Era un aljibe, creo.
Marisa: Estaba así cuando... (cambia el sentido de la frase) me la dieron...
Tulio: Fascinante. Fascinante. (se levanta y recorre el patio. Toca las paredes otra vez y cierra los ojos)
Marisa: Muy fría.
Tulio: Fresca, más bien. (pausa) Y eso, insisto... fue un aljibe. Pedazo de aljibe.
Marisa: A mí,siempre me pareció un pozo tapado.
Tulio: ¿Bajó alguna vez?
Marisa: ¿Tá loco? Ahí no me meto ni para buscar el anillo.
Tulio: ¿Cuándo se le perdió?
Marisa: Unas semanas.
Tulio: ¿De casada?
Marisa: Un poco más grande.
Tulio: ¡Un tema!. Hay que dar explicaciones y todo eso... ¿no?
Marisa: (soberbia) Yo no tengo que explicar nada.
Tulio: Mejor así... Bien se lame.
Marisa: ¿Qué cosa?
Tulio: El buey solo... Digo, sin ofender, ¿no?, pero ¿qué mujer no perdió un anillo en la pileta?, Que justo ese, que el que heredé de la abuela, que cómo le digo... Usted sabe. Un bodrio.
Marisa: (seria) ¿Terminó?
Tulio: Ni empecé.
Marisa: De hablar, digo.
Tulio: ¡Ah, disculpe!... trabajo solitario... Cuando uno engancha la onda...
Marisa: ¿Serán caños?
Tulio: Creo,... creo,.... no vaya a ser que... (con temor) Hidromedusa.
Marisa: (pausa. Confundida ) A usted lo manda... ¿Varela...?
Tulio: Otero. De la municipalidad.
Marisa: Otero...
Tulio: O sea... le aclaro. Yo no soy municipal. Otero, que él sí que es municipal, me dijo que venga. Y vió que en la Municipalidad nadie sabe un soto de tortugas, entonces me mandó a mí.
Marisa: Tortugas... (se aleja despacio hacia un teléfono). ¿Me aguarda un instante...?
Tulio: Otero me conoce de chico. No vaya a creer que... Todo legal...
Marisa: Un minuto. ( Disca)
Tulio: Mire que... está todo bien...
Marisa: Varela. ¿Quién es este tipo?. Viene de parte de un tal... (escucha) Sí... Otero. No, él no es Otero... lo mandó Otero... (escucha) Esperá. (Luego al hombre) ¿tiene la credencial?
Tulio: Le explico... eh... no.
Marisa: (al teléfono) No. No tiene... ¿que se vaya?... Listo. (corta) Se tiene que ir. Varela dice que usted no tiene nada que hacer aquí.
Tulio: Pero justamente, Otero...
Marisa: (amenaza) ¿Llamo otra vez?
Tulio: No... pare. A ver...
Marisa: (Duda y vuelve a discar) Suficiente con los ruidos, para bancármelo a usted, ahora.
Tulio: (se adelanta y le cuelga el teléfono) Pare... mire, escuche los trenes. Le dijeron a Otero, lo de los ruidos del patio. Que eran animales. Por eso me pasó el dato a mí.
Marisa: ¿Usted trabaja con Otero?
Tulio: No. Ya le dije que no soy municipal. Llámelo si quiere. Otero me conoce de chico.
Marisa: ¿Y cuánto me va a salir, esto?
Tulio: No es lo que piensa.
Marisa: ...
Tulio: Mire (saca una foto) Éste es Otero... y yo. ¿ve? En el barrio. Foto vieja.
Marisa: (terminante) No entiendo nada y sigue siendo un intruso en mi casa.
Tulio: ( intenta ser conciliador). Dele... No tenga miedo.
Marisa: (Piensa, duda, mira la puerta lateral del patio) Vamos a hacer una cosa... Quédese ahí donde está. (Busca dos bancos y va hacia la puerta. La abre y se sienta ahí) Yo me voy a sentar aquí. Usted agarra un banco y se va a sentar en el medio del patio.
Tulio: Pero mire que...
Marisa: Deme tranquilidad... por favor.
Tulio: (se acerca) Bué. Pero es una exageración. (se sienta y la mira)
Marisa: Un poco más allá. (el hombre se corre hacia el medio del patio y queda en silencio otra vez). ¿Y?... Estoy esperando.
Tulio: No, es que me quedé enganchado con... Otero me dijo que no iba a haber lío. Por eso... Claro. Es algo medio raro, ¿no? viene un tipo y le habla de tortugas...
Marisa: (mira el reloj) Le doy 3 minutos. Después lo dejo encerrado y vuelvo con la policía.
Tulio: Exagera...
Marisa: No. (pausa) Empiece.
Tulio: (se prepara) Tortugas. De ciudad. (la mujer lo mira como si escuchase un delirante). Muy antiguas. De la colonia ¿vió?. Cubrían la costa del Río de la Plata. Omnívoras.
Marisa: ¿Perdón?
Tulio: Que comían de todo. (sigue). Imagínese la barranca del río, y... las hidromedusas. Cientos de tortugas que vivían en el barro. Lo que cachaban, lo comían. Muy voraces.
Marisa: Ajá...
Tulio: Ahora... No cualquiera tenía un pozo en esa época... (categórico). Agua potable: lujo. Más aljibes tenía el dueño de casa, más importante era. Y...¿Cómo tenían agua limpia, si no había agua corriente? (pausa larga esperando la respuesta de la mujer).
Marisa: Bueno... ¿Cómo?
Tulio: Tortugas. Las metían en el aljibe y se comían... todo. Ratas, sapos, renacuajos. Lo que caía desde arriba:... ¡Pluc!, la tortuga.
Marisa: (incrédula, mira la rejilla)
Tulio: Hidromedusa Tectífera. Tortuga cabeza de víbora.
Marisa: (Silencio tenso. Lo mira entre incrédula e interesada)...
Tulio: Difícil de creer...
Marisa: (se levanta) Muy... interesante. (va hacia la puerta y la abre y le hace un gesto como para que se vaya).
Tulio: (intenta salvar su credulidad) ¡A veces se encuentran deyecciones!. ¿No vió caca, por casualidad?
Marisa: No.
Tulio: A usted se le cayó un anillo. ¿Alguna otra cosa?
Marisa: Una foto. Pero... nunca ví...
Tulio: ¿Una foto?. ¿La tiró?
Marisa: ¿Qué le importa?
Tulio: No, digo..., ¿la volvió a ver?
Marisa: No.
Tulio: Ni flotar.
Marisa: Ni agua. Sólo siento ruidos.
Tulio: Típico.
Marisa: Típico ¿qué?
Tulio: Habría que... quedarse escuchando. ¿Le da miedo el ruido?
Marisa: De noche sobretodo.
Tulio: Claro. Cuando comen, cuando están en celo.
Marisa: ¿Y la caca?
Tulio: (mira la rejilla) Esta no se levanta. ¿Pero usted vió?
Marisa: No...
Tulio: Porque no sería raro... como comen de todo... (abre los cerrojos del baúl)
Marisa: ¿Se piensa instalar...?
Tulio: Antes de bajar, claro.
Marisa: (Duda otra vez. Por fin cierra la puerta) Mire... si saca esos ruidos... no me importa nada de nada. Ni usted, ni el tal Otero...
Tulio: Ni Varela...
Marisa: (Tocada. Pausa) Ni siquiera Varela. (Tulio se tira al piso y mira a través de la rejilla. Marisa habla para sí) Y no me dijo nada... el muy hijo de puta...
Tulio: (mirando hacia abajo) Habría que colgarse... sin andamio... Se puede desmoronar... El lío va a ser levantar la tapa. Liverpool Steel. No hay joda. Son pesadas en serio...
Marisa: Nada de nada...
Tulio: Un aparejo. Cuerda... tengo. No sé si tan larga.
Marisa: ¿Cómo sabe que no son sapos?
Tulio: Sapo cancionero. Los Chalcha. Acá no hay de esos bichos. Además... otro canto.
Marisa: (reaccionando) ¡Qué se yo si es un canto, lo que escucho todas las noches!... Bueno, no todas las noches. Cuando estoy sola, no.
Tulio: Dicen que cantan. Yo porque soy medio fanático... pero en realidad... nadie escuchó a una tortuga haciendo ruido. Pero ¿quién asegura que no puedan?..., ¿me capta?
Marisa: ¿Y si no son tortugas?
Tulio: Proponga... Sapos no.
Marisa: A mí me dieron la casa así.
Tulio: ¿El que llamó recién?
Marisa: (harta) ¿Qué le importa?
Tulio: Perdón pero usted preguntó... Yo sólo...
Marisa: Está bien. No hay problema. Lo podría...(se detiene) No. No lo puedo llamar.
Tulio: Laburando...
Marisa: ...Sí... ¿Así que... de la colonia, las tortugas?
Tulio: O antes. Pero yo digo... ¿sabe el desastre que armamos si encontramos la tortuga? "Antropólogo argentino, descubre ancestral tortuga en aljibe urbano"... ¿Qué tal?, ¿Suena, no?
Marisa: (interesada) ¿Antropólogo?
Tulio: Sí.
Marisa: (sonríe con mayor distensión. Hace como que lee en los titulares de un diario) "Hidro... no se cuánto... en pozo de la casa de una mujer...
Tulio: ...desesperada..."
Marisa: ¿Desesperada?... (sombría) ¿Usted me ve desesperada?
Tulio: Digo... Preocupada, sino... Entra perfecto.
Marisa: ¿Tengo cara...?
Tulio: Tensa..., digamos.
Marisa: (se toca la cara con melancolía) ¿De vieja?
Tulio: Tensa, nerviosa... No dije vieja.
Marisa: Mi hermana, tiene (piensa)... es como que... la vida se la llevó puesta ¿no?. El gesto se le vino... (busca) duro..., corto. Envejeció. Más temprano, creo...
Tulio: Ley de la vida. Mire, sin ser... maestrito. Los Ngola Mbo...
Marisa: ¿Lo qué?
Tulio: Claro. Africa media. El Zaire ( muestra el collar).
Marisa: ¡África!... Lejos.
Tulio: Una tribu. Los Ngola Mbo. Gente básica. Ellos miran el sol... se mojan con la lluvia... ¿me capta?. A los varones, se les arrugan las rodillas. A ellas, se les caen las tetas. Pero las caras... esas caras... otra historia... otra vida...
Marisa: Y ellos le dieron el collar...
Tulio: (orgulloso) No cualquiera.
Marisa: Pero... ¿En serio podemos llegar a salir en los diarios?
Tulio: Estaba jodiendo.
Marisa: ¿Para qué hace esto?
Tulio: Me cagaron una beca. Diga que Otero es un gaucho. Me pasa todos los datos que puede. Un hermano, mire. El auto, el tanque de buceo, las estampillas del abuelo... Ya no sabía qué vender. ¿Tiene idea de dónde queda El Zaire?... Un ejemplo... ¿Viajó afuera alguna vez?
Marisa: Sí.
Tulio: ¿Dónde?
Marisa: (piensa, pronuncia con dificultad) Francia... Asterdan... España...
Tulio: ¡Ah, bueno! Yo doy lástima, entonces...
Marisa: No....si me quedaba en el hotel.
Tulio: Como sea... a ver si se acuerda...,¿cómo huelen las calles de afuera?
Marisa: No... yo... hotel, auto, aeropuerto, avión, hotel otra vez...
Tulio: Pero... ¿nada...?
Marisa: Bueno, sí... Shopping.
Tulio: No le hace. Afuera, todo huele... eh... ¿cómo es su nombre?
Marisa: Marisa Pérez, un gusto (tiende la mano).
Tulio: Tulio Tomatti, antropólogo. Decía... todo huele especial, pero... nada que se diga... ¡Uy, qué baranda!. En cambio, Zaire... los Ngola Mbo...
Marisa: Me imagino.
Tulio: No. No se imagina. Seis meses (se toca el collar). Seis meses. Sin jabón. Sin... espejo. Me veía la cara cada tres o cuatro semanas. Diarrea, fiebre, bichos... Mil ciento sesenta y ocho páginas. Mil ciento sesenta y ocho... Casi no puedo volver. (pausa larga) La beca... (se ríe) ¿Sabe dónde vive Dios?... En un dedo. Se disca un teléfono, no cualquier teléfono. Uno posta. Después otro... un nombre en una lista que nunca es el de uno... y listo. La beca para Fulano de Tal, y la carpeta de Tulio... mil ciento sesenta y ocho páginas de a una por el... (hace gesto de "por el culo". Silencio largo. Sube el sonido del agua tipo arroyo). No sé por qué uno vuelve a intentar.
Marisa: ¿Usted es un intelectual?
Tulio: (se ríe) Ni lo quiero ser.
Marisa: Porque Varela dice que son una mierda, con perdón de la palabra.
Tulio: Personaje, Varela. ¿Usted me ve como una mierda?
Marisa: (se ríe nerviosamente) No, no... Yo digo por cómo habla. Nunca charlé con un intelectual.
Tulio: Qué peligro. Si Varela me confunde con uno... me tira al pozo con las tortugas. (se ríen. Pasa un rato) ¿Su... pareja?
Marisa: (eludiendo) El dueño de casa.
Tulio: (la mira en silencio) Claro.
Marisa: ¿Sabe hablar como los de la tribu?
Tulio: Jó... lo que me costó... A ver. (piensa) Butan pite.
Marisa: ¡Qué!.
Tulio: Butan pite: tortuga marrón.
Marisa: Otra.
Tulio: Zoama Ulu: Buenas noches... Keenguasi tió: gracias.
Marisa: Entonces diga: "Gracias tortuga, buenas noches"
Tulio: (arma de memoria) Keenguasi tió butan pite, zoama ulu.
Marisa: (fascinada) Qué lindo. Parece...
Tulio: Música. (aumenta el ruido de arroyo.)
Marisa: Nunca fue a África. Varela. Podría haber ido... Yo igual no me movería del hotel. Europa, muy vieja. Hubiese sido lindo.
Tulio: Él no debe tener mucho que hacer en un lugar así.
Marisa: (casi evasiva) ¿Un tecito?
Tulio: Pero de agua fresquita del aljibe.
Marisa: (se ríe) Salga. Un asco. Llena de tortugas.
Tulio: Noble quelonio. Virreyes tomaron ese agua.
Marisa: ¿Noble...?
Tulio: Quelonio. Anfibio. Nosotros somos Mamalia Primate
Marisa: ¿De parte de madre?
Tulio: No importa.... (pausa) ¿Todavía tiene miedo?
Marisa: ( Escucha el sonido) Sí. Cuando... (pausa con temor de lo que está por decir) ... ¿Lo toma con azúcar?
Noche. El patio con luz nocturna. Los dos sentados en sillas más cómodas. Tulio abre el baúl, saca cosas en silencio. No abre la valijita. El sonido cambió. Es algo más áspero. No tan cantarín. Como algo agresivo.
Marisa: No pensará bajar de noche...
Tulio: Hay que esperar. Si hay ruido, es que están.
Marisa: La Colonia fue hace mucho, ¿no?
Tulio: Mucho.
Marisa: ¿Y estarán allí, todavía?
Tulio: Si están, se adaptaron.
Marisa: ¿Y si no están?
Tulio: Buenas noches pa´l cantor.
Marisa: ¿Cuánto se queda esperando?
Tulio: Lo que haga falta. (abre la valijita y saca un Ekeko. Lo para sobre la valijita. Sigue sacando cosas del baúl).
Marisa: (fascinada) Un Ekeko.
Tulio: (mira sorprendido el muñeco) Lo compré en Francia. ¿Lo conocía?
Marisa: Mi mamá tenía uno en casa. Le ponía un cigarrillo encendido en la boca y cuando se consumía ella decía que nos iba a traer plata. Pobre... ¿usted para qué lo usa?
Tulio: Imprescindible. Si no está, no puedo trabajar.
Marisa: Da suerte. ¿Le pone el cigarrillo?
Tulio: No.
Marisa: Son todos iguales ¿vió? Ese lo tiene un poco descolorido.
Tulio: Es el único que conozco. Está un poco viejo.
Marisa: Pero lindo igual. ¡En Francia...! Yo estuve, pero no vi Ekekos.
Tulio: Se lo compré a un boliviano. ¡Una situación...! Terminé con el muñequito en la mano. ¿Cómo es que se llama?
Marisa: Ekeko. Ya no se ven. No sé. La gente los tira o pasan de moda. Como esos animalitos de vidrio azul, que decían la humedad, ¿se acuerda?
Tulio: ¡Ah, sí!. En la casa de mi suegra, había uno.
Marisa: (pícara) Casado...
Tulio: (sombrío recuerda) El boliviano del ekeko, no paraba de darle al charango. Tiré la carta que estaba leyendo al Sena y lo encaré como para meterle el charango en el culo.
Marisa: Como la carpeta de la beca...
Tulio: Me vió venir loco y se tiró para atrás. Al toque, sacó el muñequito. Como que me desconcentró. Entonces, miré la carta, que ya se iba flotando por el río (pausa). Le puse cinco francos en la mano y agarré el muñeco. ¿Qué tenía que ver el hombre? (pausa) Pobrecita... No se la bancó más y me decía que se mandaba mudar.
Marisa: También usted... al África...
Tulio: (niega con la cabeza) Cuando mi hijo murió, yo me busqué lo de la beca. Ella se quedó. Cada cual...
Marisa: Sentido pésame...
Tulio: ¿Me alcanza la soga?
Marisa: (mientras lo ayuda) A usted el Ekeko, no le da suerte.
Tulio: (leve luz en su expresión) Pero sigue siendo imprescindible.
Termina de armar. Prepara sogas, ganchos, roldanas. Coloca medidores. Luego se sienta en uno de los sillones. El rumor del agua no cambia. Los gobierna por unos instantes.
Marisa: Hoy no creo que pase nada.
Tulio: ¿Por?
Marisa: Pálpito femenino.
Tulio: ¿Me voy?
Marisa: No. Quiero decir... Es una pena con todo lo que hizo... y en una de esas....
Tulio: Como quiera. Usted es la dueña de casa.
Marisa: (se sienta en el otro sillón) Las ganas...
Tulio: ¿Si se le canta, la...? (gesto de echar)
Marisa: (afirmativa) A Varela...(pausa) Usted: el Ekeko. Y yo: Varela. (resignada) Dos karmas.
Tulio: Pero yo no elegí.
Marisa: Usted se fue.
Tulio: Lo de mi hijo, digo.
Marisa: (categórica) Pero usted se fue...
Tulio: El de la foto que tiró, ¿era Varela?
Marisa: Yo y mi hemana. Para que Varela no la viera. No se llevaban, ¿vió?
Tulio: ¿Tanto miedo le tiene?
Marisa: (se ensombrece) Estábamos las dos abrazadas y se veía el frente de la casa de Quilmes. (pausa) Mi papá y él trabajan juntos. ¡Bah!, Varela es el patrón. Cuando la Tere cumplió treinta, mi papá lo trajo y se apareció con champán, sanguchitos de confiterías caras. Bacán. Y después entró a venir por su cuenta. Siempre con algo para la Tere. Al principo nos parecía bien, pero después, mi viejo empezó con que no le gustaba. Y, no lo voy a negar, un día discutieron fuerte. La Tere, que no es muy agraciada, pobrecita, ¿de dónde iba a sacar un tipo que la tratase así?... Se mandó mudar.
Tulio: Con Varela...
Marisa: (asiente con la cabeza) Mi papá, chispas. Pero como era su patrón...(pausa) Duraron juntos como dos años y algo. Mal. Mi hermana, mal. No la dejaba vernos, y estoy segura de que la fajaba. Un día se pudrió y lo mandó a la mierda. Olímpico.
Tulio: Me imagino su papá...
Marisa: (resignada) ¿Qué iba hacer? Hombre mayor... Encima lo tiene en negro...
Tulio: ¿Usted es la menor?
Marisa: (resignada) La del medio. La del sacrificio.
Tulio: La que aguanta los caprichos y las broncas.
Marisa: ¡Mire que es, usted...!, Se dio cuenta. ¿También es el del medio?
Tulio: No. Mi mamá. Se la pasaba puteando contra mis tías que peleaban constantemente. Y eso que eran viejas ya...
Marisa: Es que una se va acostumbrando y a la final, no le queda otra que ser... distinta. Tragar saliva y poner el cuerpo para que se termine. (pausa) O ¿qué cree que hago acá?. Mi hermana ya no daba más, y mi papá ( frena el llanto), tiene que trabajar...
Tulio: ¿Y no había otra... forma...?
Marisa: Ya me acostumbré. No le hace.
Tulio: (meditan) Cuando baje le busco el anillo. El metal no se lo comen.
Marisa: ¿Cómo es que son las tortugas?
Tulio: Omnívoras.
Marisa: ¿Y nosotros?
Tulio: Algo así.
Marisa: Claro. Nos tragamos cada sapo...
Tulio: (después de pausa larga) Me quedé impresionado, ¿sabe?...
Marisa: Varela en la Corporación, un dandy. Corbata, peinadito con gel. Acá es el grasa de siempre. Lo conozco muy bien, al guachito. Le huelo las colonias. Yo me doy cuenta dónde va. (pausa) ¡Qué me importa! Lo único... escuche bien, lo único que me interesa..., es que no lo eche a mi papá. El resto... Nada dura para siempre... ¿Mate?
Tulio: Amargo.
Marisa sale por la puerta trasera del patio y se enciende una de las ventanas. Tulio, saca del baúl un grabador y lo enciende. Volúmen más bien bajo. Es una melodía tribal muy percusiva. Vuelve Marisa con pava y mate. A partir de ahora, todo lo que diga Tulio, lo va a representar corporalmente..
Marisa: ¡Qué lindo eso!... ¿merengue?
Tulio: No. Ongama Mu. El brujo se pone en el centro con dos mujeres vírgenes. Pibitas. Levanta las manos y empieza a gritar: "Cla, cla, cla, cla, cla....". Entonces, los espíritus se meten en los cuerpos de los guerreros. Y tiemblan.... que es cuando se les meten... Las vírgenes van a ser devoradas por el señor de los leones, el Tungara Tú,... y los guerreros, llenos del espíritu, ponen el cuerpo en lugar de las vírgenes...
Marisa: Y se los comen a ellos...
Tulio: No, porque el Tungara Tú, respeta a los espíritus.
Marisa: ¿Y si el espíritu no les entra...?
Tulio: Se las come... Es una danza... Puro grupo... ¿Escucha?... Lindo.
Marisa: (se para) Dele. Yo soy la virgen.
Tulio: Santa Marisa. (Se ríen. Sube el volúmen. Danza a su alrededor)
Por momentos se rozan. Tulio se frena. Se miran como descubriéndose en una dimensión diferente a la que viven diariamente.
El ruido del agua crece y se comienzan a mezclar los sonidos, murmullos y crujidos, como al principio. Suena el teléfono. Todo al mismo tiempo.
Tulio: Ahora parece que sí (apoya la cabeza sobre la rejilla para escuchar mejor. Queda sonando el grabador).
Marisa: (atiende el teléfono) Hola. (desilusionada) Sí, qué tal.(escucha) Es la rejilla. (escucha) Todavía está acá. (escucha) ¡Pero qué te pensás, que es, ¿levantar la tapa y listo?! (escucha) ¿Qué música?... es un grabador.. (escucha)...
Tulio: Crece. ¿escucha? (baja el volúmen del grabador)
Marisa: (a Tulio) ¡Sí!. (al teléfono) No, a Tulio. (escucha) ¡Tulio, Tulio!. Se llama Tulio el señor que mandaste. Bueno, que Otero mandó. (escucha) Ya se va a ir... ya se va a ir... (escucha) No sé... ¿qué importa?... ¿Y eso qué tiene que ver?... La cuestión es que arregle (escucha), ¿La música?... ¡Varela!, ¡Varela! (Varela no escucha lo que le trata de decir) ¡No me rompas las pelotas!, ¡Si te digo que...! (escucha) ¡Hola.... hola!
Tulio: (escuchando el ruido) Más fuerte y se queda ahí...
Marisa: Cortó el pelotudo... ¿Qué mierda le importa la música?, ¿Qué carajo se mete en mi vida?
Tulio: ¡Listo!. Voy a bajar.
Marisa: ¿Y si se viene? Porque este es medio así... ¡Se va a venir el hijo de puta!, Va ver...
Tulio: (Apaga el grabador. Arma aparejos. Coloca una estructura sobre la rejilla para levantarla) Mire (le toma la mano a ella y se la coloca sobre su corazón) ¿Siente? ¡Cómo loco!, ¿no?
Marisa: A mí me empieza el miedo, ¿ve?. No se puede estar tranquila... Este se larga para acá...
Tulio: No haga caso. Cuando vea lo que estamos haciendo se va a poner chocho.
Marisa: Usted no lo conoce. El diablo.
Tulio: Dele. Deme una mano.
Comienzan a hacer fuerza y el ruido sube a medida que ellos emiten sonidos de esfuerzo.

Parte 2
Tubo de luz desde arriba. Todo el resto es ocuridad profunda. Humedad, niebla vaporosa. Baja una escalera y recién después, desciende Tulio ataviado con casco, arnés, distintas luces ineficaces prendidas al cuerpo y una linterna. Está en un túnel de adobe y piedras. Apenas cabe una persona parada. El piso tiene barro y restos de cacharros. Algo de agua. El olor es terrible. Tose.. Cuida por donde pisa. El ruido persiste.
Marisa: (desde arriba. No se la ve) ¿Llegó?, ¿Qué se ve?, ¿Agua?
Tulio: SSssshhhhh!!!
Marisa: ¿Qué se ve?
. La linterna no tiene alcance. Tantea con las manos y nota que no hay paredes. Que el aljibe terminó allí. Avanza con mucha cautela hacia un lado.
Marisa: ¡Tulio!, ¿Me oye?
Tulio: (no ve bien) ¡Ssssshhhh. Que se van!
Duda bajo el tubo de luz. Avanza y retrocede con cautela. Hay un bulto, más lejos. Oscuro, de trama rugosa, grande. Se mueve. Va levantando la linterna hasta que termina el bulto y ve una cara muy sucia. Se asustan ambos.
Manuel: ¡¡Baje la lumbre, carancho!!
Tulio: (No ve bien. Grita asustado) ¿Quién...?
Manuel: ¡Bajelá, le digo!. (pausa) ¡Quédese que yo me acerco!
Manuel se arrastra hacia él. Es difícil verle con detalle la cara. Quedan casi nada iluminados por las pequeñas luces inútiles que usa Tulio enganchadas en el mameluco. Se agacha para escucharlo y lo repulsa el olor. Se aleja algo.
Manuel habla volviendo la cabeza como tratando de que no lo descubran.
Manuel: Quemaron todo. Yo escuchaba mientras hablaban... ¿Usted de dónde llega?
Tulio: (tratando de entender) Del patio... De arriba.
Manuel: ¿Tá jodido ahí?
Tulio: ¿De qué?
Manuel: Digo. Si quemaron algo.
Tulio:...
Manuel: Cuando oí las primeras detonaciones, dejé todo y bajé.
Tulio: ¿Qué detonaciones?
Manuel: ¿Hay revolución, no?
Tulio: ¿Otra vez?
Manuel: Míreme. Lleno de barro. Diga que acá corre aire.
Tulio: Por el aljibe.
Manuel: ¿A dónde da?
Tulio: A un patio.
Manuel: ¿El de Zapiola?
Tulio: ...Varela.
Manuel: ¿Roja o azul?
Tulio:...
Manuel: La casaca...
Tulio: ¡Ah!... No lo conozco.
Manuel: Debe andar por otro túnel. Seguro que sabían.
Tulio: ¿Quiénes?
Manuel: Y si no me dice el color de la casaca de Varela, ¿cómo quiere que sepa? (Tulio orienta la linterna, hacia donde mira constantemente Manuel) ¡Que baje la lumbre, le dije!. Atienda... Me manqué un garrón. Vaya por la pared y dígame si viene alguien. (Tulio avanza sin entender. Alumbra el piso) ¡Apúrese!
Tulio: Voy despacio, por si hay alguna tortuga...
Manuel: Ya no vienen más las tortugas. Vaya y mire.
Tulio: (contento) Entonces había.
Manuel: ¡Apure, carancho que hay que aprovechar la noche! (Tulio avanza despacio un tramo. Ilumina un poco hacia el final) ¡¡Baje la lumbre!! ¿Es sordo? ¿Qué quiere, que nos encalabocen? (Espera. Tulio vuelve). ¿Y?
Tulio: No se ve nada. ¿Qué pasó con el aljibe?, ¿Y las tortugas?
Manuel: Me las comí.
Tulio: (azorado) ¿Se las comió?
Manuel: ¿Sabe cuánto hace que estoy escondido aquí? No paran. Noche por medio. Sienta (escuchan los ruidos ambientales). Hay movimiento. Resisten.
Tulio: Situación de stress... (Mira distintos sectores del piso)
Manuel: ¿Qué busca?
Tulio: Caparazones.
Manuel: Son duros pero alimentan. ¿Nunca comió?. Usted debe ser del campo.
Tulio: ¿Se los comió también?, ¿Cómo eran?
Manuel: ¿Qué cosa?... ¿las tortugas? (piensa). Tortugas. Como cualquiera.
Tulio: Pero estas... (saca una foto de un bolsillo del mameluco, toda arrugada y plegada) ¿Así?
Manuel: Lindo trazo. Lo felicito.
Tulio: ¿Así eran?
Manuel: (Mira la foto) ¿Cuál es la cabeza?
Tulio: No se ve. Está de cola. El caparazón... ¿ve?.
Manuel: ¿Y la dibujó de atrás? (se ríe) ¡Qué chambón!... No, no sé. (sigue mirando hacia el fondo del túnel).
Tulio: ¿De dónde viene el ruido de agua?
Manuel: De allá o de allá.
Tulio: ¿Y el fondo del aljibe?
Manuel: Acá hay solamente túneles que se conectan. Van del río a la Plaza. Se puede salir por alguna iglesia, también. Pero... (secreto) no se lo aconsejo.
Tulio: Puede ser que queden todavía...
Manuel: ¡Qué se yo!, En medio de esto, usted se preocupa por las tortugas. Ya le dije. Las que estaban aquí, me las comí.
Tulio, nota que con Manuel, no progresa su búsqueda. Se pone de pié y comienza a caminar hacia la oscuridad.
Manuel: ¡Pare, pare! (se arrastra y le toma la pierna) ¡Lo van a ver!.
Tulio: ¡Loco de mierda!, ¡Suelte!
Manuel: ¡No sea pelotudo, carajo! (Tulio se cae. Manuel lo encima y le tapa la boca ) ¡Shhhhh!. Aquí la vida no vale nada. Cualquier cosa que se mueva, la degüellan. Nadie escapa... Nadie.
Tulio: (libera su boca) Tengo que ir... Tengo que buscarlas...
Manuel: Usted no entiende nada... ¡Acá ronda la muerte!... Acá no se elige. Se escuende o lo fusilan.
Tulio: ¡Ayúdeme...! Tengo que encontrarlas... ¡ayúdeme...! Necesito la beca. Se lo pido por mi hijo (llora).
Manuel lo mira un rato largo y se sienta liberándolo. Tulio corre hacia la oscuridad perdiéndose en ella. Manuel queda solo, mal iluminado.
Manuel: ¡Amalaya con el paisano! (a Tulio que se fue) iUsted no conoce los túneles!. ¡Mire que armaron un polvorín!. (Mira a los costados por temor a que lo escuchen. Pausa). Yo estoy bien aquí... Yo estoy bien... No me van a ver...
Se arrastra hasta el otro lado de la luz del aljibe. Suena un timbre en el patio. Manuel se detiene mirando hacia arriba de vez en cuando. Ruido de puerta que se abre y se cierra. Se escucha una discusión entre Marisa y Varela, que se confunde con el ruido ambiental.
Manuel: (Asustado) Ya están aquí... ¡Ya están...! Si baja alguno, lo mato...
Sube el ruido de fondo. Sube el tono de la discusión. Ruido de cosas que se caen, que se arrojan. Cachetazos, ayes, insultos. En el cenit del alboroto, se escucha un disparo y un grito de Marisa. Manuel se cuelga de la escalera mirando hacia arriba, aterrado. El ruido ambiental va bajando paulatinamente hasta quedar el sonido de agua de arroyo serrano.
Manuel: Pobrecita... No hizo a tiempo...
Manuel sale temeroso del tubo de luz y se arrastra, hasta confundirse con la oscuridad.
Tulio: (llega corriendo. Le habla a Manuel que ya no está) ¿Qué fue eso?... ¿Dónde está?
Lo busca con la linterna infructuosamente. La escalera que se agita. Tulio amaga ponerse debajo de ella, pero opta por esconderse en la oscuridad. Poco a poco por la escalera desciende Marisa. Tiene manchas de sangre en la ropa.
Marisa: (llorando) Tulio... Tulio... Ya se fue (cae de rodillas bajo el tubo de luz).
Tulio: (se acerca despacio y mira hacia arriba para ver si hay alguien más. La abraza) ¡Tiene sangre!
Marisa: (llorando) ¡Me pegó, el muy hijo de puta. Me pegó. Creía que yo estaba con un hombre. Revoleó una mesa y destrozó cosas!. ¡Tenía un arma en el cinto!. La sacó y tiró... Me hice la muerta para que se asuste y salió corriendo.
Tulio: ¡Hijo de puta... Déjeme subir!. (Sube por la escalera y mira. Luego baja). No hay nadie. Suba.
Marisa va subiendo. Tulio se cerciora una vez más de la ausencia de Manuel. Mira las paredes y el piso y mientras sube.

Parte 3
Patio de la casa. Los aparejos están desarmados. La rejilla puesta. Sentados en el piso. Marisa tiene un pañuelo con el que se limpia la sangre. No se escuha más el agua correr.
Tulio: ¿Qué va a hacer, ahora?
Marisa: No sé... todo de golpe... Usted con las tortugas y depués Varela... Mire cómo estoy. Estropeada. ¿A usted le parece?. ¿Qué quiere ese hijo de puta?, ¿Qué quiere?. ¿Más todavía? ¡Tomá!. Ahora que se cague. ¡Él, mi papá y la puta que los parió! (pausa)
Tulio mira la rejilla, sensiblemente mal.
Marisa: ¿Las tortugas?
Tulio: Nada.
Marisa: (convencida) Porque son sapos.
Tulio: (tarda) Hay un túnel, ahí abajo.
Marisa: ¿Un túnel?
Tulio: Viejo... lleno de barro...y... (se detiene buscando certidumbre)
Marisa: Pero, ¿buscó bien?
Tulio: No hay más tortugas. No hay más nada... No hay... nada.
Marisa: Yo..., la verdad... Me da pena. Se vino hasta acá... (Tulio la mira un instante y finalmente, decide preparar todo para irse). ¿Qué hace?
Tulio: Me voy.
Marisa: ¿Y la beca?.
Tulio: (piensa) No sé... Voy a ver. (pausa) ¿Por qué uno lo vuelve a intentar...?
Marisa: ¡Como ese hijo de puta de Varela!. ¡Es el diablo!
Tulio: Váyase ahora... Si vuelve, no la encuentra...
Marisa: Descuíde. Yo ya me voy a componer. Esto no es El Zaire. (Se dan un pequeño abrazo, pero sentido)
Tulio sale, deja la puerta abierta. Marisa se alisa la ropa. Arregla un poco su cabello. Ordena algo del piso. Suspira. Disca un teléfono.
Marisa: (habla extenuada) Varela... soy yo. No llorés. No llorés, no me hiciste nada. La nariz, nada más. (escucha) Pero... no es así la cosa. Así no anda... No podés venir a cagarme a trompadas y a tiros por cualquier boludez... ¡No llames a mi viejo!, ¡Ni se te ocurra!. Ya está. Ya está. (escucha) No vengas. No hace falta. Siempre cicatriza sola...
Sigue hablando. Se va yendo para el interior de la casa. Cierra la puerta del patio que da hacia afuera. El ekeko quedó olvidado y es muy visible.. Luz nocturna. El ruido de agua crece. Gobierna el ambiente -
LENTO APAGÓN FINAL.
Contacto Autor: cristiankramer@yahoo.es
Derechos reservados.